Tel Aviv, entre la fiesta de Eurovisión y la amenaza de cohetes de la franja de Gaza

  • La ciudad israelí albergará la 67ª edición del festival europeo de música por antonomasia, con el conflicto con Palestina de fondo.
Eurovisión llega a Tel Aviv, en mitad del conflicto en Gaza
Eurovisión llega a Tel Aviv, en mitad del conflicto en Gaza
EFE

Tel Aviv acoge estos días su primer festival de Eurovisión, el tercero de Israel en 67 ediciones, entre el ambiente festivo de carteles y stands específicamente montados para la ocasión y la amenaza del conflicto en Gaza, en el que desde hace dos semanas ha rebrotado la violencia. Una situación especialmente evidente en una de las playas más emblemáticas de la ciudad, Banana Beach, en la que al noreste se erige una inmensa carpa para celebrar el evento del año, mientras que al suroeste se pudieron ver la semana pasada los cohetes lanzados desde la franja de Gaza e interceptados por la Cúpula de Hierro, el sistema defensivo antimisiles de Israel, tal y como relata este artículo de 'The New York Times'.

Por suerte, la tensión entre las milicias de la franja de Gaza e Israel continúa en descenso, después de la reapertura de los cruces fronterizos de Erez (para personas) y Kerem Shalom (para mercancías) este lunes, que se suman a la ampliación la semana pasada de la zona pesquera. "Los cruces de Erez y Kerem Shalom estarán abiertos de acuerdo a las horas habituales de operación", informaba Shani Sasson, portavoz del Cogat (organismo militar que gestiona las relaciones con los palestinos).

Un paso que supone un aparente cumplimiento del acuerdo de calma mediado por Egipto, Catar y la ONU, y no reconocido oficialmente por las partes, pero que puso fin a la violencia en el enclave palestino hace una semana, tras el lanzamiento por las milicias de cerca de 700 cohetes y decenas de bombardeos israelíes en represalia, en un rebrote de la violencia que causó la muerte de 25 palestinos y 4 civiles israelíes.

Netanyahu, en el alambre

A pesar de esta frágil tregua, que aún precisa de que ambas partes se sienten a negociar con los mediadores externos, en Israel persiste una calma tensa: el primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, está en el centro de la polémica después de las acusaciones por corrupción que pesan sobre él: nada menos que 5.700 páginas que le atribuyen delitos como cohecho, fraude o abuso de poder. La Fiscalía General anunciaba el pasado 28 de febrero la imputación de Benjamin Netanyahu, tras una investigación de corrupción que se ha extendido durante dos años.

Entre medias, las elecciones del pasado 9 de abril volvieron a aupar a Netanyahu para repetir como primer ministro de Israel. El problema es que la segunda fuerza más votada, la coalición de liberales y socialistas denominada Bloque Azul y Blanco, se quedó a apenas 15.000 votos del primer ministro y consiguió los mismos escaños (35). Algo que plantea dudas sobre la gobernabilidad en Israel, especialmente porque una de sus demandas es la depuración de responsabilidades de Netanyahu.

La cuestión de la capital de Israel y el Día de la Nabka

En este contexto, Tel Aviv vive estos días otro acontecimiento histórico: este martes se ha cumplido un año de la reubicación de la embajada de EEUU en Jerusalén, un movimiento importante de cara a las aspiraciones de Israel para que se reconozca a la ciudad internacionalmente como su capital. Sin embargo, al mismo tiempo esta jugada ha dañado involuntariamente a Tel Aviv, ya que hasta el año pasado era la capital reconocida por los demás países.

Quizás por eso, Israel quiere aprovechar la cita de Eurovisión con un doble objetivo: por un lado, mejorar su imagen pública respecto al conflicto en Gaza y la débil posición de Netanyahu en clave interna; por otro, promocionar a Tel Aviv como un destino turístico idílico de cara al exterior (incluso se están creando anuncios con mensajes 'gay-friendly' para vender la ciudad como un oasis para la homosexualidad en Oriente Próximo).

El problema es que este miércoles se cumple una efeméride más en la región: Palestina celebra el Día de la Nabka ("Día de la Catástrofe"), una jornada de luto nacional entre los palestinos que evoca la Nakba, la expulsión o huida de gran parte de la población palestina de sus hogares como consecuencia del nacimiento del Estado de Israel en 1948. Y, tal vez, observar de lejos la fiesta que vivirá Israel mientras la comida escasea en la franja de Gaza pueda volver a desatar la violencia.

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