La huelga general convocada hoy por los dos principales sindicatos portugueses para protestar por las medidas de austeridad del Gobierno de Pedro Passos Coelho ha tenido un seguimiento mayoritario en los sectores de transporte.
El parón ha herido principalmente a trenes y aviones. Portugal ha vivido una jornada de escaso movimiento ferroviario y un flujo aéreo mermado con menos de una veintena de vuelos completados de los más de cien previstos. Los funcionarios sin embargo, la han secundado pero sólo de forma minoritaria.
La Federación Nacional de Sindicatos de la Función Pública ha informado de que la aerolínea portuguesa TAP ha cancelado 121 de los 140 vuelos programados para hoy y el Aeropuerto de Portela, en Lisboa, ha anulado todas las operaciones aéreas hasta las 17.00 horas de mañana, según recoge la prensa lusa.
En las primeras doce horas de parón, el aeropuerto de Lisboa sólo ha operado un vuelo, con destino a Terceira, en las islas Azores. La capital portuguesa ha sido uno de los puntos del país más afectados por la huelga, con el servicio de metro cerrado y con escasos tranvías circulando por la ciudad.
La mayoría de ciudadanos de Lisboa se han visto atrapados por la huelga y por ello la ciudad ha vivido una inusual invasión de vehículos particulares. Aglomeraciones y atascos en las principales carreteras son algunas de las huellas que ha dejado el movimiento sindical.
Más afines al parón
Los servicios de transporte fluvial en el río Tajo han quedado también paralizados por el seguimiento masivo de la huelga por parte de los empleados de las empresa Soflusa y Transtejo. En Oporto, los autocares de la compañía STCP también han dejado de operar porque todos sus trabajadores han acudido a la llamada de los sindicatos.
En el sector sanitario la cosa ha quedado en un fifty fifty con algo menos de la mitad de los trabajadores del hospital Santa María de Lisboa parados y el total de la plantilla en los hospitales de Covilha, Coimbra, Guarda, Seia y Lagos.
Ésta es ya la la tercera huelga convocada por el sindicato CGPT con el respaldo de UGT desde 1988, cuando los trabajadores pararon para protestar por una modificación de la legislación laboral que intentó sacar adelante el entonces primer ministro y ahora presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva.
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