El ébola llegó a Nigeria del mismo modo que lo hizo a España o EEUU, a través de un viajero que había estado en contacto con un infectado. En el caso de Nigeria, el médico que trató al ciudadano Patrick Sawyer, viajó desde Liberia a Lagos, la ciudad más poblada de África (21 millones de habitantes). Cuando el virus llegó a Nigeria, estalló el pánico ante la posibilidad de que el sistema sanitario fuese incapaz de controlar el virus. Tres meses después, el país africano da lecciones a los países occidentales de cómo actuar ante la enfermedad.
Para los profesionales de la salud, la llegada del virus a Nigeria, un país con 170 millones de personas podía convertirse en una pesadilla si el ébola se extendía sin control. Sin embargo, los malos presagios están a punto de desvanecerse. El país ha anulado su estallido ya que en siete días habrá superado los 42 días (dos periodos de incubación) sin casos para declarar a un país libre de ébola.
El paciente cero del ébola en Nigeria, el doctor Ohiaeri, llegó en julio a una clínica del país. En solo 48 horas, once miembros del equipo sanitario que atendió al sanitario se infectaron. Cuatro de ellos murieron, situación que provocó que Nigeria activase medidas de prevención y protocolos de actuación para tratar el virus.
Mediante un decreto presidencial, las autoridades pudieron acceder a los registros telefónicos de los infectados y localizar a todos aquellos que estuvieron en contacto con el paciente cero. A partir de ese momento, se puso en marcha un sistema para supervisar todos los posibles casos en Lagos.
"Estaban muy bien organizados", asegura a FT el doctor Eilish Cleary, experto en salud pública de la OMS. "Determinaron con exactitud los contacto que mantuvo el infectado y desifentaron las viviendas con rapidez", explica. Una medida que en España tardó más de seis días en aplicarse.
Posteriormente, se puso en marcha un grupo de voluntarios que se encargó de analizar el estado de salud de más de 800 personas que mantuvieron contacto directo o indirecto con el paciente cero. Además, un centenar de clínicas pusieron en marcha protocolos de actuación para identificar a las víctimas y poner en marcha sistemas de aislamiento de las posibles víctimas. Otra medida que se adoptó fue la puesta en marcha de una campaña de información en las redes sociales e internet con la colaboración de expertos en comunicación.
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