OPINION

La Lotería de Navidad: la asignatura pendiente de un éxito televisivo

Lotería de Navidad de TVE
Lotería de Navidad de TVE

El Sorteo de la Lotería de Navidad es un acontecimiento televisivo que rompe las audiencias a pesar de ser, paradójicamente, antitelevisivo. Una emisión monótona, con un ruido repetitivo (¡miiil euros!)  pero que, sin embargo, atesora la poderosa tensión de esa emoción por soñar que te puede tocar el Gordo en cualquier instante.

Aunque la fuerza del sorteo del 22 de diciembre no está sólo en la posibilidad de ganar un premio grande e ir a celebrarlo a la puerta de la administración de lotería de turno, la fuerza del Gordo sobre todo está en que es una tradición social implacable. No hay escapatoria, no vayas a ser el único que no te toque la pedrea de tu entorno.

Y, como interiorizada tradición, TVE sigue siendo la cadena que es históricamente la preferida para seguir el sorteo. La cadena pública pone las cámaras e intenta poner su fulgor como antaño. 

Cierto es que hubo unos años en los que todas las privadas peleaban por hacer partícipe a su audiencia de tal magno evento. Pero no tenían nada que hacer. La elegida mayoritariamente, congregando vertiginosas cuotas de pantalla, era La 1. 

En este 2018, en el ámbito nacional, La Sexta ha sido la única cadena privada en realizar un programa especial. Un canal tan pegado a la información en directo no podía faltar a esta cita con las bolas de la suerte. El público ha interiorizado que si sucede cualquier acontecimiento noticioso ahí está La Sexta para narrarlo, también en lo que a bombos se refiere. Pero, esta vez, lástima, no ha estado Ferreras retransmitiendo a los niños de San Ildefonso. Eso hubiera sido la revolución televisiva.

No obstante, como saben que lo tienen difícil contra La 1, La Sexta ha sido hábil a la hora de crear contenido extra para aportar un complementario valor añadido a su emisión. Una vez más, han optado por grafismo en pantalla. Mucho grafismo. Todos los premios rotulándose en directo, incluso los menores, a medida que iban saliendo, como estrategia para atrapar el interés del espectador. Buena idea a priori, un currazo de redacción y que es barato. No requiere gran inversión económica. Pero en cómputo global la emisión ha sido más fría.

La Sexta, El Gordo
La Sexta se ha diferenciado de TVE con más información en pantalla en directo.

El problema es que, con tanta saturación de números, el grafismo no aporta demasiado porque no se entiende bien. Bueno, aporta ruido visual para que el ojo del espectador no se relaje, que también es crucial en la tele de hoy. Aunque la Lotería de la Navidad no necesita tanto ese ruido visual. Porque tiene otros elementos por exprimir. A ellos vamos.

La inercia de TVE

Marisa Paniagua, realizadora emblemática de TVE -realizó el Un, dos, tres... al lado de un minucioso Chicho Ibáñez Serrador-, ha demostrado su maestría en construir una emisión de la Lotería elegante con un sorteo que, aunque no lo parezca por aquello de que nos hemos acostumbrado por la tradición y no somos objetivos, es más tosco visualmente que glamouroso. Pero este año la línea visual de TVE lo ha hecho más acogedor de ver. Buena fotografía. Sin farfolla, pintando un retrato cálido a través del rostro de los niños de San Ildefonso.

La realización ha sido lo mejor de la retransmisión.  TVE mantiene grandes equipos de realización con una experiencia que debe aprovechar más, también en especiales de informativos: para engrandecer los detalles que cuentan mejor la historia. Y ahí, más allá de grafismos, el Sorteo de la Lotería Nacional debería ser tratado por las cadenas que lo emiten, especialmente por Televisión Española, como un programa más, no como una retransmisión que se graba desde fuera, como si la cadena fuera ajena al contenido.

Más que en el dato del premio -que es importante, pero el público ya coloca su décimo en los buscadores que tienen todos los medios-, el poder narrativo del Gordo está en contar más las tramas que se esconden alrededor de los bombos. Así, se enriquecería el devenir del sorteo. ¿Cómo? Con primeros planos de reacción de los asistentes. Con sus rostros de sorpresa y emoción. Con la ingenuidad de ese español folclórico que se sigue disfrazando por Navidad. También faltan planos de contexto, que podrían mostrar embellecido el gran patio de butacas del Real. En definitiva, que den épica a una emisión que ya no puede quedarse en una mera emisión. No sólo hay que ver el bombo, hay que poner más contexto mientras gira el bombo.

El periodismo no sólo es el dato: el dato sin relato no se entiende

Al final, el icónico Teatro Real se ve feo en el Sorteno Nacional de la Lotería porque las cadenas de televisión sólo graban el sorteo, no lo convierten en el formato que puede ser. Un formato con una coralidad de protagonistas con nervio, imperfección y hasta decepción: cómo se preparan los niños, cómo entran a escena, cuál es su historia.

Falta dibujar mejor las tramas de los protagonistas más allá de los lugares comunes y las frases hechas cada 22 de diciembre. Ahí hay camino creativo por recorrer. Porque el motor de la televisión no es la inercia, es la creatividad.  Y el periodismo no sólo es el dato, ese número del premio en este caso, el buen periodismo es el relato. Y el sorteo está envuelto de por sí por mucho relato que mostrar. Y hoy no hemos visto.

Otra cosa es que para mostrar ese relato hace falta más tiempo de preparación y, como consecuencia, más presupuesto para poner equipo donde la retransmisión que graba los bombos no llega. Pero TVE lo debería aprovechar para impulsar su marca en tiempos en los que la cadena es menos referencia que antaño, porque no todos los días la cadena pública logra el jugoso escaparate que propicia el sorteo de la Lotería de Navidad.  Eso no está pagado ni con El Gordo. 

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