ANÁLISIS

La story de Instagram que delató al participante de 'La isla de las tentaciones'

Son parejas a la caza de la celebridad más fácil e inmediata, dispuestas a prácticamente todo para alcanzar esos cinco minutos de popularidad. 

Rosito antes de arder.
Rosito antes de arder.
Borja Terán

Rosito era un muñeco. Rosito era un peluche que acompañó a Mayka, una de las novias de esta temporada de 'La isla de las tentaciones', desde que era niña. Hacía ya semanas que el programa nos había presentando al oso como personaje secundario en la habitación de Pablo, el novio de Mayka. Él y algunas de las solteras habían bromeado ya con torturar a Rosito, lo cual había generado el berrinche de Mayka al ver esas imágenes en una de las primeras hogueras. Porque con Rosito no se bromeaba, que era muy importante para ella. Así nacía una trama que semanas después tendría su colofón catártico.

Mayka nunca había abandonado a su simpático amigo de felpa, que era de color rosa, de ahí que lo llamara Rosito en un ataque de ingenio. Hasta que se lo cedió a Pablo como prueba de amor para que se acordara de ella durante su separación en 'La isla de las tentaciones'. Pero finalmente Rosito acabó en la hoguera. Pablo, tras varias semanas comprobando que su chica le abandonaba progresivamente por otro, cogió el osito, se levantó y, muy previsiblemente, lo arrojó al fuego. El morboso momento era el golpe de efecto que buscaba el programa, claro, para incendiar las redes sociales. Esta vez lo del incendio fue demasiado literal.

El despecho quemó a Rosito. Aunque, en realidad, a ninguno de los protagonistas del reality parecía importarles demasiado el destino del oso. La novia dijo "no lo hagas", pero sin demasiado dolor. Si tan importante era Rosito para ella, bien podría habérselo impedido. Pero Pablo caminó como un autómata rumbo a la hoguera, pensando más en crear el momento televisivo que en otra cosa.

El día de la emisión de la quema de Rosito, el propio novio que lanzó al muñeco a la fogata, compartía en su Instagram una imagen del fin del peluche con el rótulo "Historia de la TV". Ya días antes había enseñado también en su Instagram una camiseta con Rosito y el hashtag #prayforRosito, anunciando que esas camisetas estaban a la venta. Pablo se mostraba pletórico, anticipando el gran desenlace. Y cuando llegó el momento, se vino arriba afirmando en sus stories haber logrado un instante para la posteridad. O eso cree él. Porque, en verdad, esto se olvidará en solo unas semanas.

Story en la que autocalifica de 'historia de la tv' su propia quema de un muñeco.
Fragmento de la story de @pablonezdj en donde  autocalifica de 'historia de la tv' su propia quema de un muñeco.

Borja Terán

Nunca sabremos cuánto de "guion" hay en esta quema de oso, si lo de acabar con Rosito fue idea de un Pablo ávido de memes o fue sugerido o inducido por los artífices del programa en busca de un final que hiciera vibrar a los espectadores. Los mismos que, en capítulos posteriores, probablemente animaran a Pablo a regalar otro peluche a su ex para estirar la trama y tibiar la situación.. Pero, en cualquier caso, lo que queda claro es que cualquiera que participe en un reality de estas características se resabia rápidamente sobre lo que creen que funciona en televisión y alimenta la bestia de las redes sociales.

Esta story en Instagram fardando de tal fechoría delató al participante prototípico de 'La isla de las tentaciones'. Son seres hambrientos de fama, con pocos escrúpulos con tal de mantenerse el mayor tiempo posible entre los pasillos de Mediaset. Al final, el amor es lo de menos en 'La isla de las tentaciones'. Son parejas a la caza de la celebridad más fácil e inmediata, dispuestas a prácticamente todo para alcanzar esos cinco minutos de popularidad y convertirlos en presencia en platós y en otros realities, decenas de miles de followers, acciones publicitarias en sus stories (ya están todos y todas anunciando gafas de sol, restaurantes de sushi, maquillajes...) o sumando público que pague su OnlyFans (varios ya se han abierto uno para comerciar con sus intimidades). Aunque para ello haya que incinerar sin piedad a un entrañable peluche.

Y lo peor es que se creen que hacen "historia de la televisión" a la mínima, porque ven que las redes sociales lo aplaude y jalea. Como si fuera tan fácil hacer historia en un tiempo en el que claramente se abusa de esta expresión como un gag más de Twitter. Se hace "historia de la televisión" cada vez que Isabel Pantoja llama a un programa, cuando Marta López entra en un plató para sorprender a Alfonso Merlos, cuando una mujer grita en la puerta de la casa de Joan Ramón Mainat... Quizá haya que preguntarse mejor cómo de efímera será esta nueva "historia de la televisión" o, simplemente, si merece siquiera ser recordada más allá del mero trending topic puntual.

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