OPINION

'Got Talent': sus seis protocolos televisivos para arrasar en audiencias con más fuerza

Hugo Molina, el ganador más pequeño de 'Got Talent'
Hugo Molina, el ganador más pequeño de 'Got Talent'

En televisión se piensa siempre en lo siguiente. Y suele ser un error, pues no hay tiempo de regodearse en lo que funciona en el propio presente. 'Got Talent' ha concluido su nueva edición demostrando que no cae en esta trampa. El programa triunfa en audiencias porque maneja con destreza los tiempos televisivos, sin pausa pero sin prisa.

El primer gran protocolo del audiovisual que no descuida 'Got Talent' es la apuesta sin titubear por el prolegómeno. El formato de Fremantle sabe que para despertar en el público la percepción de acontecimiento único hay que desarrollar un buen previo que proyecte ese nervio festivo que merece el programa. Así, cada gala del show y por supuesto la propia final, ha contado con un preliminar con la intensidad suficiente para generar cierta expectación. 

Pero no basta con plantar un vídeo grabado con los concursantes entrando en el estudio, justo antes de la sintonía de arranque. El siguiente y segundo protocolo está en potenciar más la sensación de gran espectáculo. Eso se alcanza pintando bien en emisión la entrada de los protagonistas de la gala. En 'Got Talent' los cabezas de cartel son el presentador, Santi Millán, y los jueces, que son los otros grandes referentes del show. En esta temporada, Risto Mejide, Edurne, Dani Martínez y Paz Padilla.

Tras la aparición de los jueces, haciendo todo un ritual escénico con un paseillo entre aplausos -después de salir de una gran pantalla abriéndose- y tras saludar un buen rato al público, los minutos de comienzo van aún más allá y se llena el escenario de los personajes de 'El Rey León' con la interpretación del mítico 'El Ciclo Vital'.

'Got Talent' remata la introducción con una actuación apoteósica que llena su escenario, lo que es otro protocolo decisivo. Entonces, la sensación de evento especial en el prime time se multiplica. 'Got Talent' no ha tenido prisa y ha acelerando los primeros minutos del show, pensando que corriendo la audiencia no cambiará del canal. Al revés, este talent ha sumergido al espectador en la atmósfera durante un extenso rato y en tres rotundos pasos: vídeo previo de entrada de los concursantes con punto cómico, aparición perfilando su aureola de estrellas de los jueces y, como remate,  un efervescente 'El Rey León' ocupando de iconografía cada set del estudio.  Con la emblemática canción del musical en versión extendida, sin estreses que acortan para aligerar y acaban aturullando a un televidente que quiere disfrutar y hasta regodearse en lo que sintoniza.

Mogollón escénico para empezar en alto con 'El Rey León'
Mogollón escénico para empezar en alto con 'El Rey León'

Y el jurado aplaude con apasionada cara de asombro. Saben que están enfocados por el plano de reacción. De hecho, el protocolo imprescindible de este talent show está en ellos mismos. El formato construye bien las tramas de los miembros del jurado. De esta manera, 'Got Talent' no sólo es un ir y venir de actuaciones que se pueden ver  sueltas, de forma independiente, al día siguiente 'a la carta'. Los jueces dan unidad al relato del programa con ciertas subtramas, más allá de veredictos rellenos de frases vacías. En 'Got Talent' también hay frases vacías, claro, pero los miembros del jurado entienden que la tele es un espectáculo. No entran en bucle. Van al estudio a enredarse para levantar el concurso y que la audiencia se quede hasta el desenlace para ver si salen por peteneras. 

Pero el público se la sabe todas. Hay que aprovechar cada ventana de visibilidad. Ahí saca 'Got Talent' su quinto protocolo para el éxito televisivo en la actualidad. El programa sigue en emisión cuando no está en emisión. No se obliga al personal a apagar el móvil como sucedía antaño. En sus perfiles en las redes sociales, el jurado muestra en primera personaje entresijos del show. No se guardan muchos secretos. Se alimenta la curiosidad por lo que sucede en plató, como un contenido extra y con un punto participativo, en las redes para recalcar la cita en emisión tradicional. El futuro televisivo del entretenimiento es de los que encienden los móviles, no de los que obligan a poner en un plató los 'smartphones' en modo avión.  Cuanto más entresijo, más se siente partícipe de la emisión el mismísimo espectador. 

Y, al final, ha ganado esta edición de 'Got Talent España' el pequeño Hugo Molina, que sorprendió con su precoz control del tambor a sus dos años. No estaba en plató cuando se ha conocido que había sido el triunfador, ya que por su temprana edad la actuación se había grabado antes del prime time para que se fuera pronto a la cama. Tal victoria era previsible. Era la propuesta que más había llamado la atención. Pero aquí surge el sexto protocolo televisivo: el confeti del adiós. Para culminar el show como merece en el ojo del público es necesario el confeti que inunde todo para que parezca que existe algo que celebrar aunque ni siquiera el ganador esté en el estudio. Pero sí estaba Risto. Porque, esta vez, Risto Mejide no ha abandonado el plató. Cosa que ya, a estas alturas, sería previsible. Tenía que quedarse en la foto final. Al fin y al cabo, 'Got Talent' recuerda que en una televisión con cazatalentos por encima de sus posibilidades tan vital como los concursantes que asombren (en este caso, por su temprana edad) es dotar al programa del clima de fiesta especial. Con la prima vacilona y con el cuñado cascarrabias incluidos. 

@borjateran

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