India necesita que Pakistán y EEUU sean amigos

  • Una buena relación entre Pakistán y los Estados Unidos puede ser la mejor aliada de la India si quiere mantener su propia estabilidad y tener bajo control a su histórico enemigo.
La India y Pakistán reactivan el proceso de diálogo formal
La India y Pakistán reactivan el proceso de diálogo formal
Jason Overdorf, Nueva Deli (India) |GlobalPost

Diplomáticos y estrategas militares indios sintieron una punzada de satisfacción el mes pasado, cuando el ex jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, Mike Mullen, acusó a la agencia de espionaje de Pakistán de emplear a grupos terroristas.

Desde hace tiempo Nueva Deli desea que se rompan los vínculos entre Washington e Islamabad, acabando de paso con miles de millones de dólares en ayuda de EEUU que, en opinión de la India, Pakistán utiliza básicamente para acumular un arsenal contra su vecino.

Pero por mucho que Nueva Deli haya rogado por esa ruptura, EEUU ha logrado reconducir finalmente la situación tras las acusaciones de Mullen de que la inteligencia paquistaní utiliza a la red terrorista Haqqani, con base en Afganistán, para desarrollar una guerra subsidiaria contra las fuerzas de EEUU.

Lo que la India desea, por encima de todo, es que Pakistán esté bajo control. Y, de hecho, es EEUU el que lo hace posible.

"La maraña de relaciones entre EEUU y Pakistán de los últimos días ha supuesto enormes dilemas para la India", asegura Harsh Pant, profesor del King's College de Londres.

No hace falta leer entre líneas para ver que sea cual sea el alivio que haya supuesto para la India escuchar la acusación en boca del militar de mayor escalafón en EEUU, le preocupa mucho más que Pakistán se quede de repente descontrolado. También la influencia que pueda tener Islamabad en las conversaciones de paz de Afganistán o su papel diplomático en un Kabul de posguerra.

Aunque Nueva Deli lleve años quejándose de que EEUU hace la vista gorda sobre el supuesto uso de grupos terroristas por parte de Pakistán para llevar a cabo una guerra subsidiaria contra la India (empezando por el conflicto de Kargil en 1999 y cada vez más desde el 11 de septiembre de 2001), la Casa Blanca ha estado ofreciendo a la India soluciones, aunque limitadas, contra un enemigo cada vez más temerario.

Aunque la "guerra por proxy" es un término común en los servicios de inteligencia paquistaníes desde hace décadas, Nueva Deli no aprovechó inmediatamente la acusación de Mullen para reclamar a Washington la ruptura de su alianza con Islamabad. En lugar de ello, pidió que se extienda el compromiso de EEUU en Afganistán, lo que imposibilitaría la ruptura de esa alianza.

"Por la paz, la estabilidad y seguridad de Afganistán, es imperativo que la transición en marcha se vincule a la realidad del terreno y no a calendarios rígidos", dijo el representante permanente de la India en la ONU, Hardeep Singh Puri, a sus compañeros delegados tras las declaraciones de Mullen.

India y Pakistán han luchado cuatro guerras desde su creación en 1947: tres veces por territorio en Cachemira y una por la lucha de Bangladesh para lograr su independencia de Pakistán. Y si bien la India nunca ha perdido, Pakistán nunca se ha rendido.

Ya en este siglo, la atención mundial se concentró en el ataque terrorista al parlamento indio y la subsiguiente confrontación entre indios y paquistaníes que estuvo a punto de desembocar en 2002 en la primera guerra nuclear mundial.

Pero la retirada de Nueva Deli en el último minuto y su rechazo a movilizar tropas tras los atentados terroristas de Bombay en noviembre de 2008 sugiere que otra guerra a larga escala entre ambos países es mucho menos probable de lo que se llegó a pensar alguna vez.

Las razones son simples. La creciente superioridad militar de la India descarta prácticamente una invasión por parte de Pakistán. Y el notable arsenal nuclear de Pakistán, sus mejores misiles y una bien equipada fuerza aérea, ejercen un papel disuasorio más que suficiente frente a cualquier actuación militar por parte de la India, sea cual sea la provocación.

Se mida como se mida, la actual fuerza militar de Pakistán simplemente no se puede comparar con la de la India, según datos recopilados por Global Firepower.

Tan sólo hay un problema, dice G. Parthasarathy, ex embajador indio en Pakistán, algo de lo que EEUU empieza a darse cuenta ahora.

"Me alegro de que la realidad haya salido a relucir, aunque sea bastante tarde", dijo Parthasarathy en respuesta a las afirmaciones de Mullen. "Pero los paquistaníes no van a renunciar a sus activos yihadistas. Si optáis por mantener vuestra cabeza debajo de la arena, nosotros no podemos hacer nada al respecto".

Es más, la creciente influencia regional de la India, y la respuesta belicosa de China, hace que a Nueva Deli le sea imposible aplicar el planteamiento unilateral de Islamabad.

"La India necesita desplegar un número importante de efectivos a lo largo de la frontera chino-india", asegura Sumit Ganguly, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Indiana. "Pakistán lleva tiempo adoptando una estrategia de guerra asimétrica contra la India, y las capacidades convencionales no son especialmente útiles a la hora de enfrentarse a ese tipo de estrategia", añade.

La situación podría empeorar antes de mejorar. Según el  paquistaní Ahmed Rashid, autor de "Descent into Chaos: The United States and the Failure of Nation Building in Pakistan, Afghanistan, and Central Asia", Pakistán se enfrenta ahora a problemas económicos, una tensión étnica letal y problemas internos con los extremistas islamistas que antaño fomentó.

"A largo plazo, la India y EEUU se encaminan hacia una convergencia estratégica, económica y social", asegura Sunil Dasgupta, analista y miembro del Brookings Institution. "El desafío de la política de EEUU y la India ahora es lograr pasar de la divergencia a corto plazo sobre Pakistán a un estado de alianza natural a largo plazo".

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