El último misterio sin resolver sobre el asesinato de JFK

  • La muerte de John Fitzgerald Kennedy sigue dando que hablar casi medio siglo después. Una misteriosa lápida aparecida de la nada junto a la tumba de Lee Harvey Oswald, considerado oficialmente único responsable del magnicidio, continúa provocando nuevas teorías.
Roberto Arnaz, Los Ángeles (EEUU)

Nadie sabe con seguridad cuando llegó allí la lápida o quien la pagó, ni siquiera los propios empleados del camposanto. En ella reza el nombre de Nick Beef. Pero, ¿quién es? ¿Por qué su tumba se encuentra a sólo un metro del lugar donde está enterrado el presunto asesino más famoso de la historia estadounidense? ¿Están relacionados? Los expertos en el asesinato de John Fitzgerald Kennedy llevan años haciéndose esa misma pregunta. Justo desde que una placa de granito de color rosado,idéntica a la de Lee Harvey Oswald, apareciera en el cementerio Rose Hill de Forth Worth, en Dallas.

Los visitantes habituales de la tumba de Oswald sitúan la aparición de la nueva lápida entre 1997 y 1998. John y Marcy Cullington son dos apasionados del magnicidio de JFK y viven a escasos metros del cementerio. Fueron testigos del asesinato del presidente, del de Oswald, además de su entierro y posterior exhumación, pero son incapaces de explicar la presencia de la nueva lápida.

“Nadie sabe quien es Nick Beef”, asegura John Cullington, aunque no duda de que tras ese nombre se esconde alguna respuesta sobre las oscuras circunstancias que rodearon la muerte de Kennedy. “El hecho de que su lápida sea del mismo material y tenga un diseño casi idéntico a la de Oswald es sorprendente”, ha comentado a los medios locales.

Además, la inexistencia de registro alguno relacionado con Beef ha contribuido a aumentar el misterio. No hay pruebas de traslado a Rose Hill, ni se tiene constancia de que su funeral se celebrase allí, por lo que es de suponer que la tumba esté aún vacía. Al menos eso es lo que cree Debby Alexander, antigua directora de la funeraria del cementerio, que recuerda que “nunca vio una ficha de internamiento firmada con ese nombre”. Alexander asegura que hay una cláusula de privacidad que impide a los empleados del centro revelar quién se hace cargo de los gastos de la tumba, aunque los investigadores Barb Junkkarinen y Arthur Snyder afirman que un trabajador les confesó que un cómico neoyorquino pagó 2.000 dólares por la sepultura.

Ese rumor es también el más popular en Internet, donde en algunos foros se asegura que el humorista, de nombre Nick Beef, puso esa lápida para que a los visitantes del cementerio les resultase más sencillo dar con la tumba de Oswald. Sin embargo, lo único que ha conseguido es que los trabajadores de Rose Hill, que ya tenían prohibido dar indicaciones sobre cómo llegar a la lápida del presunto asesino de Kennedy (nunca fue juzgado), ahora tampoco pueden decir cómo encontrar a Beef.

La teoría del cómico no acaba de convencer a los estudiosos del caso JFK. Lo primero que no cuadra es el nombre, Nick Beef (ternera, en inglés), porque los estadounidenses no suelen tener apellidos derivados de tipos o cortes de carne. Basta con googlearlo para comprobar que casi todas las entradas relacionadas con Beef están ligadas a la tumba de Oswald y a la placa situada a su derecha.

Además, las investigaciones llevadas a cabo por Junkkarinen y Snyder dudan de la existencia real de Beef. Si bien unos registros inmobiliarios sugerían que una persona con ese nombre vivió en el West Village de Manhattan, conocido por su vida nocturna y sus clubes de comedia, nadie en la zona ni en el edificio en el que presuntamente residía se acuerda del humorista.

Ni siquiera en el famoso Comedy Cellar, de donde salieron estrellas como Robin Williams, Jerry Seinfield o Chris Rock, el apellido Beef trae recuerdo alguno. “No creo que nunca haya habido un cómico con ese nombre”, asegura Estee Adoram, trabajadora del club desde hace más de dos décadas y que duda mucho que nadie haya intentado hacer reír al público con la muerte de Kennedy.

Tampoco los directores que han tratado en el cine el asesinato del presidente han conseguido resolver el misterio de Nick Beef. Oliver Stone, que realizó una concienzuda investigación para la realización la película JFK (1991) ha asegurado en varias ocasiones que jamás ha oído ese nombre. Pese a todo, el renovado interés por la lápida de Nick Beef al menos permitirá a los apasionados de la teoría de la conspiración continuar fantaseando como antes hicieron con la hipótesis del segundo tirador, la bala mágica o las presuntas fotos falseadas de Oswald sujetando papeles marxistas y un rifle idéntico al que utilizó para disparar a Kennedy.

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