'Carlo', la ametralladora casera del terrorismo que tiene en vilo a la inteligencia israelí

Un fusil de características muy singulares, barato, de fabricación casera y letal. Así es el arma que mantiene en vilo a los servicios de inteligencia israelíes desde hace tiempo. En los últimos seis meses, esta auténtica herramienta de masacres ha sido la protagonista excluyente en los ataques terroristas palestinos. Se le conoce como 'Carlo' en la jerga militar, pero más específicamente el nombre coloquial de esta ametralladora es 'Carl Gustav'.

En lo que va de año, las fuerzas de seguridad israelíes han localizado al menos tres instalaciones de fabricación y almacenamiento de estos fusiles en territorios limítrofes con Cisjordania. La 'Carlo' es rudimentaria y absolutamente artesanal, pero ha estado presente en la mayoría de los ataques de palestinos contra civiles israelíes en 2015 y 2016.

Es verdad que no resulta demasiado precisa y tiene un alcance bastante limitado, pero (según los especialistas) es lo suficientemente potente como para provocar el caos y la muerte a gran escala. Su producción no se detiene. En Jerusalén, estas fueron las armas improvisadas utilizadas para cometer masacres en un autobús público en marzo pasado, por ejemplo. También en tiroteos contra la policía israelí el pasado mes, y en matanzas como la de un joven de 19 años cerca de la ciudad vieja de la mencionada localidad (a comienzos de año), entre otros nefastos episodios.

Un portavoz del Ejército citado por 'The Times of Israel' ha asegurado que la escalada de ataques con ametralladoras clandestinas 'Carlo' es más que preocupante: "Ha habido un mayor esfuerzo para intentar apoderarnos de las armas ilegales palestinas, que suponen una amenaza letal para los civiles israelíes y las fuerzas de seguridad", dijo un portavoz del ejército.

Pero, por ahora, los servicios de inteligencia y las fuerzas antiterroristas admiten que se ha hecho muy poco frenar seriamente la creación y proliferación de estas armas de fabricación casera. Hasta la ONU ha advertido que este fusil implica un verdadero desafío para Israel y los países de todo el mundo, que están tratando de "evitar la liquidación masiva" en manos de terroristas y criminales.

La 'Carlo' está hecha con un taladro de columna, algunos elementos de soldadura y planos para su fabricación que hasta circulan por internet. Su nombre deriva de la metralleta semi-automática M/45 Car Gustav, un diseño que fue adoptado por el ejército sueco en 1945 y más tarde tuvo licencia de fabricación en Egipto, donde las unidades se han vendido bajo los nombres de Port Said y Akaba, de acuerdo con un informe elaborado por el Small Arms Survey, un instituto de investigación armamentística con sede en Ginebra.

En realidad, la 'Carlo' que utilizan los terroristas palestinos solo guarda una gran semejanza visual con la Gustav. Los diseños para la fabricación casera están disponibles en la Red. El dispositivo mecánico del arma es bastante sencillo, aunque muy eficaz: cuando se dispara una bala, la explosión sopla el cerrojo, que expulsa la vaina del cartucho gastado y alimenta automáticamente la siguiente ronda de disparos en la cámara. Ese proceso se repite de forma automática durante el tiempo que el tirador oprime el gatillo, o hasta que la munición se agota.

De todas formas, la 'Carlo' puede variar en apariencia y funcionamiento. "Una de las variaciones más usuales de este fusil se distingue fácilmente, por la inclusión de una empuñadura de pistola estilo M4 / M16, de fabricación comercial", indica el Small Arms Survey.

Además de presentar diversas apariencias, estas armas también se pueden adaptar a una gama amplia de municiones. El más utilizado es el cartucho de 9 x 19 milímetros. Sin embargo, también existen versiones que utlizan otros calibres, incluyendo el 22 LR, 32 ACP, 9 x 18 mm y 5.56 x 45 mm.

Se trata de un arma de fuego de diseño muy básico, con una utilidad limitada. Su precisión y alcance son bastante precarios, como quedó dicho, pero cada día los terroristas palestinos las perfeccionan más. Al colocar ranuras en el interior, hacen que el giro de bala se adapte a la medida del arma.

Otra dificultad que genera dolores de cabeza a los israelíes es que el arma resulta muy difícil de localizar. A pesar de su efecto legal, son relativamente pequeñas y se pueden ocultar fácilmente en las casas o en las ruedas de un vehículo, por ejemplo.