Medio siglo de amistad por carta puede retrasar la canonización de Juan Pablo II

  • El máximo pontífice se escribió durante varias décadas con una vieja amiga que actuaba como consejera en cuestiones sobre la sexualidad. Puede ser un problema para llevar a los altares al sacerdote polaco.
Juan Pablo II ha sido uno de los pontífices más populares de los últimos años | Flickr
Juan Pablo II ha sido uno de los pontífices más populares de los últimos años | Flickr
Jan Cienski | GlobalPost para lainformacion.com
Jan Cienski | GlobalPost para lainformacion.com

VARSOVIA — Una colección recién publicada de cartas con referencias al amor y el sexo y que representan medio siglo de correspondencia entre el Papa Juan Pablo II y una amiga muy querida ha sorprendido al Vaticano y puede ralentizar el proceso de canonización de uno de los pontífices más respetados y queridos de la historia contemporánea.

La existencia de las cartas entre Karol Wojtyla y Wanda Poltawska, una psiquiatra y devota católica madre de cuatro hijos ha creado confusión en Roma, en donde los funcionarios encargados de la beatificación del pontífice le han pedido que entregue toda su colección de correspondencia al Vaticano.

En Polonia, los clérigos han atacado a Poltawska por publicar dichas cartas. "e;La señora Poltawska está usurpando la naturaleza excepcional de esos lazos, que en realidad no lo eran tanto. Probablemente no era la única persona que tenía vínculos tan antiguos y cercanos a Karol Wojtyla", aseguró en una entrevista al diario La Stampa el cardenal de Cracovia Stanislaw Dziwisz, quien fuera en su día secretario personal de Juan Pablo II. Dziwisz es conocido además por su hostilidad hacia Poltawska, invitada asidua al Vaticano y quien no aparece mencionada en sus memorias sobre la vida del Papa.

La relación entre Wojtyla y Poltawska no fue ni mucho menos romántica y no existen indicios de que hubiera una relación física. Ella firmaba sus cartas como Dusia, su apodo familiar, y él firmaba las suyas como Br., abreviatura de la palabra polaca "e;brat"e; (hermano). Las cartas, publicadas en el reciente libro de Poltawska titulado "e;Memorias de las Montañas Beskidy"e;, es poco probable que empañen la imagen del pontífice, pero sí abren una reveladora ventana sobre cómo se forjaron sus puntos de vistas sobre la sexualidad y la contracepción.

Asunto polémico

El revuelo en Roma ha hecho que el libro de Poltawska sea un tema candente en Polonia, en donde Juan Pablo II sigue siendo un hijo predilecto, con cientos de estatuas adornando ciudades y pueblos y muchas calles principales bautizadas con su nombre.

La amistad de Poltawska con Wojtyla se inició en 1956, en la ciudad de Cracovia, en donde él era un joven y dinámico sacerdote que actuaba como capellán de médicos y estudiantes en prácticas. Ella era una dura psiquiatra que buscaba ayuda espiritual para superar el trauma de haber pasado por el campo de concentración de Ravensbruck, en donde fue víctima de atroces experimentos médicos. La habían enviado allí a los 19 años, por ser miembro de los movimientos clandestinos polacos.

Wojtyla siempre sintió una afinidad especial hacia ella, por el horror que había sufrido durante la guerra, un duro contraste con la forma relativamente fácil en la que él había sobrevivido a la confrontación. Entre ellos dos y el marido de ella, un filósofo, se consolidó una profunda amistad que terminó influyendo al futuro papa en muchos aspectos. Wojtyla y los Poltawska solían hacer largas excursiones y viajes de camping a las montañas Beskidy, en el sureste de Polonia.

Cuando era un joven sacerdote, Wojtyla estaba particularmente interesado en la sexualidad humana, y los puntos de vista duros de Poltawska sobre el amor y el sexo contribuyeron a perfilar su postura de rechazo a las formas artificiales de contracepción. Un punto de vista que influyó sobre el Papa Pablo VI cuando prohibió dichos métodos en 1968.

Para Wojtyla el sexo era una expresión de amor entre un hombre y una mujer, un punto de vista bastante radical en sus tiempos, pero estaba totalmente en contra del aborto, la masturbación, el sexo prematrimonial y, junto con Poltawska, intentó curar a homosexuales.

Los lazos entre los dos eran tan fuertes que cuando se enteró de que a ella le habían diagnosticado cáncer de pecho en 1962, mientras se encontraba en el Concilio Vaticano Segundo, Wojtyla solicitó la intervención del controvertido Padre Pío. La rápida recuperación de Poltawska convenció a Wojtyla de que se había producido un milagro y, de hecho, canonizó al sacerdote italiano cuando fue nombrado Papa.

Cuando Wojtyla fue nombrado papa en 1978, Poltawska se sintió perdida y sola. "e;Me sentí como un árbol en medio de un terreno de repente seco, como una campana vacía que no puede tocar porque carece de corazón"e;, escribió. Pero pronto se dio cuenta de que tener como mejor amigo a uno de los hombres más poderosos del mundo le permitiría ejercer una enorme influencia sobre aspectos en los que tenía ideas muy arraigadas: la sexualidad y el aborto.

Poltawska estuvo cerca de Juan Pablo II durante todo su pontificado, y estuvo a su lado en el Vaticano cuando murió en 2005.

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