El exterminio de las mariposas: por qué el pueblo pide la 'cabeza' de Andrej Babis

  • 250.000 personas se congregan en Praga para exigir la dimisión del primer ministro checo por un caso de corrupción con fondos agrícolas de la UE.
Los pesticidas amenazan con acabar con las mariposas en República Checa
Los pesticidas amenazan con acabar con las mariposas en República Checa
EFE

El parque de Letná, en Praga, vivió este fin de semana la mayor manifestación política desde la caída del comunismo en 1989, con más de 250.000 personas que exigieron la dimisión del primer ministro checo, el magnate Andrej Babis, acusado de conflicto de intereses y fraude con fondos agrícolas de la UE. El problema que está detrás de este presunto caso de corrupción es que Agrofert, la empresa que posee el mandatario y en el centro de la polémica, ha extendido el cultivo de la colza (para producir aceite) a muchas zonas del país y, debido al uso de pesticidas, ha reducido las poblaciones locales de mariposas. Por eso, sus detractores hablan de exterminio.

Aunque sea relativamente desconocido, República Checa atesora una fauna y una flora envidiables. Una de sus grandes joyas son las mariposas: hay al menos 6.000 especies distintas de lepidópteros en el país. Por eso, las manifestaciones no solo se centraron en las presuntas prácticas corruptas del primer ministro del país, sino también en el terrible impacto medioambiental. "No queremos colza, queremos mariposas", rezaba una de las cientos de pancartas exhibidas por los manifestantes, en alusión a los subsidios al biodiesel que recibe Agrofert.

Babis está acusado de recibir de manera ilícita dos millones de euros de financiación de un programa europeo de pymes para una de sus empresas, desvinculada por unos años del consorcio, para luego retornar a Agrofert. La protesta del pasado domingo, convocada por el movimiento 'Un millón de momentos para la democracia', reivindicaba, además de la protección de la democracia, el cese de la ministra de Justicia, Marie Benesova, una antigua fiscal a la que sus críticos acusan de querer proteger al primer ministro de posibles acciones legales en su contra.

¿Un turbio pasado como agente de la policía comunista?

Como tercer detonante de las manifestaciones, su pasado en la época de la Checoslovaquia soviética sigue estando en el centro de la polémica: numerosos actores, cantantes, empresarios, deportistas y escritores alzaron el domingo su voz para critica que, antes de convertirse en propietario del consorcio agroalimentario Agrofert, Babis fue militante del entonces gobernante Partido Comunista. Además, se sospecha que en aquel entonces fue agente de la policía política comunista (Stb), lo que Babis ha impugnado en los tribunales.

Su entrada en la política, tras convertir su Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO) en segunda fuerza política en las elecciones legislativas de 2013, abrió al magnate posibilidades para acceder a ayudas comunitarias, según una reciente auditoría de la Comisión Europea. Sin embargo, Babis, de 64 años, rechaza las acusaciones en su contra y las considera un ataque contra el país centroeuropeo. En cualquier caso, el presunto fraude de esos dos millones de euros ya han desencadenado la apertura de un proceso penal que podría acabar sentando al primer ministro checo.

Sea como fuere, la situación es tan tensa que amenaza con socavar la gobernabilidad del país a corto plazo: Bais, considerado como el segundo hombre más rico del país con una fortuna estimada de unos 3.500 millones de euros, lidera una coalición en minoría entre su partido, el populista ANO, y el socialdemócrata CSSD. El aumento de intensidad de las protestas (ya hay convocadas nuevas marchas para las próximas semanas), sumado a la presión creciente desde sus propios socios de Gobierno podrían poner en jaque el frágil liderazgo del primer ministro en la República Checa. 

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