Turquía y el EI, de la complacencia al enfrentamiento

  • El atentado suicida en el que murieron diez alemanes el martes en Estambul significa una nueva etapa en las relaciones ambiguas entre Turquía y el grupo yihadista Estado islámico (EI), que podría hacer del país del presidente Recep Tayyip Erdogan uno de sus principales objetivos.

Tras haber infructuosamente intentado una mediación, Turquía se comprometió en 2012 con los rebeldes radicales sirios para provocar rápidamente la caída del presidente sirio Bashar al Asad, personaje nefasto para Erdogan.

Con apoyo financiero, facilidades para cruzar la frontera, suministro de armas, los aliados de Turquía denunciaron rápidamente su tolerancia con los yihadistas, entre ellos el EI. El gobierno siempre desmintió de manera categórica tales acusaciones.

Estas relaciones equívocas saltaron a la luz cuando la batalla de Kobane (norte de Siria), a fines de 2014.

Pese a las críticas y las presiones, el ejército turco rechazó ayudar a los combatientes kurdos que defendían la ciudad frente a los yihadistas. Erdogan respondió afirmó que "la partida del actual régimen sirio" seguía siendo su "prioridad" y que su intervención en ese caso podría reforzar al régimen sirio.

Erdogan dejó claro que rechazaba ayudar a las milicias kurdas de Siria, cercanas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que inició una guerrilla en el territorio turco en 1984.

El de 20 julio de 2015 el atentado yihadista que provocó la muerte de 34 partidarios de la causa kurda en Suruç, en la frontera siria, provocó un vuelco en la situación.

El PKK acusó entonces al gobierno turco de no proteger a la población kurda de Turquía y reivindicó, en represalia, el asesinato de dos policías dos días más tarde. El ejército turco bombardeó entonces las bases de los rebeldes kurdos en Irak, desatando la reanudación del conflicto kurdo tras dos años de alto el fuego.

Al mismo tiempo, el ejército turco bombardeó por primera vez objetivos del EI en Siria luego de un incidente fronterizo en el que murió uno de esos soldados.

Fue el inicio de una "guerra contra el terrorismo" oficialmente dirigida contra los yihadistas y la rebelión kurda, pero que tiene como objetivo principal el PKK. "Los dirigentes turcos tomaron conciencia de que el EI representa un peligro, pero su objetivo prioritario sigue siendo el PKK", subraya un diplomático occidental.

En agosto pasado, Turquía se unió a la coalición internacional antiyihadista dirigida por Estados Unidos, ganándose por primera vez las amenazas del grupo Estado islámico.

Ante la insistencia de los europeos, reforzó los controles en su fronteras para detener el flujo por su territorio de extranjeros reclutados por Dáesh (acrónimo árabe del EI).

Y luego del atentado de Ankara, que provocó la muerte de 103 partidarios de la causa kurda frente a la estación férrea de Ankara el 10 de octubre, las autoridades turcas aumentaron aún más las redadas en los medios yihadistas, acusados de haberlo fraguado.

Más de 3.300 presuntos miembros del EI fueron detenidos en dos años, según el gobierno. El martes, Erdogan presumió del título de adversario número 1 de los yihadistas. "¿Existe otro país que luche de manera más determinada que el nuestro contra la organización terrorista Dáesh?", afirmó.

El flujo de yihadistas hacia Siria a través de Turquía disminuyó pero no cesó, subrayan sin embargo los especialistas. Estados Unidos presiona ahora a Turquía para que cierre totalmente los 100 km de frontera donde el EI ocupa aun el costado sirio.

En ese ambiente, el atentado de Estambul significa un cambio de orientación en la estrategia del EI.

Sus acciones en Turquía, concentradas hasta entonces contra objetivos kurdos, atacan por primera vez el turismo, un sector clave para le economía turca, y por lo tanto al Estado turco y a sus dirigentes.

"La hostilidad entre ambos protagonistas es ahora mucho más intensa", considera Aymenn Tamimi, experto del Middle East Forum.

"Se dice con frecuencia que Turquía considera a los kurdos como la más grande amenaza que tiene, pero es falso decir que no ha tomado ninguna medida contra el EI", agregó.

"Sus pérdidas territoriales en Irak y Siria pudieron obligar al grupo a considerar que requiere aumentar su influencia y sus medios de acción en Turquía para borrar sus pérdidas", estimó Firas Abi Ali, analista del IHS Country Risk.

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