Chávez se impone como nuevo líder de la izquierda latinoamericana

  • La celebración la semana pasada de la cumbre bolivariana ALBA en La Habana fue una puesta en escena en la que Hugo Chávez se mostró como el relevo de Fidel Castro en el liderazgo de la izquierda latinoamericana. Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia forman el eje central contra lo que consideran el "imperio" capitalista de Estados Unidos.
Fidel Castro y Hugo Chávez retratados en un muro de Caracas (Venezuela)
Fidel Castro y Hugo Chávez retratados en un muro de Caracas (Venezuela)
Jorge Silva | Reuters
Nick Miroff | Global Post para lainformacion.com
Nick Miroff | Global Post para lainformacion.com

(La Habana, Cuba). La conferencia socialista ALBA de la semana pasada tiene sus orígenes en dos acontecimientos acaecidos en las mismas fechas, hace exactamente 15 años, a ambos lados del estrecho de Florida.

El primero se produjo en Miami. En diciembre de 1994, se reunieron allí los líderes de 34 países latinoamericanos para participar en la Cumbre de las Américas. El comunismo europeo había muerto hacía unos años y las barreras comerciales desaparecían en todo el mundo. Ansiosos por acelerar este proceso en la región, los norteamericanos presentaron un programa para crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Cuba era el único país ausente en la reunión. Fidel Castro se había quedado en La Habana. Unos días después, el líder cubano recibía la visita de un ex soldado del ejército venezolano que acababa de salir de la cárcel tras un intento fallido de golpe de Estado contra su propio gobierno. Su nombre era Hugo Chávez.

Quince años después, el ALCA está estancado y su programa a favor de los empresarios se ha visto afectado por las protestas callejeras y los repetidos fracasos para llegar a un consenso en temas comerciales cruciales. Lo que parecía inevitable en 1994, la llegada del libre comercio, resulta ahora algo políticamente remoto debido a la irrupción de una serie de líderes de izquierdas, que han llegado al poder advirtiendo de los peligros del neoliberalismo.

"Hemos enterrado el ALCA", afirmaba Chávez en la conmemoración de su décimo aniversario como presidente de Venezuela, el lunes de la semana pasada.De hecho, la alianza que realmente gana fuerza hoy en América Latina es el grupo socialista ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América), que Chávez y Castro crearon como alternativa al ALCA. Además de las connotaciones del acrónimo (ALBA), la alianza incluye la referencia al continente, tomada de un discurso de José Martí, el líder de la independencia cubana. Así no hay confusión sobre dónde se dibuja la frontera entre el norte y el sur de América.

La cumbre de La Habana se hizo coincidir con el quinto aniversario de ALBA, pero también conmemoraba los dos acontecimientos de hace quince años en Miami y la capital cubana. Más allá de las promesas de cooperación y la estridente retórica anti-norteamericana, fue una ocasión cargada de simbolismo. Sentados un estrado ante un enorme auditorio de jóvenes latinoamericanos, entre ellos muchos estudiantes de naciones de ALBA que han recibido becas del gobierno cubano, se encontraba toda la izquierda regional y sus más de seis décadas de política revolucionaria.

Allí estaban Raúl Castro, el nicaragüense Daniel Ortega y el presidente boliviano y líder indígena Evo Morales. Fidel Castro no estaba allí en persona. No ha aparecido en público desde el 2006. Pero "el comandante en jefe" era una presencia dominante en la sala, recordado en cada discurso. Los líderes de ALBA indicaron que se habían reunido con Castro en privado y le que vieron con buena salud.

Chávez, durante su discurso, leyó una carta del hombre al que llama su "padre político": "Tú, al igual que yo, compartes los conceptos que evolucionaron durante milenios, pero que tienen mucho en común con la historia antigua y reciente, en el sentido que la división de la sociedad entre amos y esclavos, explotadores y explotados, opresores y oprimidos, siempre ha sido desagradable y odiosa", escribió Castro. "En nuestra época, es la fuente de la más profunda vergüenza y la principal causa del sufrimiento humano y la infelicidad".

La carta de Castro incluía varias indirectas contra Obama, en las que decía que su "sonrisa amistosa y su cara de afroamericano" era un disfraz de las ambiciones imperialistas de EEUU en la región. Pese a que Castro inicialmente felicitó al presidente de EE UU por el premio Nobel de la Paz, el líder cubano dijo que la decisión de Obama de aceptar el galardón después de enviar más tropas a Afganistán era un "acto de cinismo".

Sin embargo, el simbolismo más importante de la cumbre ALBA fue el papel del propio Chávez. El presidente venezolano se sentó en el centro, al lado de Raúl Castro. Dio el discurso más largo y detalló historias de sus primeros encuentros con Fidel Castro en diciembre de 1994, bromeando que fue "intimidante". "Gracias, mi comandante por aceptarme como su hijo", declaró el mandatario.

Desde que Chávez resultó electo en 1998, el comercio entre Cuba y Venezuela ha pasado de 30 millones a 7.000 millones de dólares en el 2008, según la prensa estatal cubana. El protegido de Castro se ha convertido en el estandarte y ALBA ha servido para formalizar sus esfuerzos y expandir el socialismo en América Latina.

Fruto de las ideas de unificación panamericana de José Martí y Simón Bolívar, el pacto ALBA nació en el 2004 con Cuba y Venezuela como los dos únicos miembros. Desde entonces, y tras la victoria electoral de líderes de izquierdas en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, la alianza ya cuenta con nueve socios. Honduras, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y Granadinas también se han integrado, mientras que Haití, Uruguay e Irán tienen el estatus de observadores.

ALBA, financiada por las rentables exportaciones petroleras de Venezuela, también promueve la cooperación en temas sociales, de salud y medio ambiente. La alianza adoptó una posición común sobre el cambio climático en preparación para Copenhague y anunció una nueva campaña regional para mejorar la salud de las personas discapacitadas.

A nivel político, ALBA se ha convertido en una especie de prueba de fuego para los líderes latinoamericanos, una forma de ver hasta qué punto están dispuestos a apoyar a Chávez y a alejarse de Washington.Con estados miembros como Venezuela y Bolivia expandiendo sus lazos con Irán, un país designado como "observador ALBA" y el único no latinoamericano afiliado al grupo, Estados Unidos no quita el ojo a esta alianza. Los líderes que se reunieron hace una semana en La Habana en la cumbre ALBA se mostraron enfurecidos ante la reciente advertencia de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que les instó a "pensárselo dos veces" antes de establecer relaciones diplomáticas con Irán.

"¡Bolivia se relacionará con todo el mundo; con Irán, con Venezuela, con Cuba!", replicó Evo Morales, animado por su reelección como presidente de Venezuela a principios de este mes."Si los EE UU quiere mantener unas buenas relaciones diplomáticas, tienen que abandonar su actitud condescendente y paternalista. Esos días ya pasaron. ¡No permitiremos que nadie nos diga con quién debemos relacionarnos!"

Durante toda la cumbre de ALBA, los líderes allí reunidos hablaron de los planes de Estados Unidos de utilizar las bases militares colombianas para extender operaciones anti narcóticos como una conspiración imperialista y siniestra, que mereció declaraciones especialmente hostiles de Morales: "Si el imperio continúa con sus agresiones militares, estoy seguro de que Latinoamérica será un segundo Vietnam para Estados Unidos", predijo. "Nos defenderemos y derrotaremos a los gringos... igual que se hizo en Vietnam."

El próximo encuentro del ALBA será en abril en Caracas (Venezuela).

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