El atentado de Domodedovo impulsa nuevas medidas de seguridad en los aeropuertos

  • Ya nos hemos hecho a la idea de que para coger un avión antes hay que poner en una bandeja de plástico: los zapatos, el cinturón, el reloj, monedas, llaves y el móvil, y si llevas ordenador portátil no olvides sacarlo de su bolsa. Pero no nos habíamos planteado ser registrados cuando vamos a recoger a un amigo al aeropuerto. El atentado Domodedovo impulsa nuevas medidas de control en las terminales de llegada de los aeropuertos.
El atentado Domodedovo impulse nuevas medidas de control en las terminales de llegada de los aeropuertos.
El atentado Domodedovo impulse nuevas medidas de control en las terminales de llegada de los aeropuertos.
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Miriam Elder, Nueva York (EEUU) | GlobalPost

La mayor parte de nosotros lo ha hecho una docena de veces: acudir a la sala de llegadas del aeropuerto con un ramo de flores o con una sonrisa y esperar a que la persona querida baje del avión.

Esa era la escena que se vivía el lunes 24 de enero en el aeropuerto Domodedovo de Moscú hasta que un terrorista suicida se mezcló con la muchedumbre e hizo estallar su carga explosiva. Murieron 35 personas y más de 100 resultaron heridas.

Pero la onda expansiva del atentado se ha extendido además al resto del mundo en forma de pregunta: ¿Podremos ser nosotros los próximos?

Al igual que la mayor parte de los principales aeropuertos del mundo, Domodedovo no hace registros de seguridad a las personas que quieren acceder a su sala de llegadas internacionales.

"Nos sentimos muy mal por lo que ha ocurrido en Moscú, porque eso podría haber pasado fácilmente aquí", ha declarado a la agencia Associated Press el almirante James Winnefeld, comandante del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD, por sus siglas en inglés).

Tras el atentado, el presidente ruso Dmitry Medvédev arremetió contra los responsables del aeropuerto moscovita, el mayor del país y el único operado por una empresa privada. Dos días después destituyó al responsable regional de Transporte del Ministerio de Interior. "Quienes no hicieron su trabajo adecuadamente deben de ser castigados", dijo Medvédev, quien añadió que todos los responsables de organizar la seguridad tienen que entrar en razón.

Los expertos en seguridad coinciden sin embargo en señalar que la seguridad en los aeropuertos tiene sus límites. ¿Quién se habría imaginado, por ejemplo, que los terroristas intentarían esconder bombas en los zapatos hasta que Richard Reid lo hizo e intentó hacer estallar un avión de American Airlines en 2001? Casi una década después, los pasajeros de todo el mundo se acuerdan de ello cada vez que les mandan quitarse el calzado en un control de seguridad.

"Lo mas importante en la seguridad aeroportuaria es contar con datos de inteligencia fiables sobre la naturaleza de la amenaza", asegura Richard Bloom, director de estudios sobre terrorismo, inteligencia y seguridad en la Embry-Riddle Aeronautical University.

¿Deberían de cambiar sus procedimientos los aeropuertos a la vista del atentado en Moscú?

"La naturaleza y la probabilidad de amenaza deben empujar las decisiones sobre qué tipo de programa de seguridad y con qué diferentes niveles de seguridad, algunos visibles y otros no, se debe aplicar", apunta Bloom. "EEUU debe de hacer más para protegerse de la amenaza de un terrorista suicida en una zona no controlada del aeropuerto sólo si hay datos de inteligencia significativos que lo aconsejen".

Fuentes de los servicios de seguridad han indicado a los medios rusos que antes del atentado se había recibido información sobre la presencia en Moscú de un grupo suicida que planeaba atacar un aeropuerto. Las autoridades no emitieron ninguna alerta pública, y la información tan sólo fue filtrada a la prensa después del atentado.

Después del atentado, Vladimir Vasiliyev, jefe del comité de seguridad del parlamento ruso, pidió al gobierno que se adopte un sistema de códigos de alerta con colores, similar al que se utiliza en EEUU (un sistema que irónicamente los estadounidenses dejarán de aplicar a partir de abril, según informó AP).

"Estaban planeando un ataque terrorista en Moscú desde noviembre", decía la semana pasada el diario sensacionalista ruso de amplia difusión Moskovsky Komsomolets, citando fuentes anónimas de las fuerzas de seguridad. La célula de terroristas había planeado inicialmente llevar a cabo su acción en Nochevieja, pero tuvieron que aplazarlo porque un chaleco con explosivos estalló en su apartamento.

Pese a que se sabía que había una amenaza, Medvédev ha optado por continuar echando la culpa a los responsables del aeropuerto Domodedovo en lugar de responsabilizar a las fuerzas de seguridad o los servicios de inteligencia de Rusia. Tampoco ha hecho ninguna declaración sobre la necesidad de comunicar posibles amenazas terroristas a la población.

Domodedovo aumentó sus medidas de seguridad en 2004, cuando dos terroristas suicidas chechenas se subieron a bordo de dos aviones que se dirigían a las ciudades de Sochi y Volgograd e hicieron estallar su carga explosiva a mitad de vuelo, matando a 89 personas. La investigación posterior descubrió que las dos mujeres habían logrado subir a los aviones pagando sobornos.

"Las autoridades tienen que atajar la corrupción y aplicar la ley efectivamente; que los policías se centren en prevenir delitos en lugar de dedicarse a cobrar sobornos", sostiene Simon Saradzhyan, investigador del Belfer Center de la Universidad de Harvard. También cree que las autoridades deben de reenfocar el objetivo de la unidad antiterrorista de la policía, "que fue reformada para centrarse en el 'extremismo' y que ahora se dedica a vigilar a la oposición radical, que en su mayoría no es violenta", en lugar de estar atentos a potenciales amenazas terroristas.

El miércoles pasado la página web sensacionalista Life.ru difundió un vídeo que muestra el aumento de las medidas de seguridad en Domodedovo tras el atentado y que intenta demostrar que las largas colas de pasajeros que se forman para pasar por los detectores de metales provocan un cuello de botella que también puede ser vulnerable a ataques terroristas.

Una redactora de Life.ru se puso debajo de un abrigo de pieles un chaleco similar a los que llevan los suicidas e intentó pasar por uno de los detectores de metales. Cansada de esperar en la cola, acabó pasando directamente entre los dos detectores y accediendo al aeropuerto sin que ningún policía le dijese nada.

Por lo que se ve, en Rusia el problema va mucho más allá de si se instalan uno o dos detectores de metales.

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