Una película porno de un estudiante turco revoluciona al país

  • Tres profesores de una de las universidades más prestigiosas de Turquía han perdido su puesto de trabajo. La culpa es de un proyecto de clase de un estudiante que acabó en una película porno que le mereció un suspenso. Pero el asunto ha saltado a la opinión pública.
Nichole Sobecki, Estambul (Turquía) | GlobalPost

La película estaba pensada para forzar los límites de la libertad en la universidad.Pero cuando tres profesores fueron despedidos; el departamento de Cine de la Universidad Bilgi de Estambul se cerró y se plantearon denuncias policiales, lo que comenzó siendo un trabajo de clase acabó por convertirse en portada de las noticias. ¿El crimen? Aprobar un “proyecto porno” de los estudiantes.

Este incidente universitario ha tocado la fibra de la sociedad turca, con profundas divisiones entre una élite laica y conservadores religiosos que todavía profesan estrictos códigos de moralidad.

La idea de la película pornográfica fue del estudiante de cine Deniz Ozgun, que asegura que con ello tan sólo pretendía demostrar que “también hay producciones profesionales que simulan la visión de un aficionado, de películas privadas o caseras”.

Sus profesores se mostraron menos entusiastas con la idea, y aprobaron su propuesta de trabajo advirtiéndole que tendría que fortalecer su planteamiento intelectual. El alumno finalmente terminó la película, en la que hay imágenes de dos personas practicando sexo, pero el planteamiento parece que no mejoró lo suficiente y Ozgun terminó suspendiendo la asignatura.

La historia podría haberse acabado ahí si no fuese porque la revista turca Tempo habló de ello seis meses más tarde en un reportaje. A continuación otros medios se hicieron eco de la noticia, y en la Universidad Bilgi, uno de los centros privados más prestigiosos del país, empezaron a llover las llamadas de padres que querían saber qué estaba ocurriendo en las aulas.

La reacción de la universidad fue rápida y tajante. La culpa de lo sucedido fue atribuida al fundador del departamento de Diseño Visual, Ihsan Derman, y a los profesores Ali Peksen y Ahmet Atif Akin, a los que despidieron. También se presentaron denuncias, que aplicando la ley anti obscenidad pueden acarrear tiempo de cárcel.

Ozgun y la ex alumna que protagoniza la película han tenido que esconderse.En el blog de Ozgun se pueden ver pistas sobre sus diversas influencias y aficiones. También se pueden ver imágenes de él sacando fotos de mujeres ligeras de ropa en posiciones eróticas, algo por otro lado dentro de un estilo normal en el mundo de la moda. Sus influencias parecen cubrir un abanico que va desde los famosos anuncios de Diesel hasta el fotógrafo Peter Lindbergh y también Terry Richardson, cuya estética de porno blando ha vuelto a poner la obscenidad en la agenda de la industria de la moda.

La biografía online de Ozgun dice que “hacer que las mujeres a las que fotografía se amen a sí mismas hace a su vez que él ame la fotografía”.

La provocación es desde hace mucho tiempo parte del arte y de la moda, y el debate sobre dónde se debe trazar el límite estaba candente en Turquía desde mucho antes del incidente de Bilgi. Si se añade al debate la libertad de cátedra, el cóctel es volátil.

Si bien hay quienes se ponen de parte de la postura adoptada por la universidad, numerosos estudiantes, columnistas y académicos se han unido para protestar por una reacción que califican de “draconiana” y “una violación de los derechos de los estudiantes”.

“La libertad académica no consiste en poder tomar libremente un café en tu oficina”, aseguró el matemático Ali Nesin durante una protesta el mes pasado, según recoge el diario turco Hurriyet. “Significa que se puede nadar en aguas peligrosas”.

En el exterior de la universidad se han producido manifestaciones exigiendo el regreso de los tres profesores despedidos, y que un comité independiente investigue el asunto. Licenciados y ex profesores del grado de Diseño Visual han utilizado además internet como su plataforma de protesta, lanzando una campaña de recogida de firmas contra los despidos que ya ha sido apoyada por 2.500 personas.

Varios articulistas han calificado además la situación de “hipócrita”, señalando que el fundador de la escuela, Oguz Ozerden, era propietario de una empresa que gestionaba varias líneas de atención telefónica, entre ellas varias de “telesexo”.

Estambul es una ciudad donde conviven, no siempre de manera sencilla, estilos de vida islamistas conservadores con otros más libres y ocasionalmente permisivos. Desde sus discotecas hasta sus museos de arte, Estambul empuja los límites tan lejos como cualquier ciudad europea. Y no por ello las mezquitas dejan de estar repletas los viernes.

Si bien la paradoja de estas formas de vida a menudo opuestas son parte de lo que hace a Estambul tan especial, cuando se produce un conflicto el resultado puede ser explosivo.

En septiembre, el hecho de que hubiese alcohol en las calles durante un evento artístico en el barrio de Tophane, en Estambul, desencadenó la ira de algunos grupos, que terminaron reventando el acto lanzando gas de pimienta, botellas rotas y naranjas congeladas. El disturbio acabó con muchas ventanas rotas y docenas de heridos.

Un mes más tarde las autoridades llevaron a juicio a un editor turco por publicar una novela erótica clásica del escritor francés Guilliame Apollinaire. Irfan Sanci, el editor, fue detenido en virtud de la misma ley anti obscenidad que podría ser utilizada contra los profesores de Bilgi.

Turquía ya ha sido censurada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por condenar a otro editor, Rahmi Akdas, por publicar “material obsceno o inmoral propenso a despertar y explotar el deseo sexual entre la población”. En esa ocasión, el delito fue la traducción de otra novela de Apollinaire titulada “Las once mil vergas” (prohibida en Francia hasta 1970).

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