La crisis y el escepticismo inciden en el debate independentista catalán

  • El debate sobre la independencia de Cataluña, región del noreste de España, discurre en sus zonas populares ligado a la crisis económica y el paro, y en medio de cierto escepticismo sobre la viabilidad de un Estado catalán independiente, según ha podido constatar Efe.

Leandro Lamor

Barcelona, 30 sep.- El debate sobre la independencia de Cataluña, región del noreste de España, discurre en sus zonas populares ligado a la crisis económica y el paro, y en medio de cierto escepticismo sobre la viabilidad de un Estado catalán independiente, según ha podido constatar Efe.

La crisis ha golpeado especialmente a los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona, capital catalana, en la que conviven algo más de tres millones de personas. La tasa de desempleo pasó del 7 % en 2007 al 17 % actual y en el caso de la población extranjera ya supera el 20%, según datos del instituto de estadística de Cataluña (Indescat).

En un área que agrupa a 35 municipios y donde hay más de 260.000 parados -una cifra dos puntos porcentuales superior al de Barcelona-, las referencias de la gente sobre la independencia se entremezclan inevitablemente con referencias a la crisis.

En el Baix Llobregat, una zona que sufre un 17 % de paro, el debate está en la calle. Se habla sobre el tema en bares y parques y a pesar de que hay opiniones diversas, en todas subyace el denominador común del escepticismo: ¿Es viable que Cataluña se separe de España en medio de la más grave crisis económica que la actual generación recuerda?.

En el barrio de La Florida en el municipio de L'Hospitalet de Llobregat, Carmen Martín, comercial, cree que sería "una apuesta muy arriesgada". "Estoy de acuerdo -afirma- en que económicamente sería bueno, pero hace falta ver quien lo haría y cómo".

En su opinión, hay que ver "qué país quieren hacer y después hablaremos. No nos pueden pedir un cheque en blanco con la promesa de que todo será mejor".

Valentín Fernández, mecánico desempleado del barrio de Pubilla Casas del mismo municipio, comparte las dudas de Carmen y cree que "es evidente que habría muchos enfrentamientos y posturas irreconciliables".

Por tanto, no sabe si "está bien plantear el tema ahora que estamos con el agua al cuello, pero lo cierto es que algo se tiene que hacer", dice.

Osvaldo Ruiz, que es ecuatoriano y vecino del mismo barrio, considera que "cualquier separación provocaría enfrentamiento entre las partes".

Su mujer, Mariela, que como él dejó Ecuador para buscar un futuro mejor pero está en paro desde hace año y medio, lo tiene muy claro: "No es el mejor momento para que se pongan a pelear entre hermanos, sino para unirse y tratar de salir de esta situación de crisis", dice.

A otros, como Jesús Pablo, que es un camarero de la localidad de Martorell pero, al igual que Mariela, está desempleado, siente que la polémica le queda lejos y afirma: "Me da igual si Cataluña es independiente o no. Lo que quiero es que se cree empleo y trabajar".

En Badalona, tercera ciudad de Cataluña en habitantes y donde el conservador Partido Poopular ganó en 2011 tras treinta años de gobiernos de izquierda, Yolanda, administrativa de 45 años, considera también que "en estos momentos, la independencia queda lejana. Hay que matizar y concretar muchas cosas todavía", afirma.

En su opinión, "el paro y los recortes en sanidad y educación son temas más preocupantes e importantes para la ciudadanía".

Paqui Guisado, 45 años y también desempleada, tiene su particular opinión del asunto y está convencida de que todo este debate sobre la independencia no es más que "un tema político para conseguir votos".

Y no duda en subrayar que hay otros asuntos "más prioritarios", como el paro y los recortes. "Lo que se debería recortar son los sueldos vitalicios de los políticos", afirma.

María Luisa Roldán, que nació en Granada pero reside, ya jubilada, en la localidad de Cerdanyola del Vallés y llama "mi casa" a Cataluña, piensa que con la independencia, Cataluña "no dependería de nadie a la hora de tomar decisiones" y "saldría ganando" pero tiene claro que, este asunto no debe tapar el de la crisis.

Más lejos de la capital barcelonesa, en lo que se conoce como la segunda corona metropolitana, el debate también aparece sin poder eludir el trasfondo económico de la situación económica.

Oscar Sardeny, arquitecto de Sabadell, cree que la gente se plantea este asunto como si la independencia fuera a convertir a Cataluña en Hollywood, "pero nadie suele explicar los costes comerciales, el posible boicot de productos catalanes en España...", dice al tiempo que aventura que, quizá, "al final, creo que sí, que Cataluña saldría ganando a la larga".

Para Álex Vidal, funcionario de Mataró de 42 años, la cuestión económica en todo este asunto es clave porque "el déficit de la balanza fiscal nos ahoga hasta límites insospechados".

Pero lo tiene claro: "en un momento de crisis económica, no sólo salen a la calle los independentistas de bandera, sino también los independentistas de cartera".

Cataluña, que representa el 18 % del PIB español, afronta como el resto de España las consecuencias de la profunda crisis económica y tiene además dificultades para lograr financiación.

El 25 de septiembre el presidente del gobierno de Cataluña, Artur Mas, anunció el adelanto de las elecciones regionales para el 25 de noviembre y señaló que llegó la hora de que esta comunidad autónoma española "ejerza su derecho de autodeterminación".

Dos días después el Parlamento catalán aprobó convocar una consulta para que los catalanes puedan determinar "libre y democráticamente su futuro colectivo".

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