OPINION

'Gran Hermano' o cómo seguir triunfando después de 'morir'

El tiempo de descuento
El tiempo de descuento

'GH VIP 7'  terminó antes de Navidad envuelto en un agridulce triunfo. El programa de Telecinco se marchó arrasando en audiencias, con una media sin rival de un 32 por ciento de share, pero, a la vez, sufriendo una fuga de anunciantes en cadena, que son los que hacen posible la rentabilidad del show.

Las marcas se bajaron de 'GH' por el regreso al foco mediático del caso de una participante que presuntamente sufrió abusos sexuales hace dos años en otro espacio diferente, aunque del mismo sello, 'GH Revolution'. Una edición que casi pasó desapercibida. Y quedó olvidada. De hecho, consiguió que el 'Gran Hermano' con anónimos desapareciera de la programación por sus malos rendimientos de audiencia.

Como consecuencia, 'GH VIP' se despidió sin aparente fecha de retorno y las luces de la casa de Guadalix se apagaron dejando entrever que el formato padre de la tele-realidad española podría no regresar jamás.

Pero, de repente, sólo unas semanas después, sorpresa inesperada: Telecinco vuelve a abrir la casa de Guadalix de la Sierra. Y mete, de nuevo, a gran parte de los mismos concursantes del 'GH VIP' que termina de concluir. Se reinicia el show para intentar estirar su éxito. No hace falta ni siquiera un nuevo decorado. La casa tal cual. Lo único que ha mutado es el nombre del formato: ha desaparecido por completo la marca de 'GH' para mutarse en un eufemismo.

Ni rastro de las siglas de 'Gran Hermano'. El reality ahora se llama 'El tiempo de descuento'. No vaya a ser que se vuelvan a ir los anunciantes que, ahora, se han quedado con absoluta normalidad porque, aunque todo sigue igual que hace tres meses, el título del programa es otro. Y listo.

Pero, en realidad, todo es idéntico en la casa de Guadalix. Demasiado idéntico. El reality se ha convertido en un bucle sin fin.

No se ha evolucionado ni la mecánica. Las nominaciones de siempre, las pruebas surrealistas de siempre, los ritos de siempre. Sólo falta que entre Payasín a lanzar tartazos al personal, que aparecerá el día menos pensado.

Quizá se podía haber dado la vuelta a ciertos conceptos del reality y, en vez de expulsar en negativo, como es tradición, salvar a favoritos. También se podía haber introducido a algún fichaje estelar para desengrasar la convivencia de los últimos meses. Nada de nada. Todo sigue igual, pero de saldo. 

Y la audiencia no lo castiga. Al contrario, responde con buenos datos de audiencia (este domingo, 'El tiempo de descuento' ha hecho máximo con un 18,2 por ciento de share y 2.092.000 espectadores), a pesar de que las tramas son aburridamente repetitivas. Es el triunfo de una comunidad de fieles que ha construido Telecinco que no exige demasiado a su canal favorito: se conforman con un culebrón estirado hasta la extenuación.

La fórmula de GH evade al público con el suministro de una buena dosis de dimes y diretes en vivo y en directo desde una casa que siempre está en guardia para rellenar cientos de horas de todos los canales de Mediaset.  Aunque, ahora, paradójicamente, mejor no decir 'Gran Hermano'. Pero, ¿por cuánto tiempo se evitará utilizar 'GH'?

Porque la audiencia es buena, pero no tan buena como el original 'GH'. En su modelo de televisión actual, Telecinco no puede perder uno de sus emblemas, junto a 'Supervivientes', si aspira a conquistar grandes audiencias más allá de aquellos habituales televidentes que siempre están ya en la cadena. Hasta los realities necesitan un concepto creativo contundente que les proyecte socialmente más allá de la polémica de la pelea básica o, al final, acabarán quedándose atascados. Así sucede con 'El tiempo de descuento': mueve audiencias por inercia, sí, pero no logra relevancia influyente en el interés de los públicos transversales. 

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