Palestina apuesta por el reciclaje de basura

  • La ciudad cisjordana de Nablus dispone de un programa de reciclaje de basura. El sistema recicla más de 50 toneladas de desperdicios al día. La contaminación del agua y los cortes de suministro hacen que el medio ambiente sea una de la prioridades de los palestinos.
Daniella Cheslow - GlobalPost

NABLUS, Cisjordania- Cuando en 2005 el concejal de la ciudad cisjordana de Nablus Hafez Shaheen asumió el cargo de alcalde en funciones (porque el regidor local estaba arrestado en Israel), luchó por mantener en funcionamiento servicios básicos urbanos como el agua y la luz. Cinco años después, con el alcalde de nuevo en su puesto y Nablus disfrutando de la relativa prosperidad que se extiende por Cisjordania, Shaheen intenta que su ciudad sea pionera en el reciclaje de plásticos, metales y cartón.

“Nablus está pagando más de 4 millones de dólares al año por transportar y tirar la basura”, afirma el concejal. Eso representa casi el 8 por ciento del presupuesto anual de la ciudad, de 126.000 habitantes.

Shaheen se doctoró en Gestión de Aguas en Alemania. Mientras estaba en Alemania, Shaheen vio cómo la gente separaba el cristal, el plástico y el cartón de su basura. “Quiero implementar aquí los programas que vi en Europa”, afirma.

Hace tres años Nablus comenzó un programa piloto de reciclaje al este de la ciudad y allí, un día cualquiera, se puede ver ahora cómo una excavadora lanza un montón de basura en un cilindro rotatorio que separa la basura orgánica. Pilas de cajas, sillas de plástico rotas y un pequeño montón de metal esperan a ser recogidos por empresas palestinas e israelíes.

Mediante este sistema se separan alrededor de 160 toneladas de basura al día. Un tercio de ella se recicla; el resto va a un vertedero cerca de Jenin, en el norte, o se tira en otros lugares, explica Shaheen, que reconoce que los vecinos de la zona se quejan del olor que les llega.

La apuesta de Nablus por el reciclaje demuestra el creciente interés por el medio ambiente que hay entre los palestinos. Nadir Al-Khatib lleva 10 años dirigiendo la oficina en Belén de la organización Amigos de la Tierra en Oriente Medio.

“La contaminación del agua y los cortes de suministro hacen que el medio ambiente sea una de las principales preocupaciones de los palestinos”, asegura. “Quizás la gente no lo defina como medio ambiente, pero por el modo en el que lo dicen, se puede ver que se trata de un problema meramente ecológico”.

El problema de este planteamiento son los daños que la gente no puede ver. El biólogo Sami Backleh, de 30 años, lo vio de primera mano cuando estaba buscando buitres en el desierto cerca de la ciudad sureña de Hebrón. “Dos niños pastores se acercaron y me preguntaron qué estaba haciendo”, dice Backleh, de Jerusalén Este. “Cuando les conté que los buitres son señales de biodiversidad, los pastores me dijeron que ‘en lugar de buscar pájaros, ¿por qué no nos consigues cobijo y comida?’”.

A Backleh le preocupa que si no hay acciones para conservar la calidad del agua, la biodiversidad y la agricultura “tendremos que comprar nuestra comida, nuestra agua, nuestra experiencia y nuestros conocimientos. Seremos una nación dependiente”.

Está trabajando en el lanzamiento de una cooperativa de energía solar. Otros palestinos dirigen su mirada hacia las cooperativas de comercio justo y a las plantaciones de olivos como formas de proteger la rica flora y fauna de Cisjordania.

El plan del ingeniero medioambiental Muhammad Al-Ihmaidi es mucho más ambicioso. Quiere sustituir el programa piloto de reciclaje en Nablus por unas instalaciones mayores que procesarán hasta el 80 por ciento de la basura de la ciudad y que además estarán alejadas, para prevenir los malos olores.

Ya había encontrado un lugar a unos 10 kilómetros al este de Nablus, pero los vecinos rechazaron el proyecto. Ahora está buscando un nuevo lugar. Al-Ihmaidi también está esperando el permiso de las autoridades urbanísticas palestinas, pero tiene fe en que el proyecto y ya tiene parte del equipo en camino desde Alemania.

Construir la planta de reciclaje costará unos 3,8 millones de dólares. Después habrá que gastar otro millón de dólares al año para mantenerla. Pero aún así se reducirían los gastos de Nablus en transporte de basuras y en vertederos.

La nueva planta producirá cantidades suficientes de restos para vender a diversas industrias, explica el ingeniero. Los granjeros del valle del Jordán podrán usar el compost; los fabricantes de cuentas de Hebrón podrán comprar el cristal, y los plásticos y cartones pueden ir a las fábricas en Nablus.

Atravesando en coche la ciudad con Al-Ihmaidi, éste no deja de ver el potencial de la basura. “Mira esas ruedas. Ahí paradas, sin hacer nada. Pensamos en llevarlas a una prensa que las tritura. La goma se puede reutilizar para baldosas”, explica.

Asegura que sólo piensa vender material a los palestinos, aunque ya le han contactado empresarios israelíes. Eso sí, admite que ha visitado la ciudad de Afula, al norte de Israel, en busca de ideas para gestionar su propio programa de reciclaje.

Una vez está funcionando la planta de Nablus, espera abrir dos más, en Ramallah y en Hebrón.

El concejal Shaheen asegura que el programa de reciclado en el este de la ciudad forma parte de una serie de importantes acciones en marcha en temas de infraestructura. Bancos alemanes están financiando la reparación del fallido sistema de aguas de la ciudad y la planta de tratamiento de aguas residuales. Noruega y el Banco Mundial están financiando a su vez un proyecto de eficiencia energética. También está buscando apoyo extranjero para el programa de reciclado.

“La rueda de la economía vuelve a girar en Nablus”, afirma.

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