Comienza la batalla por la futura relación

¿Habemus Brexit? Cánticos para celebrar un divorcio todavía más teórico que real

  • El Reino Unido seguirá vinculado a la normativa europea durante el periodo de transición. El tiempo apremia y las predicciones no son optimistas.
Nigel Farage durante la votación en el Parlamento Europeo. / EFE
Nigel Farage durante la votación en el Parlamento Europeo. / EFE

“¿Deberían olvidarse las viejas amistades y nunca recordarse?”. La frase, inicio del poema escocés “Auld Lang Syne” (“Por los viejos tiempos”), resonó ayer en el Parlamento Europeo en boca de los diputados británicos para celebrar la ratificación del acuerdo del Brexit. Unos versos que se entonan tradicionalmente en Nochevieja pero también en contextos como un funeral, una despedida o el inicio de un largo viaje. Son obra del poeta Robert Burns, un icono cultural para una Escocia que ayer mismo redobló su presión sobre Londres para convocar un segundo referéndum de independencia. El Gobierno de la nacionalista Nicola Sturgeon esgrimió un único argumento: la medianoche del 31 de enero al 1 de febrero el Reino Unido abandonará el club comunitario en contra de la voluntad de la mayoría de escoceses.

Así, entre las lágrimas y los cánticos de los eurodiputados británicos, el Parlamento Europeo puso el sello final al acuerdo consensuado entre Londres y los Veintisiete, aunque no a la incertidumbre ni a las arduas negociaciones. Cierto es que la Eurocámara vivió ayer un momento histórico pero también que el divorcio es, por ahora, más teórico que práctico. Aunque en poco más de 36 horas el Reino Unido ya no será un Estado miembro de la Unión, seguirá vinculado a la normativa europea durante los onces meses del periodo de transición, una etapa en la que los equipos negociadores de Londres y Bruselas deberán diseñar las condiciones de su relación en el futuro.

Poco antes de la votación, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, subrayó que el acceso del Reino Unido al mercado único dependerá del grado en que se comprometa a respetar los estándares de la UE -esto es, que las empresas británicas y las comunitarias compitan en igualdad de condiciones tras el Brexit-. También recordó que Bruselas estudia la posibilidad de ofrecer a Londres un acuerdo de libre comercio sin aranceles ni cuotas.

¿De nuevo hacia el precipicio?

El tiempo apremia y las predicciones no son optimistas. En el contexto de una ralentización económica en el Viejo Continente, el Reino Unido y los Veintisiete deberán lograr el consenso en un periodo peligrosamente corto: ocho meses desde el inicio de las negociaciones hasta octubre, cuando habría que ratificar cualquier acuerdo entre Londres y Bruselas. Parece imposible cerrar un tratado que cubra tantas áreas de negociación extremadamente complejas, como la futura relación comercial o la seguridad. Es probable que en primavera, a medida que las conversaciones ofrezcan sus primeros frutos, los contactos se centren en el 'precio' que deberá pagar Londres por el modelo comercial propuesto por el 'premier' Boris Johnson: aranceles cero, cuotas cero.

“Si Boris Johnson quiere un acuerdo en once meses con cuotas y aranceles cero, necesitamos garantías de cero ‘dumping’ e igualdad de condiciones. Es imposible en once meses concebir un sistema comercial completamente nuevo... no es realista", advirtió este martes la secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Amelie de Montchalin.

No fue la única. Su homólogo alemán Michael Roth reiteró la complejidad de la etapa negociadora que ahora comienza: “No tenemos mucho tiempo. Nuestra oferta está sobre la mesa para que las relaciones sean lo más 'estrechas' posibles. Ahora le toca a los negociadores británicos aclarar cómo ven las relaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido. Pero lo cierto es que vamos justos de tiempo”.

"Un fracaso de la Unión"

Antes de la histórica votación en la Eurocámara, el coordinador del Brexit para el Parlamento Europeo, el belga Guy Verhofstadt, lanzó una inusual crítica a la propia UE, al afirmar que las raíces del divorcio británico se esconden en la concesión de excepciones a miembros del club comunitario como el Reino Unido o Dinamarca. Dichas excepciones les permiten no participar en determinadas políticas europeas, como la obligatoria adopción del euro. Verhofstadt sostuvo que la lección del Brexit  -que es también "un fracaso de la Unión"- es la necesidad de "reformar profundamente" el club comunitario para convertirlo "en una Unión real" y no deshacer el proyecto común, así como eliminar esas excepciones y la unanimidad para aprobar determinadas medidas. 

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