Cuando el mes pasado el doctor Michael Oldmeadow entró en la habitación de uno de sus pacientes en el Hospital The Alfred de Melbourne no se podía creer la estampa que tenía delante. El hombre, de unos 45 años y con problemas de alcoholismo, yacía en su cama rodeado de hasta seis botellas vacías de gel desinfectante para manos.
Incapaz de soportar el síndrome de abstinencia, el infortunado paciente se bebió casi dos litros de este producto sanitario antibacterial, compuesto por alcohol etílico en un 66%. La borrachera elevó su nivel alcohólico en el torrente sanguíneo hasta un nivel equivalente al consumo de casi siete litros de cerveza y le dejó en un estado comatoso.
Según relató Oldmeadow en una carta aparecida en el último número del Medical Journal of Australia, la intervención de los servicios de emergencias evitó que falleciera el paciente, al que calificó como "un hombre muy afortunado".
En su misiva, el facultativo también advirtió que no es el primero de estos casos que se encuentra en su carrera y confirmó que "en los últimos seis meses el consumo de productos desinfectantes a base de alcohol es un problema creciente".
Además, pidió a las autoridades sanitarias australianas que los repuestos de gel desinfectante "esténpermanentemente vigilados" y que "los dispensadores no sean portátiles y que estén asegurados a la pared".
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios