En la mente del asesino en serie de Long Island

  • El FBI cree que actualmente operan en Estados Unidos entre 20 y 50 homicidas múltiples. El último en llenar las portadas de los periódicos es el bautizado como el Destripador de Long Island que, de momento, ha dejado un sangriento rastro de ocho cuerpos, la mayoría de jóvenes prostitutas.
El FBI cree que actualmente operan en Estados Unidos entre 20 y 50 homicidas múltiples.
El FBI cree que actualmente operan en Estados Unidos entre 20 y 50 homicidas múltiples.
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Roberto Arnaz, Los Ángeles (EEUU)

El pasado 1 de mayo de 2010, unos gritos interrumpieron bruscamente el plácido sueño de Gus Colletti, residente del tranquilo barrio de Oak Beach, a 72 kilómetros de Nueva York. A sus 76 años, Colletti saltó de la cama y corrió a la puerta de su casa. Sentada en el porche de su casa de madera estaba Shannan Gilbert. La joven, "asustada y desorientada", le pidió que llamase a la policía. Cuando volvió, Gilbert, de 24 años, había desaparecido.

Desde entonces nadie la ha vuelto a ver, y Colletti apenas puede dormir. El sentimiento de culpa por no haber podido ayudar a la que los investigadores consideran ya la víctima número nueve del conocido como el Destripador de Long Island le impide conciliar el sueño.

En los últimos meses la pequeña localidad de Oak Beach, en la que únicamente hay 71 viviendas, se ha convertido en el coto de caza preferido de un despiadado depredador al que se le atribuyen hasta diez cadáveres, cuatro de ellos identificados como prostitutas. Y la policía busca más cuerpos, entre ellos el de Gilbert, que ofrecía sus servicios sexuales a través de la famosa página de anuncios clasificados Craigslist.

Poco se sabe del Destripador de Long Island más allá de su gusto por las mujeres que venden su cuerpo en Internet. Para James Alan Fox, profesor de criminología de la Universidad del Noreste de Boston, tiene una explicación muy simple: "las prostitutas son las víctimas número uno de los asesinos en serie porque son blancos fáciles, se meten en un coches con cualquiera y cada día ponen su vida en manos de desconocidos".

De hecho, a lo largo de la historia negra de Estados Unidos hay numerosos casos que han podido inspirar al Destripador. Robert Yates mató a diecisiete prostitutas en Washington durante la década de los 90. Del mismo modo, el Green River Killer Gary Ridgeway confesó haber acabado con 48 mujeres, todas ellas jóvenes que se habían escapado de casa y ejercían como prostitutas, a las que recogió a lo largo de la Autopista del Pacífico Sur en el área de Seattle.

Ni pistas ni retato

Hasta el momento, hay pistas, ni pruebas ni retrato robot fiable. Los expertos de la Agencia Federal de Investigación (FBI) han trazado un perfil del asesino en serie, al que identifican como un hombre blanco entre los 25 y los 45 años; casado o con novia; con buenos modales y seductor en su manera de hablar. Su posición económica, estable; tiene un trabajo y es propietario de un coche o una camioneta.

Además, los investigadores sospechan que ha sido tratado en un centro hospitalario por una infección causada por una hiedra venenosa y que, por cuestiones laborales, tiene acceso a sacos de arpillera (tejido por lo común de estopa muy basta, con que se cubren determinadas cosas para defenderlas del polvo y del agua).

Sin embargo, lo que más desconcierta a la policía es que a pasar de su sadismo, las habilidades sociales del Destripador de Long Island le hacen parecer uno más. "Podría entrar en cualquier habitación y parecer uno más", asegura Scott Bonn, profesor de sociología en la Universidad Drew de Nueva Jersey, para quien el asesino tiene una personalidad "encantadora que ayuda a que sus víctimas accedan a verse con él en las condiciones que le son favorables".

Sádico y calculador

Uno de los rasgos que más llama la atención de este sanguinario rondador nocturno es, precisamente, su sadismo. Disfruta llamando a las familias de sus víctimas para recrearse en su dolor. Siempre son conversaciones cortas, no más de 40 segundos, y realizadas desde teléfonos públicos de zonas muy concurridas como la neoyorquina plaza de Times Square, donde la afluencia de gente hace imposible que las cámaras de seguridad lo identifiquen.

La última llamada se la realizó el pasado mes de agosto a la familia de Melissa Barthelemy, desaparecida el 9 de julio de 2009. "¿Crees que la volverás a ver? No, la he matado", le espetó a la hermana pequeña de la joven, de sólo 16 años. En opinión de Steven Cohen, abogado de los Barthelemy, el asesino es "frío y calculador" y sospechan que "Melissa no fue su primera víctima".

Una opinión que comparten los investigadores, que ya han desenterrado los restos de diez víctimas de las playas de Long Island, y que sospechan el asesino podría ser también el responsable de la muerte de otras cuatro prostitutas en Atlantic City en 2006. Con este historia, el Destripador de Long Island no ha tardado en entrar con todos los honores en la lista del FBI de criminales múltiples más notorios en activo en territorio estadounidense.

Además de éste, los agentes federales creen que actualmente hay entre 20 y 50 peligrosos psicópatas homicidas caminando libremente por las calles del país.

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