Los efectos colaterales de la Doctrina Parot

    • La decisión de ilegalizar la Doctrina Parot y su inmediata aplicación por las autoridades españolas ha hecho mella en esta población reclusa que ha recibido un mensaje claro: la justicia funciona.
    • La pelota estaría ahora en manos de las autoridades penitenciarias.
    • A la vista de estas palabras, que nadie espere que este colectivo se arrastre para pedir perdón y clemencia por sus atrocidades.
La etarra Gotzone López de Luzuriaga abandona la cárcel de Martutene
La etarra Gotzone López de Luzuriaga abandona la cárcel de Martutene
Gorka Zumeta

Los presos de ETA han hablado. Están cansados y confusos. La salida de algunos de sus compañeros de celda, tras la derogación de la Doctrina Parot, muchos de ellos con cruentos delitos de sangre, les ha sumido en la desesperación, porque su situación no avanza hacia las mejoras que, teóricamente, debería llevar aparejado un nuevo escenario político surgido del cese de la violencia de ETA, decidido hace dos años. Para ellos, la cárcel continúa, en las mismas condiciones que antes de la trascendental decisión de la organización terrorista.Los efectos colaterales de aplicar la Doctrina Parot

Pero la decisión europea de ilegalizar la doctrina Parot por un lado y su inmediata aplicación por las autoridades españolas –aunque a regañadientes-, por el otro, ha hecho mella en esta población reclusa que ha recibido un mensaje claro: la justicia funciona. Y no solo beneficia a las "fuerzas represoras", por utilizar su mismo lenguaje propagandístico, que en tantas ocasiones hemos leído y escuchado.

En su nuevo comunicado, el EPPK (Colectivo de Presos de ETA) responde a la preocupación formulada a principios de este año por el Foro de Euskal Herria, apoyado por el PNV y la nueva izquierda abertzale civilizada, presente ya en muchas instituciones, algunas de mucho peso político, como la Diputación Foral de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián. El Foro ha prendido la mecha de estas reflexiones de los presos de ETA y les ha hecho reaccionar, y dar un paso adelante.Los presos reconocen la legislación española y solo el daño multilateral del dolor

"Desde la humildad", reconocen en su comunicado. ¿Qué humildad se puede reconocer a alguien que ha provocado tanto dolor ajeno enarbolando un problema político inexistente en democracia? Esta nueva actitud les lleva, expresamente, a reconocer, "con toda sinceridad el sufrimiento y daño multilateral generados como consecuencia del conflicto". Podríamos entrar en disquisiciones en torno al significado del término "multilateral", pero vamos a intentar sobreponer el sentido positivo en torno a la verdadera aportación de este comunicado y tratar de contextualizarlo.

Los presos de ETA, reiteradamente, en cada juicio, a modo de estrategia conjunta y marcada por las directrices de la organización, no reconocían la autoridad española para juzgarles. A partir de ahora, reconocen esa autoridad, y prometen seguir los "cauces legales" para lograr sus beneficios penitenciarios, los que les corresponden por ley. Y añaden: "Aún cuando ello para nosotros, implícitamente conlleve la aceptación de nuestra condena".

Dicho de otra forma: reconocemos nuestra culpa y nos acogemos a la ley penitenciaria vigente para mejorar nuestra situación en las cárceles españolas. ¿Y qué dice ETA de este cambio de actitud, o ella lo ha propiciado con su evidente debilidad?

Los presos de la organización terrorista no quieren que nos olvidemos de ellos. Piden una "hoja de ruta" que planifique su salida de las cárceles, aunque siguen reivindicando que el origen del conflicto es político, además de utilizar su propio lenguaje propagandístico en todo el preámbulo de su comunicado en el que mantienen que son rehenes de las autoridades españolas y francesas y que siguen sufriendo torturas por parte de los funcionarios penitenciarios.Los presos se sienten desamparados y sabe que ETA está muy débil

Nada nuevo que no hayamos oído en decenas de ocasiones anteriores. Pero ahora, ETA está muy debilitada, ya no es un actor protagonista ante al Estado, que pueda hacerle frente por los gatillos de sus armas, y los presos de la organización se sienten cada vez más desamparados. El escenario, como reconocen en su comunicado, ha cambiado. De ahí que establezcan que su compromiso con él "es absoluto y nos reafirmamos en nuestra decisión de fortalecerlo y consolidarlo". Da la impresión de que, desligados de las directrices de ETA, este colectivo está intentado buscarse su propia salida, acudiendo a la legislación penitenciaria.


