Las maras se arman "para la guerra" con el mayor arsenal de fusiles de su historia

  • Las peligrosísimas pandillas de El Salvador han iniciado una nueva estrategia que ha puesto en alerta máxima a las fuerzas de seguridad del país latinoamericano.

    Sus integrantes se están aprovisionando de fusiles M-16 estadounidenses y de AK-47 soviéticos para responder a la estrategia militar de erradicación del Gobierno. Esas armas fueron utilizadas hace tres décadas por los guerrilleros en la Guerra Civil

Fusiles incautados recientemente a la 'Mara 19' en El Salvador.
Fusiles incautados recientemente a la 'Mara 19' en El Salvador.
Diego Caldentey

Las peligrosísimas maras de El Salvador han iniciado una nueva estrategia que ha puesto en alerta máxima a las fuerzas de seguridad del país latinoamericano. Desde el pasado año, las autoridades han lanzado una ofensiva represiva-militar contra las pandillas más salvajes del continente americano. Y en lo que va de este año las incautaciones de armas de guerra efectuadas por la Policía se han disparado.

Según ha confeado el ministro de Seguridad Pública, Mauricio Ramírez Landaverde, en declaraciones reproducidas por El Faro, además de las confiscaciones habituales de escopetas, pistolas y revólveres que son usuales en los operativos contra los pandilleros, lo que más preocupa es el enorme volumen de fusiles que se encuentran en su poder.

Los propios funcionarios del Gobierno admiten que se trataría del mayor arsenal de fusiles de asalto procedentes de la Guerra Civil salvadoreña, en un hecho que no guarda antecedentes en la historia del país. Se trata de armas automáticas (disparan de forma continua si se mantiene halado el gatillo) que la legislación salvadoreña cataloga de manera explícita como 'armas de guerra'.

Obviamente, su portación entre particulares se encuentra terminantemente prohibida. Las sospechas, debido al material ya incautado, es que entre las maras han comenzado a circular un número aún no determinado de fusiles M-16 estadounidenses y de AK-47, de fabricación soviética.

Hasta ahora, en lo que va de año, la Policía Nacional Civil (PNC) ha decomisado una media de un fusil de guerra cada tres días. El porcentaje es calamitoso, aunque son cifras oficiales que nadie puede ocultar.

"Ahora la guerra está declarada y es mejor tener un fusil largo, porque sabes que la jura (Policía) viene a matarte", ha anunciado desde el anonimato un veterano ex pandillero que conoce bien lo que sucede en barrios como El Salado, dominado por la Mara 18, una de las dos más violentas, junto a la de Salvatrucha.

El excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén, presidente del Gobierno, decidió cortar cualquier vía de diálogo con las maras desde el pasado año. Su estrategia para erradicarlas es la represión armada. "Algunos dirán que estamos en una guerra, pero no queda otro camino; son criminales y así hay que tratarlos", dijo hace escasos meses.

En la actualidad se calcula que las maras poseen al menos el cuádruple de los 150 fusiles automáticos de guerra ya incautados entre sus tropas, a lo que hay que sumar pistolas, revólveres, escopetas y una amplísima gama de armas blancas.

La Fiscalía General del país abrió una investigación tras el caso conocido como ‘Masacre de Opico’, en la que la pandilla '18-Revolucionarios de Quezaltepeque' masacró a una tribu entera. En abril de este año, apenas una sola célula de esos pandilleros disponía de ocho M-16 y tres AK-47. Estos once fusiles fueron decomisados a un puñado de personas que se movía entre dos municipios.

Los mismos fusiles M-16 y AK-47 que hoy son disparados a mansalva por mareros violentos hace tres décadas fueron utilizados por combatientes de las cinco agrupaciones armadas que integraron el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, el FMLN, la sigla de la que surgió el partido político que hoy combate a fuego las maras. Su origen inevitable es la Guerra Civil salvadoreña.

La tenencia de fusiles de ese origen en las pandillas parece ser una constante. Al Ministerio de la Defensa Nacional no le queda otra que aceptar una dura situación. Su titular, el general de división David Munguía Payés, ha advertido a los medios locales: "Hemos sentido que ha habido más armamentización en los últimos meses de parte de los grupos de delincuentes, y una razón es porque todavía hay mucho armamento rezagado del conflicto armado de la década de los ochenta".

En El Salvador el número estimado de armas de fuego que circulaban en manos de civiles era de 400.000 a finales de la pasada década, de las que 257.000 no estaban registradas. Dos de cada tres son ilegales, según el libro 'Las armas de fuego en El Salvador', de José Miguel Cruz.

Los remanentes de la guerra, en materia de armas, no fueron entregados en su totalidad, un compromiso adquirido ante Naciones Unidas por las cinco organizaciones que integraban el FMLN, cuando en enero de 1992 se firmó la paz en el castillo de Chapultepec, explica el autor. Ahora, ese arsenal tiene un destino: los pandilleros, quienes parecen dispuestos a todo en la guerra más salvaje contra el gobierno salvadoreño que acaba de comenzar.

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