La periodista Jamie Stiehm le había confiado a su hermana un miedo que parecía irracional la mañana de este miércoles 6 de enero. "No sé qué será, pero algo malo va a pasar", le dijo antes de salir de casa. En una entrevista con la BBC, la columnista de política estadounidense asegura que había sido testigo de hechos violentos en el pasado, pero que el asalto al Capitolio, que vivió de primera mano, no se parece a nada que hubiera vivido antes.
Stiehm remarca que sus peores temores se fueron materializando antes de entrar en el Capitolio, cuando vio a varios grupos de simpatizantes de Trump que presentaban una actitud agresiva mientras sacudían banderas y protestaban contra el supuesto "fraude" en las elecciones presidenciales que ganó el candidato demócrata, Joe Biden. Mientras se encontraba con los demás periodistas en la Cámara de Representantes, Stiehm escuchó el sonido de cristales rompiéndose.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, había estado moderando las intervenciones cuando la policía del Capitolio anunció que varios individuos habían irrumpido en el edificio. Los miembros de la Cámara intentaron continuar con la sesión, pero las alertas"siguieron llegando", declaró Stiehm, "y se estaban volviendo más urgentes".
Cuando los intrusos llegaron al interior del edificio, parecía que la policía "no sabía qué hacer", dice Stiehm. "Estaban descoordinados", subraya, señalando que bloquearon las entradas de la Cámara a la vez que ordenaban la evacuación de los que se encontraban adentro. La pérdida del control del Capitolio generó "pánico", incluso entre los periodistas más veteranos. "Llamé a mi familia para decirles que estaba ahí y que se trataba de una situación peligrosa", explica.
Entonces sonó el primer disparo. Stiehm dijo que llegó a ver cinco hombres con armas a través de las ventanas rotas de la Cámara. No llegó a haber un tiroteo, pero "se sentía como una posibilidad real". Varios tuvieron que arrastrarse desde los palcos para poder salir. "No estaba vestida para eso", aclara Stiehm, "muchas mujeres estaban vestidas formalmente, con tacones".
Stiehm se escondió en el comedor del Capitolio con varias personas más. "Estaba asustada", dice, "y he hablado con compañeros que dijeron que sentían vergüenza por sentir miedo". En su opinión, "la esfera pública se había degradado", y el mejor mensaje que podían mandar desde las instituciones era regresar a la Cámara tras el asalto. Así define Stiehm la decisión de Pelosi de seguir con los procedimientos oficiales. "Puedes incitar una revuelta, pero nosotros vamos a seguir".
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