Los adolescentes europeos que marchan a Siria, un ejemplo que no cesa

    • Sarah, una chica francesa de 17 años, marchó a Siria en el mes de marzo. Su familia no intuyó en ningún momento que pudiese hacer algo así.
    • Abubakr Deghayes, un joven británico de 18, falleció en Siria en el mes de abril. Había ido a Siria para realizar labores humanitarias.

"Nos preguntamos todos los días quien la pudo adoctrinar. Lo único que sabemos es que no sacó dinero de su cuenta antes de salir. El dinero para el vuelo a Istambul lo tuvo que sacar de otra parte". Jonathan, un chico francés de 22 años no sabe como su hermana, Sarah, de 17 pudo irse a Siria a luchar.

"Veía reportajes de Siria en televisión y decía que hacía falta ayudarles en el plano humanitario, pero sin más. No pensamos en ningún momento que un día, de camino al colegio, se iría", cuenta a Liberation.

"Mi hermana Sarah salió el 11 de marzo. Mi padre la dejó en la estación para que pudiera ir al colegio, en Carcassone. Me llamó a mediodía para decirme que comía con una amiga. Por la tarde, cuando no volvió a casa, denunciamos su desaparición en la gendarmería". Fue la última vez que vio a su hermana. Sarah, una chica de 17 años francesa que decidió marcharse a Siria, a luchar por la Yihad.

Su hermano contaba al medio francés Liberation cómo ocurrió todo. "La gendarmería fue la que nos dijo que había cogido un vuelo desde Marignane a Istambul ese mismo día". Su familia no la ha vuelto a ver, pero sí que han hablado por teléfono."El viernes siguiente nos llamó para decirnos que estaba en Siria, en la región de Aleppo y que 'no teníamos que preocuparnos'". "Estoy bien, como bien, duermo bien. Siria no es como la muestran los medios de comunicación", les contó a su familia.

"También tenía momentos para escribirnos a través de Facebook, donde decía que no estaba nunca sola. Cuando hablabamos por teléfono, ella repetía las preguntas, como si necesitara algún tipo de autorización para responder. Nos decía solo que estaba con otras chicas, con las que cocinaba y limpiaba.Nos decía que fueramos con ella", dice su hermano.

"Estaba interesada en la religión desde hace un año, pero no nos inquietaba. Al contrario, era bueno, somos una familia musulmana. Hacemos ramadán, aunque no rezamos todos los días. Sarah iba a rezar a la mezquita de Carcassonne y comenzó a llevar el velo. Dejó el instituto, pero no nos decía nada sobre sus compañeros o profesores. Una vez, en la calle, antes de que se marchara, un conductor hizo como si la disparara desde su coche, algo que le marcó y que nos inquietó a todos".

"En el colegio estaba inscrita en un grupo para alumnos con dificultades, pero quince días antes de marcharse se inscribió en un curso de comercial", explica su hermano."Era tímida y reservada, salía poco y dudo mucho que tuviese novio".

No es el único ejemplo de un adolescente en primera línea de guerra. En el mes de abril moría Abubakr Deghayes, de 18 años.

El joven, nacido en Reino Unido, voló a Siria para reunirse con sus hermanos, que se encontraban ya allí. Trabajaba en una tienda de Adidas y, según recoge The Guardian, llevaba una vida normal: bebía cerveza y tenía amigos y amigas. Su padre declaraba a The Guardian "nunca le dije a mi hijo que fuera, pero creo que había una causa en la que creían muy fuertemente que les empujó a ir. Estoy muy triste con su fallecimiento, pero me consuela saber que marchó a Siria por una causa justa, para proteger a aquellos que mueren o necesitan ayuda".

Según contaba su padre, su hijo mayor marchó al país para ayudar de forma humanitaria, pero luego decidió luchar. Sus hermanos pequeños le siguieron, entre ellos, Abubakr. "No creo que mis hijos sean terroristas. Creo que querían defender a aquellos amenazados y con necesidad de protección", recogía The Guardian.

El adolescente es el nieto de Omar Deghayes, que fue detenido en Pakistán y estuvo internado en Guantánamo entre 2002 y 2007.

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