El segundo país más poblado del mundo abre el debate sobre la 'muerte digna'

  • La decisión de los tribunales indios de permitir la eutanasia pasiva, usada en casos excepcionales, ha reactivado el debate sobre si se debe dejar a los enfermos terminales "morir dignamente". El caso de una mujer que lleva casi cuatro décadas en coma, es tema de discusión.
Hanna Ingber Win, Bombay (India) | GlobalPost

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Hace casi cuatro décadas un celador de un hospital de Bombay violó a una joven enfermera, a la que ahorcó con la cadena de un perro. La enfermera, Aruna Shanbaug, entró en un coma vegetativo del que nunca se recuperó.

Ahora, al cabo de 37 años, los tribunales indios han dictaminado que se le puede permitir morir, si las personas que cuidan de ella consideran que es la decisión más apropiada.

Los activistas a favor de la eutanasia han recibido la sentencia histórica como un importante paso hacia delante, aunque se han topado con un inesperado giro, ya que las enfermeras que cuidan a Shanbaug han decidido no ejercer ese derecho.

Pese a ello, la decisión del tribunal de permitir la eutanasia pasiva ha reactivado de nuevo el debate en la India sobre si se debe dejar a los enfermos terminales no prolongar su vida artificialmente.

Según lo establecido este mes por el Tribunal Supremo de la India, la denominada eutanasia pasiva se podrá practicar en casos excepcionales. De este modo, la India se suma al puñado de países que permiten la eutanasia en algún grado.

La eutanasia pasiva consiste en retirar al paciente cualquier método o tratamiento que prolonga su vida artificialmente.

 "Es un paso adelante de progreso", afirma Surendra Dhelia, secretario adjunto de la Sociedad para el Derecho a Morir con Dignidad, con sede en Bombay. "Con esta sentencia al menos hemos podido comenzar a hablar sobre la eutanasia pasiva".

Sin embargo, el tribunal denegó simultáneamente una petición para aplicar la eutanasia a Shanbaug.

La escritora y activista Pinki Virani había pedido al tribunal que se permitiese a la enfermera "descansar en paz" después de casi cuatro décadas de daño cerebral y parálisis. Los jueces, sin embargo, dijeron que esa decisión no es asunto de Virani.

Según el tribunal, las enfermeras que han estado alimentando y cuidando a la paciente en coma en el King Edward Memorial Hospital, en donde trabajaba, se han convertido prácticamente en su familia, y son ellas las únicas en posición de poder decidir sobre su destino.

Las enfermeras han optado por seguir manteniendo a su compañera con vida y celebraron la decisión de los jueces.

En Luxemburgo, Holanda, Bélgica y Suiza se permiten ciertas formas de eutanasia, así como en los estados de Oregón, Montana y Washington (EEUU).

En la India, el segundo país más poblado del mundo, con estas nuevas directrices jurídicas se restringe el uso de la eutanasia a casos extremos. Hasta que el Parlamento nacional apruebe una ley específica sobre este tema, la decisión del tribunal sienta jurisprudencia.

De este modo, la eutanasia pasiva se permitirá en pacientes en estado vegetativo permanente y cuando lo soliciten sus familiares. Jueces y médicos tendrán además que aprobarlo y supervisar el proceso.

El alto tribunal no contempla la eutanasia voluntaria, en la que el médico suministra a un paciente terminal una dosis letal de drogas, ni el suicidio asistido por un facultativo, que es cuando el enfermo acaba con su vida con ayuda de un médico.

Tanto los activistas como los médicos que apoyan en la India la eutanasia esperan que esta deliberación jurídica conduzca a una próxima legalización de la práctica.

Dhelia asegura que su país debería de permitir a los ciudadanos poner fin a su vida de manera pacífica, legalizando totalmente la eutanasia voluntaria.

Es más, los tribunales deberían de impedir casos como el de la enfermera Shanbaug (en los que alguien entra en coma vegetativo y no puede tomar una decisión), permitiendo a la gente tomar decisiones al respecto con antelación a través de testamentos vitales.

"Nos deberían permitir marcharnos en paz", afirma.

Algunos argumentan además que permitir la eutanasia voluntaria no sólo ayuda a los pacientes, sino también a sus familiares, que tienen que soportar una carga emocional y económica por cuidar de sus seres queridos enfermos.

"No sólo sufre el paciente, también sufre la familia a su alrededor", señala Ahmad Mecklai, gerente del hospital Prince Aly Khan de Bombay. Mecklai espera que esto sea el primer paso de un proceso que lleve a legalizar la eutanasia voluntaria.

La tradición cultural de cuidar a los enfermos de la familia; la escasez de asilos; las pocas opciones de los seguros médicos y el rechazo de muchos hospitales a acoger pacientes durante periodos largos hace que muchas familias indias acaben asumiendo la responsabilidad de cuidar a sus familiares terminales en casa, afirma Mecklai.

Algunas personas sin embargo muestran su preocupación porque algunos puedan aprovechar esta práctica para beneficiarse de la muerte de un pariente rico, explica Sharad Agarkhedkar, presidente de la Asociación Médica India en Pune.

Agarkhedkar sostiene que la eutanasia debe de ser prohibida porque anula la posibilidad de una recuperación del paciente.

"Algunas veces vemos recuperaciones milagrosas", dice, refiriéndose a casos de pacientes que ha tenido y que poco a poco se han recuperado de lo que parecían heridas o enfermedades mortales. "¿Por qué no les damos la oportunidad de recuperarse?".

En lugar de legalizar la eutanasia, dice, lo que se debería de hacer es mejorar el sistema sanitario de la India para dar mejores cuidados a los enfermos terminales.

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