La Píldora Económica

¿Por qué no discutimos el escenario del cambio climático sin maximalismos?

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¿Por qué no discutimos el escenario del cambio climático sin maximalismos?
L.i.

Si queremos hablar de un mundo neutral en CO2 en 2050, no se puede dejar de estudiar cómo será el entorno y la transición global hacia ese año porque según sea, o según se prevea que sea, hay que tomar unas u otras decisiones de inversión, muchas de las cuales solo tienen resultados a largo plazo y son intensivas en capital, con lo que un error puede conducir a una gran pérdida económica o a no alcanzar el objetivo de descarbonización. Una gran parte de lo que ocurra en el mundo energético y del CO2 dependerá de las políticas energéticas de muchos países y estas dependen también mucho de cómo de rico sea el país y, sobre todo, de los costes que se puedan permitir. Y esto ya nos lleva a pensar que tenemos que ser pragmáticos.

Es fundamental tener un escenario realista central de lo que puede ocurrir de aquí a 2050 y no una discusión de que hay que hacer para alcanzar una meta aspiracional, que muy probablemente no se va a alcanzar. Así, si se trabaja en analizar qué probabilidad tiene el Badajoz de ganar la Champions en 2050 y que tenemos que hacer para ello, alguien nos podría decir que estamos perdiendo el tiempo, pero que analicemos primero la probabilidad de llegar a primera y si ello es viable, es distinto (ojo el Extremadura de Almendralejo lo logró, y tuvo un gran entrenador que luego lo fue del Liverpool).

Esto de forma exagerada es lo que está pasando en las políticas de cambio climático. No deberíamos centrarnos en metas inalcanzables de reducción de CO2 que nos pueden llevan a decisiones equivocadas. Debemos trabajar con un escenario central y trabajar sin fundamentalismos. Pensar que debemos prescindir ya de los combustibles fósiles está llevando a regulaciones que dificultan su financiación y a una clara oposición mediática y social que se está traduciendo en precios más caros, porque se recorta la oferta pero no la demanda, y se genera una mayor dependencia geopolítica (menor seguridad de suministro). Sirva todo esto para poner de manifiesto mi extrema preocupación como analista y como ciudadano de lo mal que se está gestionando desde el punto mediático y político la transición energética, y cómo esto conduce a una transición más larga y costosa como ahora explicaré, y a pensar menos en temas más apremiantes que requieren medidas ya, como es el problema de la falta de agua y la potencial pérdida de la seguridad alimenticia en Europa en los próximos diez años. (algún día hablaremos de ello)

Hoy en día, desde análisis oficiales a privados se considera altamente improbable que el mundo alcance el cero emisiones netas de CO2. Sin embargo, se sigue intentando decir que sí se puede y que se hará prescindiendo lo antes posible de los combustibles fósiles. Esto conduce a presiones sociales, mediáticas y de reducción de financiación a los combustibles fósiles en los países desarrollados. El resultado, precios altos que encarecen la transición. No olvidemos además que el 70% de la población mundial vive en países donde la energía barata es la única que se pueden permitir ya que no pueden invertir masivamente en fuentes alternativas porque son países que solo pueden acceder a financiación a un coste muy elevado. De hecho, en muchos países se invierte lo mismo en renovables que en 2016, cuando se firmó el acuerdo de París sobre el cambio climático, así que llegar al objetivo con inversiones tan bajas no parece viable.

Hasta China, el máximo inversor en renovables del mundo, reconoce que seguirá aumentando su generación con carbón el tiempo que sea necesario y que solo utilizará mucho más gas si es muy barato. Este es el escenario en el que nos movemos y sobre el que las instituciones públicas se deberían preocupar y analizar más a fondo. Si se hace con atención se percibe que, en los próximos 10 años, mal que nos pese, tendremos que invertir tanto en combustibles fósiles como en renovables, porque los materiales que se necesitan para la fabricación de generadores de la energía descarbonizada son metales y tierras raras en una cantidad al menos 10 veces superior a la actual y para extraerlos y procesarlos necesitamos combustibles fósiles. Y aquí está la clave; la minería y el refino y tratamiento de metales y minerales en general es intensivo en utilización de combustibles fósiles y de electricidad barata. No podemos prescindir por ahora de los combustibles fósiles si queremos la transición. De hecho, esto está pasando porque China sigue intensificando su uso de carbón. Por eso decir que en 2030 deberíamos invertir 5 veces más en renovables que en fósiles para alcanzar el cero neto de emisiones es una irresponsabilidad doble: primero porque no tendrías gasoil para mover los camiones de tierra que necesitas para extraer los metales; y segundo porque los precios del combustible serían tan altos que generarías una recesión mundial. 

Solo unas cifras de la intensidad en metales de las renovables frente a la electricidad generada con gas. Una central de ciclo de gas de 100 MW necesita 300 toneladas de hierro, 100 toneladas de metales especiales y de minerales, y ocupa el espacio de una casa residencial. Para tener la misma capacidad con un parque eólico necesitamos 30.000 toneladas de hierro, es decir 100 veces más, 900 toneladas de plásticos no reciclables, y al menos 1.000 toneladas de metales especiales y de minerales, más de diez veces más. Lleven esto a cifras globales y verán la dimensión del reto.

En España nosotros solo vemos el resultado final de las renovables, - un aerogenerador o una placa solar-. Poco más vemos porque la cadena de producción es prácticamente toda china, salvo la instalación. Si lo viéramos, seríamos conscientes de las cantidades ingentes de carbón y de gasoil que necesita China para suministrarnos. Por lo tanto, decir que no invirtamos en combustibles fósiles y que invirtamos 5 veces más en renovables es un oximorun para los griegos, un 'contradictio in terminis' para los romanos y, permítame un engaño, un error y una barbaridad, hablando en plata. 

Pero no acaban aquí las contradicciones en las que caemos por perseguir el imposible global del cero emisiones netas en 2050. La potencial prohibición de venta de vehículos de combustión interna en Europa llevara a más consumo de combustibles fósiles por dos vías: primero, para tener los materiales -metales y chips- necesarios para esos vehículos consumiremos más combustibles fósiles; y segundo, por la no renovación del parque de automóviles por las clases menos pudientes que seguirán necesitando gasolina y gasóleo en sus coches de vida media de más de 20 años en el 2030. Si hubiera un escenario más posibilista y realista reduciríamos primero el consumo de combustibles vía mayor eficiencia y renovación de flota, y usaríamos los combustibles 'liberados' en la minería, pero parece que las autoridades políticas por ahora no son partidarios. Esperemos que los chinos se lo expliquen, ahora que se habla tanto con ellos.

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