El Premio Velázquez, un "incentivo" para el arte radical de Artur Barrio

  • Concha Carrón.

Concha Carrón.

Madrid, 19 sep.- A pesar de que Artur Barrio, artista plástico portugués radicado en Brasil, no ha sido nunca partidario de los reconocimientos, el Premio Velázquez 2011 que ha recibido hoy supone para él un "incentivo" para seguir con su arte radical y "salvaje".

Barrio, quien recibió el Premio Velázquez de las Artes Plásticas 2001 de manos de la ministra española de Cultura, Ángeles González-Sinde, en un acto celebrado en el Museo del Prado, reconoció sentirse "muy emocionado" por el galardón a 44 años de trabajo en los que "jamás" imaginó que fuera a recibir tal reconocimiento.

El jurado del premio, el más importante de las artes plásticas en España, tuvo en cuenta la "universalidad" del lenguaje efímero utilizado por el artista en sus obras, elaboradas con materiales no convencionales como sangre, trozos de carne cruda, huesos o restos de basura.

La responsable de Cultura reconoció que siente un gran respeto por el arte político, "por el arte manchado, que habla de las cosas que ocurren en el mundo sin vergüenza de hacerlo", y consideró que es obligación del artista mirar "la sucia realidad y devolverla a los demás transformada".

"¿Quien ha dicho que el arte no deba ocuparse de los crímenes y la pobreza, de la injusticia, la soledad y los abusos" se ha preguntado la ministra durante el acto de entrega del premio, en el que ha defendido que el arte-denuncia no es "un arte menor".

Tras la ceremonia de entrega, Artur Barrio ha indicado a los periodistas que para él ha supuesto una "enorme sorpresa, por inesperada" este galardón, con el que se reconoce un trabajo "que rompe con los límites de la creatividad", y con el que proseguirá a pesar de sus 66 años.

El artista, entre cuyos pintores preferidos se encuentran Goya, Velázquez o El Bosco, ha asegurado que su edad no es un obstáculo para continuar con la "radicalidad" de su obra, aspecto de la misma destacado especialmente por el fallo del jurado.

Nacido en Portugal en 1945, aunque ha vivido prácticamente toda su vida en Brasil, Barrio tiene entre sus trabajos más emblemáticos "Los envueltos ensangrentados", que empieza a producir en los años setenta en Río de Janeiro con materiales como sangre, plásticos, trozos de carne fresca y hueso, con los que forma una pieza.

Para González-Sinde, el arte "siempre debe buscar la belleza, pero no necesariamente una belleza canónica", y debe tratar de conectar con la gente, "pero no a cualquier precio".

Artur Barrio, cuya obra se expuso hace años en el Museo Reina Sofía y anteriormente en el Palacio Velázquez de Madrid, comenzó a dedicarse a la pintura en 1965, en Río de Janeiro, y dos años más tarde ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

En 1969 creó sus "Situaciones", obras hechas con basura, materiales orgánicos y objetos fuera de lo convencional, y ese mismo año lanzó "Manifiesto", una protesta "contra las categorías de arte" y la situación política y social del tercer mundo.

Entre su obra destacan sus instalaciones al aire libre, sus esculturas con objetos cotidianos, sus "performances" e instalaciones y, sobre todo, su "Libro de la carne", adquirido por el Centro Georges Pompidou de París.

El premio Velázquez, considerado el Cervantes de las Artes Plásticas y dotado con 125.000 euros (170.591 dólares), es concedido por el Ministerio de Cultura desde 2002.

Artur Barrio, según González-Sinde, ha convertido lo efímero "en una de sus señas de identidad artísticas", lo que implica una renuncia "a la posteridad" y a convertir el arte "en mercancía de consumo", así como una "huida de los museos".

De ahí los "remordimientos" de la ministra al entregarle el Velázquez, al ser consciente de que, en ocasiones, la "gloria institucional" es contradictoria "con un cierto tipo de pureza artística, de integridad insobornable que Barrio representa".

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