OPINION

La Conferencia sobre el Futuro de Europa se pone en marcha

Fotografía bandera Unión Europea
Fotografía bandera Unión Europea
EFE

El pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo debatirá mañana con los presidentes del Consejo y la Comisión y votará a continuación su visión para la próxima Conferencia sobre el Futuro de Europa.

¿Y qué Conferencia es ésa?, me preguntarán ustedes. ¿Otra cumbre para hablar de los problemas que preocupan a los europeos sin tenernos en cuenta? ¿Se trata de plantear nuestras graves preocupaciones nacionales acerca de los desajustes entre la justicia europea y nacional, sobre una euroorden que no funciona como debe, sobre pueblos que agonizan, sobre la desigualdad que amenaza un modelo de Estado del bienestar desactualizado, sobre nuestra seguridad en un mundo global? ¿Tendrá algo que decir sobre una población que envejece a pasos agigantados, sobre cómo reparar y sanar un planeta herido, sobre un paro juvenil sangrante, sobre cómo vamos a poner al servicio del bien común la Inteligencia Artificial, sobre la honda brecha que enfrenta a los ciudadanos en una sociedad polarizada en la que los algoritmos vulneran nuestro derecho a una información fiable?

Sí, cuando hablamos del futuro de Europa nos referimos a todo eso, y mucho más. La Conferencia es un compromiso y un proceso para modernizar la UE y dar un nuevo impulso a la construcción europea a partir de la visión de los ciudadanos europeos, situándolos en el centro de las discusiones sobre cómo afrontar los desafíos internos y externos que no se tuvieron en cuenta en el Tratado de Lisboa. Esta debería ser una oportunidad única para encontrar propuestas concretas para mejorar la forma en que la UE trabaja. Y no solo en términos de dinámica institucional, sino también de sus políticas. Durante la última legislatura han sido muchos los debates y declaraciones de principios a este respecto. Yo celebro que nos encontremos en un momento de reflexión y de acción positiva sobre nuestro futuro, porque es urgente y necesario.

Me gustaría resaltar que la Conferencia podría conducir, entre otros resultados, al establecimiento de nuevos mecanismos de participación ciudadana y, muy importante, a construir el potencial no utilizado del Tratado de Lisboa (proponiendo, por ejemplo, un cambio de unanimidad a mayoría cualificada mediante el uso de cláusulas pasarela por parte del Consejo) e incluso a un cambio en los tratados (como sería necesario pata otorgar el poder de presentar propuestas legislativas a actores distintos de la Comisión, como el Consejo, el Parlamento y los parlamentos nacionales).

“Quiero que los europeos construyan el futuro de nuestra Unión. Deben desempeñar un papel principal y activo en el establecimiento de nuestras prioridades y nuestro nivel de ambición. Quiero que los ciudadanos tengan su opinión en una Conferencia sobre el Futuro de Europa, que comenzará en 2020 y durará dos años”, anunció la nueva presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, en su discurso de elección ante el Parlamento el pasado mes de julio. El primer paso es que el Parlamento y el Consejo acuerden concepto, estructura, calendario y alcance. El siguiente, diseñar un medio para garantizar que los ciudadanos participen lo más posible, incluso en línea; y el último, asegurar el seguimiento adecuado a las acciones acordadas por la Conferencia.

Me siento muy honrada de ser parte del Grupo de Trabajo "Convención sobre el Futuro de Europa" que ha puesto en marcha la Fundación para la Investigación sobre el Derecho y la Empresa, Fide. Dirigido por la experta en asuntos europeos Susana del Río, este Grupo, al que estarán puntualmente invitados destacados miembros de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo y altos funcionarios de las instituciones europeas, está constituido por representantes de los ámbitos jurídico, empresarial y académico. Nuestro objetivo es contribuir al proceso con un documento de trabajo consensuado, que recogerá las conclusiones y propuestas fruto del análisis y reflexión que llevaremos a cabo durante nuestras sesiones.

Porque, sin duda, la elección de los temas abordados es el reto fundamental. Ya sabemos que la cuestión de los candidatos europeos o "Spitzenkandidaten" y las listas transnacionales será una prioridad, pues sólo disponer de una propuesta antes del verano 2020 permitirá la modificación de la ley electoral europea y la implementación de nuevas medidas para las elecciones de 2024. Otros posibles temas serían, como apuntaba antes, la iniciativa legislativa del Parlamento, el Consejo como segunda cámara, el Estado de derecho, la votación por mayoría cualificada en el Consejo, la gobernanza económica, las políticas sociales, el registro de transparencia o la creación de un cuerpo de ética independiente. No será fácil llegar a los consensos necesarios para acotar con equilibrio y determinación la lista, pero se trata del desafío más importante.

*Beatriz Becerra ha sido vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE) en la legislatura 2014-2019. Es autora de 'Eres liberal y no lo sabes' (Deusto).

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