La crisis ha hecho que los jóvenes franceses se resistan a abandonar el hogar. La proporción de jóvenes que ya no vive con sus padres ha disminuido cuatro puntos entre 2007 y 2010, según ha publicado un estudio elaborado por el Ministerio francés de asuntos escolares.
El estudio cuestionó a los jóvenes que dejaron el colegio entre 2004 y 2007. Tres años después, el 58% vivía en su propia casa frente al 54% que todavía lo hacía con sus padres. De los que ya no lo hacían, un tercio compartía los gastos de su nueva vivienda con su familia.
El nivel de estudios y la profesión de los padres juegan un papel importante en la independencia de los jóvenes franceses. Los peor parados son los hijos de trabajadores obreros. Éstos son un 40% menos propensos a dejar el hogar familiar.
El 83% de los que no tienen estudios superiores sigue viviendo con sus padres, frente al 28% de los graduados en educación superior.
Hacerse con el primer empleo es lo que ayuda a los jóvenes a emprender su vuelo. En 2010, sólo el 20% de los jóvenes desempleados habían abandonado su hogar, contra el 71% de los que tenían trabajo.
El 65% de los que viven con sus padres sueñan con irse.
Según una encuesta publicada por OpinionWay, el precio de alquiler medio de los jóvenes franceses que acababan de dejar el hogar se situó en los 463 euros mensuales.
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