Por si hubiera dudas en este sentido, el comunicado es muy claro cuando afirma: "Es necesario derogar toda situación y medida de excepción. Adaptar el entramado jurídico a la situación política. Cambiar radicalmente la política penitenciaria y priorizar el fin de la dispersión. Reconocer nuestros derechos, posibilitar nuestra vuelta a casa e impulsar la solución integral a la actual situación política".La pelota está ahora en las autoridades penitenciarias

La pelota, según el EPPK, está ahora en manos de las autoridades penitenciarias que harían bien en atender este cambio de actitud, más constructivo, del colectivo de presos de ETA, siempre con prudencia y atendiendo individualmente cada caso. Pero ya no tiene mucho sentido la dispersión de esta población reclusa. La decisión del acercamiento de estos reclusos a sus poblaciones de origen constituiría no solo un gesto de buena voluntad por parte del gobierno en la resolución de este problema, sino también el cumplimiento de la Ley Orgánica General Penitenciaria que trata de evitar el "desarraigo familiar y social" motivado por una reclusión alejada del "ámbito natural de socialización del recluso".

Hasta ahora, la política de dispersión de presos era una herramienta más en la lucha antiterrorista, pero hoy en día no tiene mucho sentido. De hecho, la situación que creaba entre familiares y amigos de los reclusos era utilizada estratégicamente por las Gestoras Pro Amnistía para perdurar el conflicto y controlar a sus bases, maniatándolas con las ayudas económicas que controlaban y repartían a discreción entre quienes apoyaban sus tesis sin fisuras.Que nadie espere que el colectivo se arrastre para pedir perdón

Los presos dejan claro también otro concepto. Solicitan "un amplio consenso que posibilite nuestro regreso a casa, enmarcado en un proceso integral, que no ponga en cuestión nuestro carácter ni dignidad política". A la vista de estas palabras, que nadie espere que este colectivo se arrastre para pedir perdón y clemencia por sus atrocidades, porque, aunque sin razón que les asista, su vida ha estado marcada por una actitud que les hizo, en su día, abrazar las armas para lograr unos objetivos presumiblemente políticos.

Esa ha sido su vida –una existencia basada en la mentira y la manipulación- y por ella están purgando en la cárcel. Reconocer el daño causado es un avance importante, inédito hasta ahora. Pero habrá que ver si esa humildad que ahora esgrimen se manifestará en los juicios pendientes donde los gestos de chulería de los etarras enervan más a la opinión pública en su contra.Los presos ya ni exigen ni piden diálogo al Gobierno español o francés

Los presos ya no exigen –ni piden- diálogo con los gobiernos español y francés para resolver su conflicto. Están abogando por una nueva vía, al margen de ETA, a la que ya no toman en consideración. Quieren dejar de ser una posible moneda de cambio en una posible negociación entre la organización armada y el Estado. Y sin duda, han hecho un gran esfuerzo por reconocer la ley española a la que ahora dicen acogerse sin reservas.

Hablan de humildad, incluso de apoyar una revisión de "la responsabilidad de cada uno" de los presos. En suma, el EPPK manifiesta su hartazgo de que ninguna de las dos partes de las que dependen, los estados español y francés y ETA, muevan ficha. Mientras unos se van a su casa por un error jurídico –la doctrina Parot- otros siguen encerrados sine die. La reacción era previsible. Y ha llegado en las postrimerías de la Navidad, cuando la ausencia de los familiares resulta más evidente. Pero también del otro lado, del de las víctimas.

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