WikiLeaks, ¿es para tanto?

  • WikiLeaks congregó a 300 periodistas de todo el mundo en la rueda de prensa de la mayor filtración de la historia. La Casa Blanca ha formado un batallón de 120 personas para combatir a la molesta organización dedicada a desvelar sus más íntimos secretos. Pero, ¿es para tanto?

Así fue la rueda de prensa de la filtración más grande de la historia
Así fue la rueda de prensa de la filtración más grande de la historia

WikiLeaks lleva en marcha desde 2007, pero no fue hasta este año cuando logró captar la atención de medio mundo. Primero fue la publicación de un vídeo que mostraba presuntamente cómo el Ejército de EEUU abatía por error a dos empleados de Reuters. Los militares les dispararon desde un helicóptero al confundir su equipo de trabajo –una cámara- con rifles.

Pero el órdago tardó un poco en llegar. Desde que el vídeo salió a la luz en abril, pasaron tres meses hasta que la organización de Julian Assange puso sobre la mesa más de 92.000 documentos clasificados sobre la acción de EEUU en Afganistán.

Lo que demostraban esta vez era que los talibanes eran más poderosos que nunca, una información nada oportuna cuando Barack Obama había anunciado la retirada de las tropas para el año que viene en contra de lo que opinaban necesario los republicanos. Y encima no hacía más que demostrar que la inversión de 300.000 dólares en la guerra con Afganistán no habían dado sus frutos.

Obama trató de mantener la compostura argumentando que los documentos eran viejos, pero unos días después el Pentágono pidió a WikiLeaks que hiciera el favor de entregarle los 15.000 documentos sobre Afganistán que aún mantiene en la recámara. La solicitud fue en balde.

Hace una semana llegó la última ola de informes. Esta vez son sobre la guerra de Irak, cubren los años de 2004 a 2009 y demuestran, entre otras cosas, que el Ejército de EEUU conoce los métodos de tortura y los asesinatos que cometen policías iraquíes pero calla. El número de documentos se ha multiplicado y en este caso asciende a 400.000.

Por si todo esto fuera poco, WikiLeaks ha puesto su particular guinda en el pastel de la denuncia con un nuevo vídeo que muestra supuestamente cómo militares de EEUU disparan desde un helicóptero a un insurgente que trata de rendirse desde tierra.

Los números engañan, pero la información vale la pena

No es que todos los cientos de miles de documentos del Pentágono sean pruebas irrefutables de crímenes de guerra o de silencios interesados de la diplomacia, ni mucho menos. De hecho, muchos de los informes sacados a la luz no constan más que de unas escuetas frases de comunicados que se mandan los militares entre sí, muchos reflejando lo que ya conocemos por las noticias y en la mayoría de los casos los nombres e incluso el número de víctimas no ha trascendido.

Pero los documentos han sido suficientes como para poner a Washington en alerta y crear un grupo de 120 personas para combatir las filtraciones de una organización sin ánimo de lucro que asegura que lo único que quiere es que salga a la luz la verdad. Incluso algún hacker llegó a robar las claves de acceso a WikiLeaks por unas horas. También han bastado para que muchas personas, especialmente las críticas con el Gobierno de Obama, teman seriamente por la seguridad nacional.

La organización ya ha nombrado a su siguiente víctima: Rusia, el otro gran gigante. El Kremlin no se ha pronunciado al respecto, pero Putin y Medvédev pueden echarse a temblar. Teniendo en cuenta que WikiLeaks se centra en guerras y temas bélicos, el conflicto de Chechenia, Osetia del Norte y todo el Cáucaso Norte podrían estar fácilmente en su punto de mira. Aunque Assange ha indicado que no las nuevas filtraciones no afectarán solo al Gobierno ruso, sino también a los empresarios de ese país. Rusia, prepárate.

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