En la jungla con el ejército colombiano

  • Un reportero de GlobalPost acompaña al Ejército de Colombia en una peligrosa misión armada contra las FARC
La derrota de las FARC es la principal misión del ejército de Colombia | GlobalPost
La derrota de las FARC es la principal misión del ejército de Colombia | GlobalPost
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John Otis | GlobalPost para lainformacion.com
John Otis | GlobalPost para lainformacion.com

LA MACARENA (Colombia) – Acompañar a los soldados de primera línea del frente no es algo que hubiera probado hace 12 años cuando llegué aquí. En aquel entonces, las fuerzas armadas estaban siendo superadas por la guerrilla que destruía las bases militares y secuestraba a cientos de tropas. En aquel entonces, hubiera sido más seguro 'incrustarse' con la guerrilla.

Sin embargo, gracias a la mejora de la inteligencia, las operaciones conjuntas entre infantería, fuerza aérea y fuerzas especiales, además de los miles de millones en ayuda de Estados unidos, se han logrado algunas importantes victorias. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen 9.000 combatientes frente a los 18.000 de antes

Pese a las buenas noticias, el Ejército colombiano no permite el acceso fácil a los periodistas. Me llevó más de un año de mover contactos para conseguir estar tres días incrustado que incluyeron tres horas en la zona de batalla. Sin embargo, dio tiempo a ver las razones por las que ganar la guerra es un objetivo escurridizo para el Ejército colombiano.

Día 1.

8:00 AM - Un avión militar me deja en la ciudad del sur de La Macarena, base de FUDRA, la fuerza de intervención rápida del Ejército colombiano. El comandante Miguel Pérez me muestra una mina casera fabricada por los rebeldes con PVC. La mayor parte de bajas en sus tropas proviene de las minas terrestres o de enfermedades tropicales como la malaria o leishmaniasis.

10:00 AM - Pérez me envía al campo de entrenamiento de FUDRA, que solía ser un refugio de las FARC. Los soldados usan las literas, cocinas y herramientas de limpieza del enemigo. "Les echamos de un sitio en el que se sentían como reyes", dice el soldado raso José Villalba, un veterano con ocho años de servicio. "Por esta razón sentimos que estamos ganando la guerra. Las FARC pensaban que eran intocables".

12:00 AM - Villalba es un miembro de la compañía PUMA, un grupo de comandos de élite, que al comienzo de la operación de mañana saltará de sus helicópteros y descenderá haciendo un rappel. Aprendo a hacer un rappel en caso de que no haya sitio para que el aparato aterrice. El funcionamiento es similar al de un remonte en una estación de esquí. Cuando comienzo a bajar, los guantes sirven como frenos. Aterrizo suavemente en sacos de arenas.

8:00 PM - En cuarto de mando de FUDA, Pérez explica la operación a dos docenas de oficiales. El objetivo es un campo de las FARC ocupado por guardaespaldas del Mono Jojoy, comandante rebelde del Este. Un desertor dio la localización del campamento, información confirmada por la Fuerza Aérea. Aviones Tucano realizarán un bombardeo previo. Entonces los miembros de la compañía Puma con sus gafas de visión nocturna serán llevados al sitio para perseguir a cualquier superviviente. Mientra, helicópteros Black Hawk darán cobertura.

Día 2.

7:00 AM– Pérez decide que le acompañaré en helicóptero para ver la etapa inicial del asalto desde una distancia segura. Pero nubes de altura baja retrasan la operación. El militar comenta que de noche "se hubiera contado con una gran ventaja. Pero ahora los guerrilleros están despiertos. Han desayunado. Tienen las armas en sus manos"

8:00 A.M. - Volamos hacia el campo de batalla situado hacia el oeste de las montañas Macarena. Se trata de un bastión histórico de las FARC donde las cuevas y la vegetación frondosa ofrecen muchos escondrijos. Me siento como un espectador de un deporte cuyo objetivo es la muerte. Incluso desde el aire, la guerra parece distante y estéril. Las bombas de los Super Tucano han creado claros y enormes cráteres. Vemos los helicópteros sobrevolar por encima de la jungla. Uno a uno los comandos bajan por las cuerdas y desaparecen en la inmensidad verde.

9:00 A.M. - En vez de aterrizar, el helicóptero se da la vuelta. ¿Qué ocurre?

12:00 A.M. - De vuelta en la base de FUDRA, Pérez parece estar dándole vueltas a lo de llevar un periodista como visitante. No explica qué ocurre sobre el terreno; únicamente que las condiciones no son buenas para que un periodista esté en la zona. Lo intentaremos de nuevo mañana.

Día 3:

8:00 A.M. - Subo a un helicóptero Black Hawk con soldados que llevan mochilas y sacos con comida y equipamiento de acampada. Durante gran parte del viaje, volamos justo por encima de las copas de los árboles, una maniobra que da poco tiempo a los francotiradores para disparar. Aterrizamos en un claro cerca de una orilla en el río para coger a más soldados.

8.30 A.M. - El helicóptero aterriza en una carretera polvorienta y me reengancho a la compañía Puma. Llevan colores verde, marrón y negro en la cara con hojas en el casco. Son casi invisibles en el bosque. Para atravesar la jungla no podemos usar el machete, ya que dejaría un rastro evidente. Las hormigas se ceban en mis manos, la única parte expuesta de mi cuerpo.

8:35 A.M. - La voz del capitán Frank Olaya, comandante de 30 años de la compañía Puma, convierte su voz en un susurro. Me enseña un trofeo de guerra: una pareja de camas hecha de tablas y hojas. En las últimas 24 horas, los hombres de Olaya no se han cruzado con un sólo rebelde de las FARC. El joven oficial dice que es una prueba de que el Ejército controla el terreno. De todos modos, eso no cambia el hecho de que se han movilidado 11 aeronaves que lanzaron nuevo bombas para llevar tres docenas de tropas a una parte de la jungla sin guerrilleros.

12:00 A.M - De vuelta a los cuarteles de FUDRA, Perez no está de buen humor. Me pregunto si recibirá una reprimenda por lanzar una misión innecesaria que según un analista del Ministerio de Defensa puede haber costado más de un millón de dólares. Más tarde, le comento la dificultad de localizar a cada miembro de la guerrilla en la densa jungla. Él dice que el objetivo es lograr victorias para que los rebeldes pierdan su voluntad de luchar. Una señal es el alza en el número de desertores que a menudo dan información clave, pero a veces – como en esta ocasión – se basa en información fallida de un confidente.

*John Otis vive en Bogotá, donde escribe para la revista Time. Ha vivido durante largo tiempo en América Latina.

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