Fueron países ejemplares en el primer golpe del coronavirus, con medidas que otros países trataron de imitar al comprobar sus buenos resultados en clave de bajo nivel de contagios, pero el virus del SARS-CoV-2 está haciendo mella en Portugal, Grecia y Suecia estas últimas semanas.
En el caso del país vecino es más doloroso, habida cuenta de que se ha elevado el número de casos activos a niveles sin precedentes desde el inicio de la pandemia, con al menos 25.482 incluidos en las estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad, a pesar de que los lusos han sido realmente estrictos en sus medidas, con reiteradas órdenes de confinamiento para diversas zonas de país según iban apareciendo rebrotes.
El caso de Grecia no es muy diferente, que ha dejado atrás el peor mes desde que comenzó la pandemia, en el que se registró casi el 45% del total de contagios y en el que la (mala) evolución epidemiológica ha puesto sobre la mesa un posible confinamiento de la capital.
A pesar de que los helenos controlaron de forma ejemplar la enfermedad en sus primeros meses, el verano le ha pasado factura. Solo en septiembre el país registró 8.158 nuevos casos de coronavirus. Desde febrero hasta ahora se han confirmado 18.475. De los 391 fallecimientos por la Covid-19 que se han registrado en Grecia, 125 ocurrieron en septiembre.
El Ejecutivo lleva semanas haciendo llamamientos a la responsabilidad individual y advirtiendo a la población, con especial ahínco a la de la región capitalina de Ática, de que si no se cumplen las medidas no se podrá evitar un confinamiento total o parcial.
Al mismo tiempo, las autoridades han intentado reforzar la confianza en su capacidad y la del sistema sanitario público -que aún no se ha recuperado de una intensa década de recortes- para hacer frente a esta segunda ola, mientras se repiten las manifestaciones de personal sanitario y educativo que piden más medios.
Ática es, sin duda, el punto caliente del país. Con la mayor concentración de población de Grecia, también acumula récord de contagios. Más de la mitad de los nuevos contagios confirmados en septiembre, alrededor de 4.100, ocurrieron en la región capitalina.
Tan solo el 16% del total de casos confirmados en los siete meses de pandemia están relacionados con viajes al extranjero y se ha podido rastrear el origen del 41% de los contagios. No hay datos sobre cuántos rastreadores trabajan en Grecia para contener la pandemia.
Mientras, las autoridades recomendaban a los vecinos de cinco pueblos cerca de Tebas y la isla de Eubea que no vayan a trabajar y eviten salir de sus hogares, debido a un aumento de casos en la zona.
Y Suecia se arrepintió
En el caso de los vecinos del norte ha sido la realidad la que ha tumbado las premisas iniciales ante la pandemia. Las autoridades sanitarias de Suecia han verificado 752 nuevos contagios en 24 horas, lo que significa el máximo diario en ese país nórdico desde el pasado mes de junio. Con ello sube el cómputo total de infecciones a 92.863, con un total de 5.893 muertos.
Las autoridades suecas optaron desde el principio por un modelo más laxo en cuanto a medidas contra la pandemia que otros países equivalentes. El problema es que, pasados los meses, la tasa de mortalidad de Suecia es muy superior a la de otros países nórdicos. Sus autoridades han favorecido hasta ahora las llamadas a la responsabilidad individual en lugar de dictar restricciones.
Esta estrategia ha sido muy polémica, especialmente en los momentos de mayor incidencia de la pandemia, ya que las cifras de contagios y mortalidad eran superiores a las de otros países de la región que sí habían adoptado medidas.
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