El fantasma de Gadafi continúa en Libia: el maltrato a inmigrantes negros no cesa

    • Son inmigrantes subsaharianos aparentemente confundidos con mercenarios de Gadafi detenidos por milicias fuera del control estatal.
    • Más de 30 europarlamentarios y la Federación Internacional de Derechos Humanos denuncian el abandono europeo de estas personas.

Encerrados en centros de detención improvisados. Días enteros en recintos muy calientes y sin ventilación. En condiciones infrahumanas y degradantes. Son subsaharianos sospechosos de trabajar para Gadafi durante la guerra y están controlados por milicias fuera del control estatal.

Algunos guerrilleros que acabaron con el régimen de Gadafi continúan tomando la ley por su mano casi un año después del fin del conflicto. Los exrebeldes katibas aprovechan la poca estructuración de la nueva Libia para seguir reteniendo a africanos subsaharianos, sospechosos de ser antiguos milicianos contratados por el dictador durante la guerra.

'El poder central no consigue aún afirmar su autoridad sobre las diversas milicias que contribuyeron a deponer el régimen', denuncia la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), con sede en París, en un documento firmado por 33 europarlamentarios, principalmente del grupo Los Verdes. 'En la Libia de hoy, aún más que en la Libia de [Muamar al] Gadafi, los migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados son quienes pagan este pesado tributo [de ser chivos expiatorios], especialmente los originarios de África subsahariana'.

La federación de ONG pro derechos humanos denuncia que desde el inicio del conflicto el 17 de febrero de 2011, algunos migrantes se vieron obligados a huir del país por ser confundidos con los mercenarios a los que sí contrató Gadafi para luchar en sus filas. 'No se fueron todos y aún hoy Libia sigue atrayendo a miles de africanos subsaharianos que huyen de la persecución en sus propios países o que buscan trabajo', asegura la organización internacional.

'Fuera de cualquier legalidad y con un trasfondo innegable de racismo, hoy se ven perseguidos por grupos de exrebeldes (katibas), que se apropian de la responsabilidad 'de limpiar el país de esos migrantes que traen crímenes y enfermedades'', refleja un informe de una delegación de la FIDH, Migreurop y Justicia Sin Fronteras para los Migrantes, que viajó a Libia en junio de 2012.

Sus pesquisas indican que los katibas arrestan a los migrantes por su apariencia en los puntos de control o en sus domicilios, con el pretexto de que no disponen de autorizaciones regulares. Esto es completamente normal, denuncia la FIDH, pues 'nadie hace entrega de tales autorizaciones dentro del caos administrativo actual'.

En la inmediata posguerra hubo hasta 100 centros de detención irregulares controlados por milicias. Un año más tarde subsisten unos 20, afirma la organización que visitó ocho de ellos.

Aseguran que viven en 'condiciones de vida inhumanas y degradantes' y denuncian que 'los migrantes se encuentran sometidos tan sólo a la ley que imponen sus guardias, que no responden ante autoridad legal alguna'.

'La violencia física y psicológica es moneda corriente y, a la humillación de las condiciones de detención debe agregarse la ansiedad de no saber cuándo y cómo podrán recuperar la libertad', continúa el escrito de denuncia.

Para la FIDH y los 33 parlamentarios europeos firmantes, entre los que se incluye el español Raul Romeva i Rueda de Iniciativa per Catalunya Verds, la Unión Europea está haciendo caso omiso a esta situación.

'La Unión Europea y sus Estados miembros no parecen preocuparse por la suerte de estas personas y parecen incluso insistir en una política que da preferencia al cierre de sus fronteras y a la financiación de centros de detención en la otra ribera del mar Mediterráneo'.

Pero la denuncia asegura que, según los testimonios recogidos, los inmigrantes originarios de países vecinos de Libia o de África Occidental, no tienen intención alguna de emigrar a Europa. Al contrario, lo que quieren es encontrar trabajo en Libia.

Los que sí buscan en los Veintisiete un posible destino son quienes han huido de los conflictos del Cuerno de África, asegura el escrito. Y es que hay un problema importante para estas personas: Libia no es un país que garantice la seguridad ni asistencia a los refugiados, pues no ha ratificado el acuerdo de Ginebra de 1951 sobre el asilo.

'Los Estados Miembros de la UE deben dejar la actitud de avestruz y proponer a estos refugiados un asentamiento en su suelo de manera que puedan gozar de una protección efectiva y duradera', piden los europarlamentarios junto a la Federación Internacional de Derechos Humanos.

lainformacion.com
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