Opinión / La muerte de un campesino

  • Esta semana, la noche del pasado 30 de agosto, moría por una huelga de hambre contra Chávez, Franklin Brito. Rafael del Naranco hace un recorrido por sus últimos momentos y por su lucha.
Fallece un opositor venezolano tras meses en huelga de hambre
Fallece un opositor venezolano tras meses en huelga de hambre
Rafael del Naranco

Murió defendiendo un pedazo insignificante de tierra de su propiedad en un país, Venezuela, en el que hay millones hectáreas sin labranza. Cuando un Estado poderoso ejerciendo de forma apabullante su potestad desprecia los derechos de un ciudadano, y le lleva a realizar seis huelgas de hambre ante la negativa de devolverle un predio rural entregado a los partidarios de revolución, se está consagrando el desprecio a la vida.

El productor agropecuario de esta historia, Franklin Brito, falleció la noche del pasado lunes en el Hospital Militar de Caracas. Pesaba menos de 35 kilogramos, y permanecía en estado crítico a consecuencia de sus largos ayunos.

Dos días antes, una de sus hijas, Ángela, había dicho a los medios de comunicación: "Está muy mal. Dejó la huelga de sed y recibe hidratación, pero no puede moverse ni hablar. Tiene deficiencia respiratoria, pulmonía, hipotermia y daños en órganos como hígado y riñón".

A partir de 2005, Brito había hecho seis protestas. Al cabo de la primera, se amputó un dedo y así llamó la atención del presidente Hugo Chávez, quien ordenó atenderlo, no así solucionar su reclamo.Otro ayuno lo realizó a las puertas de la oficina en Caracas de la Organización de los Estados Americanos. El organismo no consiguió ante las autoridades agrarias obtener una solución.

Durante la penúltima huelga en diciembre de 2009, un tribunal consideró a Brito "inhabilitado desde el punto de vista médico", con una "disminución de su capacidad", y ordenó llevarlo contra su voluntad al Hospital Militar."Aquí me tienen: más que preso, secuestrado, sin haber cometido yo delito, por protestar con un abstinencia", dijo el desahuciado.

Rehusó ser tratado por médicos militares y obtuvo que le atendiesen galenos de la Cruz Roja, mientras, a sus 49 años, perdía cada vez más peso y condiciones físicas.El campesino y maestro rural inició su larga lucha contra el Gobierno dispuesto a defender la propiedad de su pequeñas tierras que la revolución bolivariana ha venido aboliendo de manera implacable y sin miramientos, a lo largo de los últimos años.

Su muerte absurda, a razón del barbarismo gubernamental, desvela el drama de la Venezuela actual: un Socialismo del Siglo XXI que el propio Fidel Castro, al preguntársele en qué consistía esa entelequia, respondió veloz: comunismo.

Chávez -el Comandante- Presidente, como le gusta ser llamado -debe explicarle al mundo porqué tenia retenido en el Hospital Militar a Franklin Brito y además lo dejó morir, al impedir una solución ajustada a derecho. En una nación en que ha dejado de existir la separación de poderes, y solamente la voluntad del autócrata impera, la muerte de Franklin Brito desnuda la dura realidad de un régimen.

Ahí entraría la tesis del padre Juan de Mariana, al no caber suponer que todos los miembros del Estado se despojen voluntariamente de sus derechos para entregarse a la voluntad de un individuo. La muerte de Brito ha dejado al descubierto la intolerancia del gobierno chavista ante los derechos de un humilde ciudadano de a pie.

* * Rafael del Naranco ha sido director en Venezuela de El Mundo y Elite. Es columnista y ha sido corresponsal del diario español El Mundo en Venezuela, y autor de varios libros.

Mostrar comentarios