Unos 5.000 miembros de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela han hecho un cinturón de seguridad alrededor de El Rodeo, un penal de varios módulos situado a unos 50 kilómetros de Caracas.
Una pelea por el control interno de los complejos Rodeo I y Rodeo II produjo 22 muertos el pasado 12 de junio. El primer intento de pacificación por parte de las autoridades se saldó con dos soldados muertos.
Todo comenzó cuando los pranes, líderes que comandan cientos de internos, se enfrentaron para ampliar sus redes de control de los penales. Estos pranes o reyezuelos administran la organización, dan protección, distribuyen drogas y controlan hasta las armas.
"En la cárcel se paga hasta por vivir, hermano", confiesa un preso. Todo tiene un precio y se pagan tributos a los capos por tener televisor, radio o ventilador, incluso una cama decente. Y el traslado a los tribunales, también.
Ahora son los mismos presos los que denuncian la violencia de las fuerzas del orden. Según aseguran en un video que han colgado de YouTube, la Guardia Nacional ha masacrado a 160 reclusos en sus intentos por tomar los penales.
Mientras, las familias de los presos han pedido varias veces por televisión que cese la violencia, y que se proteja la vida de sus allegados.
En el punto de mira de los francotiradores
Los testimonios de los internos relatan cómo los militares intentan incendiar el penal, con el fin de obligarlos a gastar la poca agua que lograron recolectar de la lluvia. Además, aseguran que les lanzan entre 50 y 100 bombas lacrimógenas en cada ataque.
"Queremos que alguien le haga entender a las autoridades que no somos los líderes de la revuelta, que es todo el penal, los 1.300 presos, los que estamos enfrentados y unidos. Queremos que el Ministro del Interior y Justicia se acerque para que vea por qué no queremos abandonar los pabellones: la guardia nos tiene amenazados de muerte, por eso no salimos", explica uno de los internos del penal.
Uno de los líderes de El Rodeo, que usa el alias "Oriente", afirmó en entrevista telefónica con diario El Universalde Caracas que todos estos días, desde las cinco de la mañana, reciben ataques de mortero al tiempo que les disparan francotiradores. "Ya no se escucha el sonido de las metrallas, pero los disparos impactan en las paredes sin hacer ruido, por lo que creemos que son francotiradores", aseguró.
Corrupción entre rejas
La Guardia Nacional, que protege el perímetro de los edificios carcelarios –diseñados para albergar a 750 personas, y que hoy tienen más de 4.000–, no está autorizada a entrar en los recintos, pero son los únicos custodios que pueden permitir la entrada del gran arsenal de armas que poseen los reclusos, al igual que drogas, licores, teléfonos móviles, televisores y mujeres que pernoctan allí.
Los sucesos de las pasadas semanas han destapado el escándalo de corrupción de este penal venezolano. Los desmanes de El Rodeo le han costado el puesto, y la libertad, al director del módulo El Rodeo II, Luis Rafael Aranguren, al capitán de la Guardia Nacional Gamalier José Camargo Gómez y al subdirector de El Rodeo I, Rubén José González Heredia.
La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, ha confirmado que los tres se encuentran detenidos acusados de los delitos de "tráfico de sustancias estupefacientes y psicotrópicas y tráfico de armas".
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