Los refugiados languidecen en las fronteras de Túnez

  • Muchas de las decenas de miles de personas que huyen de Libia provienen de otros países de África. Alrededor de 2.500 refugiados que huyeron de la guerra contra Gadafi y ahora están en Túnez no tienen la opción de volver a sus respectivas patrias. Allí les amenazan sus propias guerras.

Cuando Abdel Gafar Mohamed, de 26 años de edad, se embarcó el mes pasado en una sucia barcaza en las costas de Trípoli, el mecánico etíope tenía la esperanza de escapar de Libia, destrozada por la guerra, navegando hasta la isla italiana de Lampedusa, en un rápido viaje de 150 millas sobre un mar en calma.

Sin embargo, el pequeño barco de madera, cargado con docenas de otros inmigrantes africanos pero sin suficientes alimentos, agua, o incluso una brújula, estuvo vagando sin rumbo por el Mediterráneo durante casi dos semanas.

Cuando el barco finalmente consiguió regresar a la costa de Libia, sólo nueve de los pasajeros estaban todavía vivos. Los otros, incluyendo a Mohamed, murieron de inanición, de acuerdo con los supervivientes.

Ahora, la hermana menor de Mohamed, Fakir, está guardando el luto desde los confines de un polvoriento campamento de refugiados cerca de la frontera de Túnez con Libia, en Ras Jadir.

Pero tras un mes de espera aquí, en el limbo, ella también está contemplando la posibilidad de embarcarse en un viaje arriesgado. 'No tengo ninguna esperanza aquí. Y si regreso a casa, podría ser asesinada', dice Fakia, ocultando sus lágrimas con un velo.

La hermana de Mohamed es una de las decenas de miles de refugiados que huyeron del conflicto en Libia, que pronto cumplirá su tercer mes, sólo para terminar en una de las varias ciudades de tiendas de campaña que se expanden a lo largo de la frontera de Túnez con el país dirigido por un Muamar al Gadafi en guerra contra sus opositores y la coalición internacional.

Para la mayoría de los refugiados aquí, volver a casa ha sido un proceso lento aunque inexorable con la ayuda de Túnez y de otros gobiernos, el ACNUR y varias organizaciones de cooperación.

Pero los aproximadamente 2.500 refugiados que no pueden repatriar a las naciones ya devastadas por sus propias guerras, y a los que les esperan semanas viviendo en condiciones de vida deprimentes en este desolador desierto, se sienten cada vez más desesperados.

Y aquí, sin un final a la vista para la crisis, la ira y la frustración crecientes están obligando a algunos refugiados a mirar hacia el norte - a las costas europeas accesibles sólo a través de un peligroso viaje en embarcaciones improvisadas, muchas de los cuales rara vez llegan a su destino.

'La vida en Libia era tan violenta que me vi obligado a salir', explica Abdel Aziz Adham, un joven trabajador inmigrante en Trípoli que ya huyó una vez de los conflictos en su nativa Somalia. 'Pero ahora no tengo dinero, ni trabajo, ningún sitio a dónde ir ni nadie que me ayude'.

Más de 85.000 refugiados que huyen de Libia se han garantizado un pasaje seguro a casa después de entrar en Túnez, según la Organización Internacional para las Migraciones.

Sin embargo, el proceso no es tan fácil para los ciudadanos de países como Somalia, Eritrea, Irak y la región de Darfur, en Sudán, cuyos países de origen también son inseguros.

Su mejor opción es el reasentamiento en un tercer país, de acuerdo con Firas Kayal, el portavoz de ACNUR de la oficina de Túnez.Pero Estados Unidos, Canadá y Australia, los tres países que suelen albergar a la mayoría de los solicitantes de asilo, sólo aceptan a un número limitado de refugiados cada año.

'Nuestros esfuerzos hasta ahora han sido buenos y hemos tenido algunas respuestas positivas, pero no hay duda de que es insuficiente', dice Kayal.

Para los pocos desafortunados que tienen que esperar, la vida en los campamentos de Túnez se está convirtiendo en algo cada vez más y más desesperante.

A los refugiados se les impide salir de los campamentos, los cuales están rodeados por vallas metálicas y protegidos por militares de Túnez.

El agua corriente y la electricidad están limitadas en el abarrotado Campamento de Tránsito de Choucha, una ciudad aparentemente interminable de miles de carpas blancas cubiertas de arena.

Dado que las condiciones parecen empeorar, los refugiados han comenzado a poner sus miras en ACNUR - la agencia de la ONU encargada de proteger a los refugiados.

'No hay novedades de ACNUR. Necesitamos un reasentamiento ahora, y ninguno de nosotros sentimos que tengan alguna solución para nosotros', protesta Numeri Gamal, un miembro que se autoproclama como integrante del Frente de Liberación Oromo (OLF) de Etiopía, que el Gobierno en esa nación del África Oriental cataloga como una organización terrorista.

Aunque ACNUR ha sido elogiado por su rápida respuesta a la crisis de Libia, el personal local de la agencia para los refugiados admitió que ni siquiera sabía de la presencia de decenas de iraquíes y de palestinos que ahora viven en campamentos fronterizos.

'Mi mayor temor es que no sé donde voy a ir', dice Bassem Mansour, de 40 años, originario de la Franja de Gaza. 'Yo ni siquiera tengo un hogar. Estaría feliz de ir al Polo Sur en este momento'.

Ibrahim Musa, un refugiado de Chad de 32 años de edad, está rebosante de orgullo esta semana debido al nacimiento de su hijo Khalifa, al parecer uno de los primeros bebés nacidos en un campo de refugiados de Túnez.

'Esta semana ha sido la más feliz de mi vida', dice Musa, quien admite que no tiene idea de qué ciudadanía puede reclamar para su hijo, de sólo nueve días de edad.

El sudanés Mahjoub Mohamed Alí no ha estado 'haciendo absolutamente nada' en el campamento de refugiados desde mediados de marzo. Con el conflicto y la incertidumbre en su país natal, en región de Darfur, Alí no podrá regresar a casa a corto plazo.

La mejor esperanza para Alí, dice, es esperar un reasentamiento en Europa o Estados Unidos que podría no suceder nunca.'No tengo ni idea de lo que voy a hacer', dice Alí. 'Pero la vida aquí es totalmente deprimente. No tenemos ordenadores, nada que leer, y estamos en medio de la nada. Es como estar en la cárcel'.

Jon Jensen, Ras Jadir (Túnez) | GlobalPost
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