Umberto Bossi, el aliado imprescindible de Berlusconi

  • El primer ministro italiano Silvio Berlusconi y su aliado clave, el ministro para el Federalismo italiano y líder de la separatista Liga Norte, Umberto Bossi, comparten biografías similares. Ambos provienen de orígenes humildes y ambos controlan medios de comunicación y formaciones políticas. Pero hay una diferencia fundamental: Bossi, a diferencia de Berlusconi, no ha amasado una gran fortuna. Además, están las reclamaciones de mayor autonomía de las regiones italianas en las que insiste reiteradamente Bossi.
Umberto Bossi, líder de la separatista Liga Norte y socio de Berlusconi en el Gobierno
Umberto Bossi, líder de la separatista Liga Norte y socio de Berlusconi en el Gobierno
Efe
Alessandro Speciale | GlobalPost

(Roma, Italia). Después de casi 20 años en la primera fila de la política italiana, Umberto Bossi todavía vive en su vieja casa de Gemonio, a media hora de Milán. Este hecho no deja de ser sorprendente en un país donde los políticos se pelean por lograr uno de los estupendos apartamentos con subsidios gubernamentales que han en el centro histórico de Roma.

El peso político de Bossi se ha hecho aún más fuerte tras las elecciones regionales de esta primavera. Su partido ha registrado un enorme crecimiento, incluso fuera de su bastión tradicional en las ricas regiones del norte, y ha ganado al Pueblo de la Libertad, el partido de Berlusconi, en algunas áreas clave. Su agenda populista y anti inmigración ha triunfado entre el electorado italiano, asustado por la crisis económica y el creciente desempleo.

El analista Luca Telese (que escribe para el diario de izquierdas Il Fatto), asegura que Bossi tiene ahora una "acción de oro" en el Gobierno de Berlusconi. El primer ministro italiano necesita desesperadamente sus votos para seguir en el poder, y por lo tanto para continuar evitando las investigaciones judiciales. Bossi le ha ido ayudando hasta ahora, pero también se ha manifestado en contra de una ley que pretende aprobar Berlusconi para controlar las escuchas telefónicas policiales.

El aumento de popularidad de Bossi, de 68 años, es sorprendente, y no sólo porque lidera un partido regional que se ha consolidado como una pieza clave a nivel nacional. En 2004 sufrió un infarto cerebral que le mantuvo alejado de la política durante un año y medio. Muchos predijeron entonces que su carrera política estaba acabada, y que la Liga Norte no tenía futuro sin su carismático fundador. Pero Bossi, con secuelas en el habla, reapareció y comenzó a sumar éxito tras éxito.

Desempleado y sin una verdadera vocación hasta el final de su treintena, la vida de Bossi cambió en 1979, cuando conoció a Bruno Salvadori, un político local de la región italiana del Valle d'Aosta (donde se habla francés), que planteaba que la gente que no tiene un Estado, incluso en los países ricos del primer mundo, tiene derecho a independizarse y a elegir su propio destino. Abogaba también por un mayor federalismo o autonomía fiscal y administrativa para las regiones, algo impensable entonces en un país como Italia, que ha batallado durante siglos para lograr la unidad.

Tras la muerte de Salvadori en un accidente de coche en 1981, Bossi, que entonces estudiaba Medicina, se comprometió a continuar la misión de su mentor. Junto a su amigo de la infancia Roberto Maroni, ahora ministro del Interior, Bossi fundó la Liga Norte en 1984.

Su gran avance llegó en las elecciones de 1992, cuando la liga logró 80 parlamentarios. Aún así, muchos analistas atribuyeron ese éxito a votos de castigo del electorado, descontentos con la serie de escándalos de corrupción que salpicaban a los partidos dominantes en Italia. Pero la verdad es que Bossi no ha dejado de ser una figura destacada de la política nacional desde entonces.

Si por algo se caracteriza Bossi es por sus planteamientos políticamente incorrectos. Como cuando comparó a los italianos del norte con los indios nativos americanos y les urgió a que luchasen contra la inmigración para no terminar conquistados por extranjeros. Sus posiciones políticas también son a menudo controvertidas, como cuando dijo que Italia debería de abandonar el euro y poner barreras a las importaciones chinas para impulsar la producción interna. No obstante, el líder de la Liga Norte ha sabido negociar continuamente en la arena política italiana, con un ingenio difícil de igualar.

Es "un verdadero animal político" que tiene "una idea que le impulsa", asegura su biógrafo, David Parenzo. "Entendió mucho antes que otros que con el fin de la Guerra Fría y el nacimiento de una entidad supranacional como la Unión Europea las identidades locales jugarían un papel clave", afirma Parenzo. "Gracias a su habilidad para organizar, la Liga Norte es ahora el único partido con raíces fuertes a nivel local, a diferencia del partido de Berlusconi, que en su mayoría está dirigido por el carisma de su líder y poco más".

De hecho, la relación de Bossi y Berlusconi siempre ha sido compleja. En 1994 alcanzó una débil alianza con el polémico magnate, ayudándole a llegar al poder por primera vez. Pero ese gobierno duró tan solo siete meses, y fue Bossi (que escuchó el creciente descontento entre sus bases hacia el oscuro pasado de Berlusconi y sus supuestos vínculos con la mafia) quien precipitó su caída. En los años siguientes, el periódico de la Liga Norte, La Padania, editado por el propio Bossi, no se reprimió en atacar a Berlusconi en numerosas ocasiones.

Desde entonces han cambiado muchas cosas. Bossi se presenta ahora como el mayor aliado de Berlusconi. Dado que la Liga Norte controla las zonas más ricas y más desarrolladas de Italia, Bossi sabe que cuando Berlusconi se retire (tiene 74 años), su partido desempeñará un papel importante en el nombramiento de su sucesor.

Tras su victoria en las recientes elecciones, los periodistas le preguntaron si en la siguiente ronda, en 2013, podría haber un primer ministro de la Liga Norte. "Ya veremos; ya hemos demostrado que todo es posible", respondió el vecino de Gemonio.

En un reciente mítin en Pontida (Lombardía), Umberto Bossi volvió a reivindicar la autonomía de la región de Padania, en el valle del río Po. "La Liga [Norte] no dejará de luchar hasta que Padania sea libre. Berlusconi es demasiado listo como para no saber que nosotros tenemos un montón de votos. Deben escucharnos", aseveró.

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