OPINION

Crítica literaria: Toni Albà no es Quevedo

El pasado martes 12 de diciembre, el cómico independentista catalán Toni Albà publicó unos versos satíricos a través de un tuit, que causaron cierto revuelo, porque en ellos criticaba y, al final, insultaba a una tal “Inés”, que todo el mundo

identificó con Inés Arrimadas. Salvo él, que al día siguiente dijo, para intentar evitarse problemas, que se refería a la “Invención Natural Escrupulosa Solitaria":

Quan la Inés va en ruta,

les pilotes fora, xuta,

dels fangars en surt bruta,

esquitxada, gens eixuta.

Cuando la Inés va en ruta,

las pelotas fuera chuta,

de los barrizales sale sucia,

salpicada, nada seca.

Es disfressa dins la gruta,

en demócrata es transmuta,

somia que vots escruta

i crida -meus!- la mala puta.

Se disfraza en la gruta,

en demócrata se transmuta,

sueña que votos escruta

y grita “¡míos!”, la mala puta.

Aparte de que sobra alguna coma (entre ‘fora’ y ‘xuta’) y que no se entiende bien la utilización de los guiones en el último verso, lo que más sorprende es la mala métrica utilizada. Se supone que pretenden ser versos octosílabos (al menos son los que más abundan), pero los hay de seis, de siete ¡y hasta de nueve sílabas! ¿Pero qué preceptiva literaria se estudia en la escuela catalana?

Sorprende más en un hombre de teatro, que debería estar acostumbrado a las obras en verso de nuestros clásicos del Siglo de Oro. Pero lo que más

sorprende es el recurso al insulto, que se aleja de la tradición de la poesía

satírico-burlona, caracterizada por su ingenio y en la que se podían decir -y se decían- cosas muy duras en el fondo, pero cuidando la forma.

La ‘mala leche’ es muy hispana

Fueron famosos los epigramas de Marcial (hispano del siglo I, nacido en

Bílbilis, la actual Calatayud), en los cuales se dedicó a criticar los vicios de los personajes famosos de la Roma de su época.

Por ejemplo, el epigrama LII: “Mis versos son míos, defiéndelos”, dedicado a un amigo suyo y en el que por primera vez en la historia se usa el término ‘plagiario’ para avergonzar a otro poeta que hacía pasar los poemas de Marcial por suyos:

Te encomiendo, Quinciano, mis libritos,

si es que puedo llamar míos a los que recita un poeta amigo tuyo.

Si ellos se quejan de su gravosa esclavitud,

acude en su ayuda y ponte a su entera disposición.

Y cuando él se proclame su dueño,

di que son míos y que han sido manumitidos.

Si lo dices bien fuerte tres o cuatro veces,

harás que le dé vergüenza al plagiario.

También frecuentó este género el sevillano Baltasar del Alcázar (1530–1606). Por ejemplo, en su poema “Tres cosas”, en las que se refiere también a una tal Inés, pero con más gracia y respeto que el bardo / burdo Albà:

Tres cosas me tienen preso

de amores el corazón:

la bella Inés, el jamón,

y berenjenas con queso.

Del madrileño Francisco de Quevedo (1580–1645) es famoso el soneto satírico “A un hombre de gran nariz”, que dedicó a su gran enemigo Luis de Góngora y que comienza:

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una nariz sayón y escriba,

érase un peje espada muy barbado.

Juan de Tassis y Peralta, Conde de Villamediana (1582-1622), nacido en

Lisboa, fue muy famoso en su época por sus poemas satíricos, que, al decir de algunos, le costaron la vida. Por ejemplo, el dedicado “A la muerte de Rodrigo Calderón”:

Éste que en la fortuna más subida

no cupo en sí, ni cupo en él su suerte,

viviendo pareció digno de muerte,

muriendo pareció digno de vida.

Toni Albà no es Quevedo

No parece, por tanto, que el poema de Toni Albá pueda encuadrarse en la

mejor tradición hispana (ni catalana) satírico-burlesca; tanto por la descuidada forma, como por el pobre fondo y sobre todo, el zafio insulto final.

Y no es excusa decir que el insulto final viene exigido “por el guión” y por la rima, porque más bien parece que la monótona rima se ha elegido,

precisamente, para terminar con esa ‘traca final’.

Pero, en todo caso y como quiera que, a lo mejor, ya no se le ocurrían palabras que terminasen en esa rima consonante, aquí le sugiero algunas posibilidades, con bien medidos versos octosílabos, acrósticos para más señas:

Tocapelotas, turuta,

ofende, grita, disputa.

no escatimes tu cicuta;

insulta, el veneno esputa.

Afina bien la minuta,

las sílabas recomputa;

buena métrica tributa

a tu pobre cagarruta.

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