Karl Rove, el hombre que diseñó la derrota de Obama y los demócratas

  • El hombre detrás del auge del Tea Party es el mismo que trabajó en la sombra para conseguir los éxitos de los Bush. Karl Rove, el ideólogo del nuevo fenómeno político en EEUU, es un viejo conocido de la política estadounidense.
El ex alto asesor de Bush, Karl Rove, está orgulloso de torturar a los sospechosos de terrorismo
El ex alto asesor de Bush, Karl Rove, está orgulloso de torturar a los sospechosos de terrorismo
Roberto Arnaz, Los Ángeles (EEUU)

Dos semanas antes de las elecciones legislativas, una misteriosa y cruel campaña de anuncios televisivos, muy críticos con los candidatos demócratas al Senado, recorrió Estados Unidos. El primero en emitirse describía a Alexi Giannoulias, aspirante a ocupar el antiguo escaño de Barack Obama en la Cámara alta, como un gran conductor, "tan bueno que ha sido capaz de conducir a su familia a la ruina".

El siguiente nombre de la lista negra era Harry Reid, líder de la mayoría en el Senado. En apenas 30 segundos se detallaba como su apoyo incondicional al plan de la reforma sanitaria había hecho que se olvidara de Nevada "convirtiendo el estado en la región con mayor número de desempleados del país". Tras él, la veterana senadora californiana Bárbara Boxer fue el nuevo blanco. Con una música digna de las mejores películas de terror, se la definía como el enemigo número uno de los jubilados del Estado Dorado "por sus continuos recortes en los planes médicos para la tercera edad". El castigo televisivo a los demócratas no paró ahí, los candidatos al Senado de Texas, Colorado o Tennessee también tuvieron su ración.

Lo único que se sabía de la campaña de desprestigio es que estaba pagada y promovida por American Cossroads GPS, una asociación casi desconocida que aglutinaba a varios grupos de militantes cercanos al partido republicano. Poco después se descubrió que la mano de Karl Rove era la que pulsaba el botón del play. Desde su pequeña oficina a pocas manzanas de la Casa Blanca, Rove había orquestado un plan para inundar las televisiones locales de los distritos más igualados con anuncios televisivos que se aireaban los trapos sucios de los candidatos demócratas.

Halcón republicano

A pesar de su apariencia de gordito bonachón, bajo el pellejo de este ex asesor del presidente George W. Bush, al que acompañó desde sus primeras victorias electorales en Texas, se esconde un de los estrategas electorales más clarividentes. Rove es un tipo de perfil bajo. No le gustan los focos ni atraer la atención de la prensa. Lo suyo es el trabajo sucio, desatascar las cacareadas cañerías de la política estadounidense. Tras dos años en un autoimpuesto segundo plano por el tortuoso fin de la era Bush, regresó hace unos meses a la política con la tarea de convertir en aplastante la presumible victoria republicana en las elecciones legislativas. Una misión que, a juzgar por los resultados del martes, ha sido un éxito.

Para lograr su objetivo diseño con mimo un cuidado plan. Lo primero fue crear una asociación, la American Crossroads GPS, que los grandes benefactores del partido republicano, como el magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch, nutrieron con 65 millones de dólares. Después llegaron los voluntarios, miles, las llamadas de teléfono, los correos electrónicos e incluso las aplicaciones para el iPhone. A diferencia de lo que sucedió en las elecciones presidenciales de 2008, de poco le sirvieron a Barack Obama los más de 15 millones de seguidores con los que cuenta en Facebook. La orquesta de Rove estaba afinada antes incluso que los estrategas del presidente se dieran cuenta de que estaban en campaña.

Además, el cerebro de la campaña conservadora se apoyó en el polémico presentador y comentarista político Glen Beck, su brazo armado en los medios de comunicación, para guiar al electorado republicano por el camino correcto a las urnas y, de paso, desmoralizar a sus rivales demócratas. De hecho, Obama ni siquiera había inaugurado su presidencia cuando Rove ya predijo que "el regreso del partido republicano al poder había comenzado". Dos años después sus predicciones se han cumplido.

Ahora su principal reto será acercar posturas con el Tea Party para evitar que una fractura en la derecha estadounidense propicie la reelección de Barack Obama. No lo tendrá fácil, sobre todo con Sarah Palin. La musa de los teabaggers ya ha anunciado su más que probable intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2012, algo que al estratega conservador no le hace ninguna gracia. Según declaró a The Daily Telegraph, Rove considera que Palin no tiene "el peso político" para vencer a un candidato como Obama y que podría "secuestrar" el gran momento que viven los republicanos. Además, tampoco le gusta que la ex gobernadora de Alaska se exhiba en un reality show como el que estrenará el próximo domingo en la cadena de televisión TLC. De la capacidad de Rove para mantener bajo control al Tea Party dependerá en gran medida que los republicanos lleguen a 2012 con capacidad para arrebatarle al primer presidente negro su sillón en el Despacho Oval.

Mostrar comentarios