OPINION

'Los Nuestros', un regreso frío e incongruente

Los Nuestros Paula Echevarría
Los Nuestros Paula Echevarría

La segunda parte de Los Nuestros ha llegado a Telecinco. Ahora va de una brigada de paracaidistas. Ahora está protagonizada por Paula Echavarría y Rodolfo Sancho. Ahora con más conflicto bélico. Pero, ahora, cuesta entender de qué va la trama, sobre todo en los largos primeros minutos donde nada parece arrancar y poco se entiende. 

El primer episodio es una inconexa sucesión de clichés -con el actor sin camiseta de rigor a la media hora- sin una historia definida que, encima, está cargada de estigmas sociales e incongruencias, tanto idiomáticas como dramáticas. Cuesta entender de qué va, donde están y cualquier tipo de motivación de lo que acontece. Que si Afganistán, que si Siria, que si una cárcel (bueno, una celda), que si unos fusilamientos, que si las viviendas conocidas popularmente como las Colmenas de la M30, que si un barco de anuncio, que si música de tensión. Todo, a lo loco.

Pero da igual, pues Los Nuestros intenta atraer a su público objetivo con una postal de actores que entran por los ojos. Paula y Sancho, que crean interés mediático, a priori perfecto para vender la serie, pues logran muchos likes en redes sociales y abren portadas de revistas. Guapos, con los dientes relucientes. En plena guerra, arrastrándose por el suelo, como si estuvieran protagonizando un anuncio de yogures desnatados en Instagram. Porque también comen yogures. O eso parece en algún momento de la serie. Eso sí, yogures (o lo que sea) en tarros impolutos sin ninguna marca comercial pegada. Será que el personaje que interpreta Paula Echevarría, la sargento Martina, los hace caseros en su yogurtera. Así son más sanos.  

Los Nuestros representa a esa televisión que quiere ser épica pero que, en realidad, es tremendamente fría. Porque ni tiene una interpretación brillante, ni siquiera un guion atrayente. Sólo es batiburrillo de ruido: ruido ambiente, ruido de disparos, ruido de un casting tan telegénico con una dirección superficial, ruido de estigmas sociales sin trasfondo inteligente y reflexivo, ruido de rimbombantes músicas de fondo para marcar la sensibilidad que la interpretación no consigue, ruido para intentar emocionar con ruidos.

Y el ruido puede elevar el share un rato, claro, incluso uno o dos prime times, pero no cala. No traspasa. No aporta. No engancha a la larga. Ya lo hemos visto muchas veces, así que lo olvidamos. Y el estreno de Los Nuestros 2 no cala, no traspasa, no aporta y, peor aún, ni se entiende lo que quiere contar en su arranque. Para eso, mejor dejar esta saga en el recuerdo de su primera parte. 

Mostrar comentarios