Trump consulta con su equipo de seguridad

Irán ataca con misiles dos bases con tropas de Estados Unidos en Irak

Misiles lanzados contra EEUU. / EFE
Misiles lanzados contra EEUU. / EFE

Irán ha atacado con misiles dos bases con tropas de EEUU en Irak, según han confirmado el Pentágono y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní, que asume la autoría del ataque, la primera "represalia de Teherán" por la muerte del general Qasem Soleimani, asesinado en una operación estadounidense con drones en el aeropuerto de Bagdad. "Está claro que los misiles -una docena- han sido lanzados desde Irán", ha asegurado el portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, Jonathan Hoffman.  

Las bases aéreas de Al-Asad, ubicada al oeste de Bagdad, y de Erbil, cerca de la frontera iraní, recibieron el impacto de al menos doce misiles, según informó el Pentágono. Por ahora no se ha confirmado si el ataque produjo muertos o heridos. 

El Departamento de Defensa asegura que las bases que albergan tropas estadounidenses en Irak han estado en "alerta máxima", en referencia a las amenazas de Teherán de atacar a EEUU en respuesta a la muerte de Soleimani. Pocas horas después de que los restos del general -el segundo hombre más poderoso de Irán después del ayatolá Ali Jamenei y arquitecto de la política expansionista de Irán en Oriente Medio- llegasen a su ciudad natal para ser enterrados, medios oficiales iraníes informaron de la operación -bautizada como "mártir Soleimani"- contra las bases. "La venganza ha comenzado", anunciaron los Guardianes de la Revolución.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, también ha confirmado que el presidente, Donald Trump, ha sido "informado, está vigilando la situación de cerca y consultando con el equipo de seguridad nacional", según ha indicado a través de Twitter.

Trump amenazó recientemente con un eventual ataque contra 52 objetivos en Irán -una referencia a los 52 rehenes del asalto a la Embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979- si la República Islámica lanzaba represalias por la muerte de Soleimani, la mayor escalada hasta la fecha en la guerra fría que libran EEUU e Irán desde hace años. Actualmente hay más de 5.000 militares estadounidenses desplegados en Irak, a los que se suma el refuerzo de 3.500 soldados anunciado hace días por Pentágono tras la grave escalada de tensión de las últimas semanas.

Lo cierto es que nadie dudaba de que Irán vengaría la muerte de Soleimani, pero se esperaba una respuesta basada en ataques asimétricos contra intereses o aliados estadounidenses en la región. Ahora, Teherán ha advertido a Trump de que tomará medidas "todavía más devastadoras" si responde al ataque contra las bases.  

Una escalada sin precedentes

Soleimani murió junto al 'número dos' de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), Abú Mahdi al Muhandis -una poderosa milicia chií consideraba el brazo exterior de Irán en el país vecino-, y varios militares iraníes en un bombardeo ejecutado por EEUU en el aeropuerto de Bagdad. Fue la respuesta de Washington al asalto el 31 de diciembre a su Embajada en la capital de Irak -a la que accedieron decenas de milicianos proiraníes con la connivencia de los soldados iraquíes que debían protegerla-, una 'venganza' por el ataque con misiles contra posiciones de las Fuerzas de Movilización Popular que lanzó Trump el 27 de diciembre, una operación en la que murieron al menos 25 milicianos. 

Los bombardeos contra las milicias chiíes fueron a su vez una respuesta a la muerte de un contratista estadounidense en un ataque con proyectiles contra una base militar ubicada cerca de la ciudad de Kirkuk, en el noroeste de Irak.  El Gobierno de Bagdad ha condenado estos ataques de EEUU en su territorio -llevados a cabo "de forma unilateral" y "violando los acuerdos alcanzados con la coalición internacional" contra Daesh- y ha recordado que estas milicias, las FMP, son un elemento fundamental en la lucha contra Estado Islámico.

Por ello, el Parlamento iraquí aprobó el domingo una moción que exige la expulsión de las tropas estadounidenses del país y obliga al Gobierno a comprometerse a hacer público cualquier acuerdo que alcance en el futuro para la presencia de asesores y militares extranjeros.

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