ETA declara cese de la violencia con 700 presos en las cárceles y debilitada

  • El anuncio de cese definitivo de la violencia hecho hoy por ETA se produce en un momento en el que la banda terrorista tiene más de setecientos de sus miembros en prisión, una de las cifras más altas de su medio siglo de historia, según fuentes jurídicas y penitenciarias.

Madrid, 20 oct.- El anuncio de cese definitivo de la violencia hecho hoy por ETA se produce en un momento en el que la banda terrorista tiene más de setecientos de sus miembros en prisión, una de las cifras más altas de su medio siglo de historia, según fuentes jurídicas y penitenciarias.

Se produce además tras más de dos años sin cometer atentados en España y cuando atraviesa una situación de gran debilidad por las sucesivas detenciones de sus cabecillas y desarticulaciones de sus grupos armados.

Un total de 559 de los reclusos se encuentran en España, cifra en la que se incluyen tanto la treintena de etarras que optaron por desvincularse de la banda como la decena de excarcelados por motivos de salud.

De ellos 478 son hombres -el 85,5 por ciento- y 81 mujeres. La mayoría, 438, cumplen condena por delitos de terrorismo, mientras que los otros 121 se encuentran en situación de prisión preventiva a la espera de juicio.

Más de la mitad de los reclusos de ETA -377- cumplen condena en régimen cerrado, el más riguroso; otros 181 se encuentran en el régimen ordinario, el que tienen la mayoría de los presos comunes; y uno está en régimen abierto.

Francia alberga a otros 140 presos etarras, entre ellos varios de los últimos cabecillas de la banda detenidos, mientras que en el Reino Unido hay dos, en Portugal uno y en México otro.

Tradicionalmente fiel a la ortodoxia etarra, en el colectivo de presos surgió hace ya algunos años una "vía de agua" cuando algunos terroristas comenzaron a desvincularse de la banda para poder acogerse a los beneficios penitenciarios que contempla la ley.

El comunicado con el que hoy anunció "el cese definitivo de la actividad armada" llega en un momento de extrema debilidad de la banda terrorista, que en los últimos años se ha visto asfixiada por la presión de las Fuerzas de Seguridad españolas y francesas, que han descabezado a su cúpula dirigente hasta en seis ocasiones.

Sólo en el último año han sido detenidas 50 personas por su presunta relación con ETA, 25 de ellas en Francia, 20 en España, tres en Venezuela, otra en el Reino Unido y una más en México.

El fortalecimiento de la colaboración internacional frente al terrorismo, sumado al incremento de la disidencia de los presos y el distanciamiento de su entorno político, ha llevado a la organización terrorista a un declive progresivo que empezó con la detención en mayo de 2008 de su entonces número uno, Francisco Javier López Peña, "Thierry".

Tras él fueron detenidos los seis terroristas que le sucedieron al frente del aparato militar: Mikel Garikoitz Aspiazu, "Txeroki" (noviembre de 2008); Aitzol Iriondo (diciembre de 2008); Jurdan Martitegi (abril de 2009), Ibon Gogeaskoetxea (marzo de 2010), Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, "Ata" (mayo de 2010), y Alejandro Zobaran Arriola, "Xarla" (marzo de 2011).

Uno de los últimos golpes que ha sufrido la banda es la detención el pasado mes de julio en el Reino Unido de Eneko Gogeaskoetxea, que hasta 2010 estaba considerado como uno de los responsables del aparato 'logístico'.

En la cúspide de la banda armada, fuentes de la lucha antiterrorista sitúan desde entonces a Iratxe Sorzabal, secundada por Izaskun Lesaka y, en lo que se refiere estrictamente al aparato político, por David Pla.

Éste fue detenido en Hendaya (Francia) en abril del año pasado por su relación con la red de abogados de ETA, aunque fue puesto en libertad poco después y desde entonces nada se sabe de su paradero.

Se sospecha que es uno de los encapuchados que aparecía en el vídeo del comunicado de la banda del pasado mes de enero, junto a Sorzabal, en el que ETA anunció un alto el fuego "permanente, general y verificable".

Sin una dirección clara, sin apenas capacidad para cometer atentados y sin el apoyo de su entorno político, ETA también ha perdido una de sus mayores fuentes de ingresos, tras dejar en abril de extorsionar a empresarios del País Vasco y Navarra con el denominado "impuesto revolucionario".

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