OPINION

Lo que conserva 'MasterChef Celebrity' que ha perdido 'Gran Hermano VIP'

Ana Obregón en 'MasterChef'
Ana Obregón en 'MasterChef'

Telecinco ha decidido competir firmemente con el estreno del infalible 'MasterChef', colocando el arranque de una nueva edición de 'Gran Hermano VIP' frente al arranque de la nueva edición 'Celebrity' del talent culinario de TVE. Aunque, en realidad, la reapertura de la casa de Guadalix de la Sierra ha resultado de todo menos nueva.

Porque 'Gran Hermano' ha comenzado como si no hubiera terminado 'Supervivientes'. O como si sólo fuera un capítulo más de la interminable trama de Telecinco, donde da lo mismo que los famosos estén en una isla que en una casa. En los primeros minutos de 'GH VIP', Jorge Javier Vázquez se ha acercado a Omar Montes, ganador del reality de náufragos, en el mismo plató de siempre con algunos retoques, y ha parecido como si el verano no hubiera pasado y todos sintiéramos un constante déjà vu. Y después han ido entrando los concursantes en la casa, muchos con conflictos previos entre ellos, más o menos forzados, más o menos reales. Pero ¿esto es 'GH VIP' o 'GH Dúo'?

Telecinco ha entrado en un bucle de culebrón sin fin en el que si no eres experto en los programas del canal, todo puede parecer tremendamente repetitivo. Nada sabe a estreno, todo huele a continuidad. Es la antítesis de 'Masterchef Celebrity' que, en su retorno esta noche, ha vuelto a transmitir frescura y novedad, aunque nos sepamos de sobra su dinámica. Lo consigue porque, a diferencia de GH, su casting de personajes sí que respira glamour y/o celebridad. Están poco o nada vistos fuera de su ámbito profesional y los hay para todos los gustos. No sólo para un determinado tipo de público, como sí ocurre con el casting de Telecinco.

La reputación de 'MasterChef Celebrity' (y los cachés que paga) logra convencer a personalidades de primer nivel que se atreven a salir de su área de confort para meterse entre fogones y demostrar su arte culinario. Y el público aprende mientras ellos también evolucionan y mejoran.

Pero, además, 'MasterChef' no se relaja y transmite a su público que ha comenzado una edición irrepetible. Los primeros minutos del show han roto con lo previsible, enfrentando a los concursantes a un jurado sobreactuado que ha destruido sus primeros platos con crueldad. Un gag inicial rematado con Ana Obregón y Tamara Falcó llegando a esa peculiar audición en metro -no se lo creen ni ellas- y siendo las favoritas de los jueces. De esta forma, el programa descoloca al espectador ya en los primeros minutos, estableciendo un tono cómico que no estará reñido con la dureza imprescindible de los jueces, para después dar comienzo al talent show en sí, con pruebas de cocinado fácil que ya han perfilado debilidades y fortalezas de los concursantes. Destacan especialmente la comedia de Yolanda Ramos, la destreza televisiva de Ana Obregón -siempre poniendo la cara que necesita la cámara- y la ingenuidad de Tamara Falcó, que va a ser una revelación por su espontaneidad sin filtros.

"La cocina es pasión, chispa, rollo, vida", ha dicho esta noche Jordi Cruz al juzgar un plato que había quedado insulso. Y lo cierto es que estas características también se aplican al propio programa. 'MasterChef' sigue desprendiendo pasión, chispa, rollo, vida. No necesita drama fácil, ni conflictos traídos de casa ni a concursantes en teoría famosos a los que cuesta ubicar. 'GH VIP' continuará satisfaciendo a su público potencial que no suele fallar, pero, por más que cambie decorados de la casa o haga entrar a una concursante a la casa por un conducto de aire acondicionado del que cae 'Mistol', lo tiene más que complicado para sorprender a estas alturas. O quizás es que ya ni lo intenta porque no lo necesita..

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