OPINION

Lo que cuentan los vídeos virales acerca del tiempo que vivimos

Aquí no hay quien viva cuarentena
Aquí no hay quien viva cuarentena

Las redes sociales probablemente sean el sueño imposible e incluso inimaginable de un gran magnate de la televisión clásica: no tener que invertir en contenidos, pues es el propio espectador el que nutre la parrilla de oferta. Es el propio espectador el que crea la historias. Y lo hace gratis.

El Estado de alarma al que asistimos por la crisis sanitaria del coronavirus también se tendrá que analizar en el futuro a través del comportamiento de los usuarios de las redes sociales. Las otras protagonistas de la pandemia. A veces, canalizan la ira. En ocasiones, movilizan el temor. Muchas, dan voz a la indignación. La mayoría, nos comunican entre sí y visibilizan realidades. Y siempre, también e inevitablemente, son un trampolín para el ego.

Las redes son una forma de estar en contacto dentro del aislamiento, pero a la vez han popularizado una tendencia: la de grabarlo todo. Mejor si es con un punto emocional para que sea más visto y logre muchos retuits.

Consciente o inconscientemente, necesitamos comunicar. Pero, ¿existe límite a la hora de decidir qué comunicar? Parece que cada paso debe estar inmortalizado con un vídeo. Que parezca casual, aunque en realidad esté meditado. Lo grabamos todo. Incluso cuando se grita desde los balcones a gente que camina por la calle. Sin saber por qué camina. Y lo graba el que grita: saca el móvil y se siente reportero intrépido que luego correrá a colgar el vídeo. Hasta las fuerzas del orden público suben vídeos de cómo paran a personas que se están saltando las reglas. El mismo día del comienzo del Estado de alarma vimos videos de personas perdidas siendo regresadas a casa. Y ahí, de nuevo, se encauza esa furia que, en el fondo, es un bálsamo para sentirte superior grabando lo que está supuestamente mal. Aunque no sea esa tu función.

¿Son necesarios estos vídeos? Algunos dirán que para dar ejemplo hay vídeos que son relevantes. Otros dirán que sirven para hacer una denuncia. Aunque en el fondo, son más bien fruto de una sociedad que se ha percatado de que todos podemos tener un papel protagonista y unos miles de retuits y visionados. "En el futuro, todo el mundo será famoso durante 15 minutos", dijo un profético Andy Warhol. Lo estamos viviendo.

¿Pero qué grabar? ¿La intimidad del contrario? No, la creatividad propia. Porque el púlpito de las redes sociales también nos deja, por suerte, a esos vecinos con la ilusión de animarse y animar recreando en su fachada la sintonía de 'Aquí no hay quien viva' o a cantantes saliendo a su ventanal para realizar un concierto con el espectacular (y desconocido hasta ahora) eco del patio de vecinos.

Y es que en las redes, como en la televisión de siempre, la buena imaginación es lo que diferencia a lo que aporta del sensacionalismo con afán de protagonismo. Y en eso todos nos estamos convirtiendo en entretenedores a través de nuestro centro emisor llamado teléfono móvil. Por más que cada día nos cueste más distinguir lo que hacemos porque sí de lo que hacemos porque queremos enseñar que lo hemos hecho.

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