¿Llegará el turismo estadounidense a Cuba?

  • Estados Unidos está estudiando una nueva ley que permitiría a sus ciudadanos viajar a Cuba por motivos turísticos sin restricciones. Ahora únicamente pueden visitar el país los periodistas y los cubano-americanos. ¿Pero quién se beneficiaría de un levantamiento de las prohibiciones: el gobierno cubano o sus ciudadanos?
Un cubano observa un escaparate de una tienda para turistas en La Habana Vieja (sept. 2006)
Un cubano observa un escaparate de una tienda para turistas en La Habana Vieja (sept. 2006)
Rickey Rogers | Reuters
Nick Miroff | Global Post para lainformacion.com
Nick Miroff | Global Post para lainformacion.com

(La Habana, Cuba). Los modestos emprendedores que alquilan habitaciones particulares a turistas en Cuba bien podrían ser los futuros líderes empresariales de una economía post castrista, pero por el momento son sólo una tribu asediada.Además de los fuertes impuestos, férreas regulaciones y molestas inspecciones que tienen que soportar por parte del gobierno comunista de la isla, también sufren las restricciones al comercio y al turismo del gobierno de Estados Unidos contra Cuba.

Los propietarios de pensiones en casas particulares han recibido recientemente un nuevo revés al ser informados por el portal Hostelworld.com, uno de los líderes mundiales en reservas hoteleras online, que sus anuncios serían retirados de sus páginas. ¿El motivo? Que la empresa ha sido adquirida por una firma estadounidense.

Al hacer más difícil que los visitantes extranjeros se puedan hospedar en casas particulares, el embargo de Estados Unidos está en realidad guiando a los turistas hacia hoteles y complejos propiedad del gobierno cubano. Consecuencias no intencionadas como éstas no son algo nuevo en las políticas de Estados Unidos frente a Cuba, pero el debate sobre las restricciones a los viajes es un tema candente actualmente en el Congreso; y uno de los aspectos más polémicos tiene que ver con quién se beneficiaría de una llegada repentina de turistas estadounidenses: ¿el gobierno cubano o los cubanos de a pie?

Voces a favor y voces en contra

Los defensores de una nueva ley presentada por el demócrata William Delahunt (el acta de Libertad para Viajar a Cuba), argumentan que los turistas estadounidenses ayudarían a difundir los valores democráticos en la isla, y a impulsar el cambio a través del contacto con los cubanos.

Quienes se oponen a la ley aseguran que los más de dos millones de turistas extranjeros que ya visitan Cuba anualmente (la mayoría europeos y canadienses que compran paquetes turísticos al gobierno cubano) no han conseguido cambios o más democracia. Insisten en que los dólares de los turistas estadounidenses supondrán un impulso financiero para el gobierno de la isla, escaso de recursos, pero que harán poco en lo que se refiere a la situación de los derechos humanos.

Cuba es el único país del mundo que el gobierno de Estados Unidos impide visitar libremente a sus ciudadanos. Los periodistas y otras categorías específicas de profesionales sí pueden viajar a la isla, así como los cubano- americanos que quieren visitar a sus familiares, pero las restricciones bloquean el turismo de EE UU a gran escala.

Si se aprobase la ley de libertad para viajar a Cuba...

Los analistas del sector de viajes calculan que cerca de un millón de turistas de EE UU visitarían Cuba durante el primer año tras el levantamiento de restricciones, y que después les seguirían otros cuantos millones. Si bien muchos se quedarían en los complejos hoteleros en la playa propiedad del gobierno cubano, la isla no tiene actualmente capacidad para absorber un flujo de tal cantidad de estadounidenses, por lo que muchos acabarían alojándose en las casas particulares de cubanos.

Esta opción les podría interesar además por otra serie de motivos. "No creo que todos los estadounidenses vayan a venir en busca de playa, al menos inicialmente", asegura Conner Gorry, una escritora de viajes que ha colaborado con la guía Lonely Planet de Cuba. "Van a querer ver lo que se cuece en Cuba y de qué trata este sistema político", afirma. "Los turistas estadounidenses van a querer ver qué es lo que ha hecho que el tema de Cuba haya despertado tantas pasiones durante todos estos años", dice Gorry.

Si los visitantes estadounidenses curiosos van más allá de los hoteles de playa y se aventuran en ciudades y pueblos, muchos cubanos corrientes podrán beneficiarse de ello. Taxistas, camareros, guías y operadores turísticos, y restaurantes particulares son algunos de los muchos cubanos que podrían recibir una inyección económica rápida a través de los estadounidenses.

"Estamos esperando a que vengan los americanos. Sería buenísimo para nosotros", dice Yovani Santi, que vende imanes decorativos, pulseras y otros pequeños detalles hechos a mano en un puesto que le alquila al gobierno en un mercado de La Habana Vieja, cerca del puerto. A un paso están las terminales portuarias preparadas para recibir cruceros, pero ahora no hay ninguno. "Si los americanos pueden venir aquí y los cruceros pueden venir a nuestro puerto, tendremos un montón de turistas", asegura Santi, que lleva 14 años vendiendo artesanía. "Tu gente es muy buena gente", afirma.

En las últimas semanas el debate sobre las restricciones de viaje se ha ido entrelazando en EE UU con el del respeto a los derechos humanos en la isla, tras publicar la organización Human Rights Watch un revelador informe sobre el trato en Cuba a los disidentes y quienes critican abiertamente al gobierno de Castro.

Las voces críticas en Cuba quieren turistas de EE UU en su isla

Ninguno de los más prominentes opositores al gobierno de Cuba secunda la restricción a los viajes. La bloguera cubana Yoani Sánchez, bastante desconocida en la isla pero muy seguida en el extranjero, envió una carta al respecto al presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, el demócrata Howard Berman, que fue leída el mes pasado durante unas audiencias sobre la liberalización de los viajes de los estadounidenses a Cuba.

"Los ciudadanos cubanos, por su parte, se beneficiarían de la inyección de recursos materiales y dinero que estos turistas del norte dejarían en servicios y redes alternativas", escribió Sánchez. "Sin duda alguna la autonomía económica produciría autonomía ideológica y política, verdadero poder personal", planteaba. "Los lazos culturales, históricos y familiares naturales que hay entre ambos pueblos irían tomando forma sin la sombra de las actuales regulaciones y prohibiciones".

Martha Beatriz Roque, una de las voces más críticas con el gobierno de Castro en la isla, dice que ella no es tan optimista. Pero asegura que "no cree que esto cambie al gobierno cubano de todas formas." Lo dice en su minúsculo apartamento de La Habana, en cuya puerta de entrada está pegada una pegatina que reza "CAMBIO"."Pero creo en la democracia y la libertad," añade. "Creo que todo el mundo debería tener la libertad de viajar, algo que no tienen los cubanos. Así que si lo que estamos haciendo aquí es luchar por la democracia, ¿cómo podemos tratar de restringir la libertad de los estadounidenses?"

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