El Tribunal Constitucional checo aplaza una semana la decisión sobre el recurso que bloquea la aprobación del Tratado de Lisboa

  • El presidente checo, Vaclav Klaus, planteó el recurso pese a que el año pasado se había desestimado uno similar. Los estados miembro creen que finalmente firmará el Tratado.
El presidente checo es uno de los últimos escollos que quedan para la aprobación del Tratado de Lisboa | Reuters
El presidente checo es uno de los últimos escollos que quedan para la aprobación del Tratado de Lisboa | Reuters
lainformacion.com | EFE
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El Tribunal Constitucional checo celebraba esta martes una vista pública en la ciudad de Brno para analizar el recurso presentado por un grupo de senadores conservadores contra el Tratado de Lisboa, al entender que el texto comunitario vulnera la Carta Magna del país centroeuropeo. Según acaba de conocerse, la institución no tomará una decisión sobre el recurso hasta el próximo martes 3 de noviembre.

Se trata de una semana clave para el futuro de la Unión Europea, ya que el Consejo Europeo se reunirá el próximo jueves y viernes para exigir al Gobierno checo la aprobación del documento.

El recurso, presentado el pasado septiembre, argumenta que el Tratado de Lisboa limitará la soberanía checa, al traspasar importantes competencias a los órganos comunes de la Unión Europea (UE) y modificar el sistema de voto, pasando del criterio de unanimidad al de mayoría. El tribunal ya había fallado el año anterior que no había dicha incompatibilidad.

Una treintena de manifestantes, en su mayoría del extraparlamentario Partido de los Liberales, apoyó hoy junto a la sede del Tribunal esta impugnación del documento comunitario.

La audiencia se produce en la víspera del aniversario de la fundación del Estado checoslovaco, en 1918.


"Futuro del Estado"

En su alegación a favor del recurso, el presidente Vaclav Klaus aseguró que el Constitucional "decide sobre el futuro del Estado, por cuya soberanía lucharon las anteriores generaciones en dos guerras mundiales, por la soberanía que nos usurpó después el poderío totalitario comunista".

"Después de veinte años del retorno a la democracia y a la soberanía nos enfrentamos a la cuestión sobre si debemos ceder esa posición de Estado soberano y entregar la decisión sobre nuestras cosas a instituciones europeas", ha dicho Klaus.

El recurso de constitucionalidad es uno de los últimos obstáculos a salvar para que la República Checa, el único socio comunitario que aún no lo ha hecho, ratifique el Tratado de Lisboa. Se trata de uno de los últimos escollos que quedan para el futuro del texto que sufrió graves percances en su primera forma al no ser aprobado en referendo en 2005 en Holanda y Francia.

 Posteriormente, la versión reformada y denominada Tratado de Lisboa logró - en la segunda ocasión- el apoyo del electorado irlandés. Una vez que Polonia ya firmó el tratado, sólo queda la República Checa por rubricar el documento, que exige la aprobación de los estados miembro.

Pese a que el Parlamento de Praga ya dio el visto bueno al texto hace meses, Klaus se ha negado hasta la fecha a estampar su firma en el documento.

Tomas Langasek, secretario general del Constitucional, ya ha anunciado que no es posible saber si el tribunal podrá emitir hoy un veredicto o si retrasará su decisión para más adelante.

En la sesión de hoy, el presidente de la cámara, Pavel Rychetsky, presentará un informe sobre el recurso y luego se escuchará a las partes implicadas en el proceso: Presidencia, Gobierno y Parlamento.

El recurso se basa en el artículo 1 de la Constitución checa y su referencia al país como "un Estado soberano, unido, democrático y respetuoso con la Ley, basado en el respeto a los derechos y la libertad del individuo y el ciudadano".


Postura euroescéptica

Según los senadores, tanto el Tratado de Lisboa como las modificaciones que introduce a los acuerdos de Maastricht y Roma atentan contra ese principio.

Aún en el caso de que el Constitucional rechace el recurso, la ratificación checa aún está pendiente de que Bruselas y el presidente Klaus lleguen a un acuerdo sobre las últimas condiciones presentadas por el político conservador.

Klaus había exigido que su país quedara fuera de la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales, que acompaña al texto comunitario, ante el temor de que abriera la puerta a reclamaciones de indemnizaciones de los alemanes y húngaros expulsados de Checoslovaquia tras la Segunda Guerra Mundial.

La pasada semana, Klaus anunció que estaría dispuesto a aceptar una propuesta de la presidencia sueca de la UE, por la que simplemente se mencionaría el caso checo en el protocolo de aplicación de la Carta, emulando los casos de Gran Bretaña y Polonia.

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