OPINION

Lo que deben estudiar las facultades de periodismo de la noche electoral de RTVE

Especial TVE
Especial TVE

El periodismo crece con la creatividad. Es una máxima que TVE ha puesto en práctica en su especial en la noche de las elecciones generales de este 10 de noviembre. La cadena pública podía haberse quedado en lo de siempre: que si enviados especiales en los partidos, que si una última conexión con un colegio electoral, que si análisis de los expertos. Pero, además, los profesionales de TVE han discurrido para enriquecer el ritual habitual de un largo informativo de estas características. No se han quedado en un programa verbal que podría retransmitir la radio y han hecho televisión con cuatro acertadas liturgias que son claves para no caer en el obstáculo de la previsible rutina.

1. Siempre crea una atmósfera desde un epicentro emblemático

TVE ha transformado la cabecera de su informativo especial en un prólogo perfecto para sumergir al espectador en el clímax de una noche electoral. Ha huido del vídeo con un resumen previsible de los últimos meses y ha optado por una rápida coreografía de haces de luz, movimientos de cámara y proyecciones de pantalla que iban mostrando a los diferentes candidatos de los partidos políticos mientras sonaban declaraciones relevantes de ellos y otros representantes públicos. Así se ha radiografiado con claridad, brevedad y cierta épica el choque que ha llevado a España a unas nuevas elecciones generales en medio año. Y, a la vez, de esta forma, se ha presentado a la audiencia las posibilidades del decorado en el que se realiza el programa, instalado en el nuevo Estudio 6 de Prado del Rey.

Con este ritual escénico, se informa de un vistazo y, también, se presenta al ojo del espectador un amplio y emblemático lugar como epicentro de la información. La audiencia interioriza que en esta noche se van a utilizar todas las artes del oficio televisivo al servicio de la narrativa periodística: cambios de luces, encuadres de imagen, gráficos, pantallas y la realidad aumentada que digiere los datos de una manera más atractiva, además de dotar de más ritmo a la emisión a través de diferentes animaciones. Todos estos ingredientes, bien mezclados, y TVE los ha mezclado muy bien esta noche, proyectan la relevancia del canal con fuerza y encima dan más versatilidad a la retransmisión. No es repetitiva visualmente, pues exprime el alto y ancho espacio escénico.

2. Siempre indaga más allá del argumentario de la trinchera política

Presentado por Ana Blanco y Carlos Franganillo, lo inteligente del especial de RTVE es que ha optimizado la narración puramente informativa y analítica de la noche electoral con entrevistas a otros protagonistas que no están en el lado más previsible del discurso de la batalla política. Por el Estudio 6 de Prado del Rey ha pasado desde Paloma Santamaría, ujier jubilada del Congreso -que ha aportado un prisma más cotidiano de los políticos-, a Adela Cortina, filósofa y catedrática en ética -que ha reflexionado con Ana Blanco sobre como cultivar el diálogo requiere tiempo- Y quizá, paradójicamente, el tiempo actual no tiene ese tiempo. Un inspirador encuentro que define la esencia de la televisión pública como compañía audiovisual que documenta la historia de nuestro país dando voz a referentes que otorgan herramientas para entender mejor la complejidad en la que está inmersa una sociedad que la compone la gente, no sólo los partidos.

Filosofía en una noche electoral.
Filosofía en una noche electoral.

También por el plató ha pasado el ex ministro de hacienda Cristobal Montoro. Charlas sin prisa con opiniones reposadas para aportar otras (sabias) aristas a la noche.

3. Siempre contrastar. Incluso con cierta travesura que genera vínculos de complicidad con el espectador

Matrícula de honor para TVE cuando ha enfrentado a sus contertulios de cabecera a los pronósticos que hicieron hace seis meses sobre lo que iba a pasar después del escrutinio electoral del 28 de abril. En ese instante, la cadena ha dividido la pantalla. A un lado, el pronóstico. Al otro lado, la imagen en directo de la reacción del experto viéndose a sí mismo explicando su futurible. La cara de Pedro J. Ramírez mirándose como afirmaba, en el anterior especial, que había investidura segura de Pedro Sánchez ha sido una estampa de brillante televisión. TVE ha relativizado a sus expertos, enfrentándoles a su maldita hemeroteca, contrastando sus presagios con la realidad.  Una idea poderosa que recuerda que los pronósticos son sólo pronósticos.

Pedro J y el juego televisivo de la hemeroteca de TVE
Pedro J y el juego televisivo de la hemeroteca de TVE

Junto con las entrevistas, este juego televisivo ha servido para distinguirse de cadenas rivales y ganar influencia con contenido original propio en ese rato en el que aún no hay datos oficiales y es fácil caer en la especulación. 

4. Siempre la televisión es trabajo en equipo (una buena dirección y coordinación)

El especial de RTVE ha representado la televisión que coordina con destreza los equipos. Porque la televisión es trabajo en equipo. Todos los engranajes del programa han estado bien engrasados con carisma y una constante riqueza de detalles. Sin tener complejos a la hora de utilizar las luces, que iban variando dependiendo de las necesidades del momento y la realización, que cambiaba su intensidad con ritmo pero sin aturdir al espectador. Así el maratón de programa ha sido menos monótono de seguir. Se ha optado por una atrayente variedad constante de planos de cámara tradicionales -algunos con cierta osadía artística- y, a la vez, como es ya habitual, dividiendo la pantalla en varias señales para que el espectador sintiera que la cadena estaba conectada con todos los lugares de la noticia. Esa fusión de realización clásica con un punto artesanal, desde un amplio plató, con la multipantalla y un grafismo dinámico que estaba estéticamente bien ordenado, ha favorecido una muy rica experiencia de visionado.  Da la sensación de que ha existido un astuto trabajo previo de planificación para que nada fallara y todo fluyera. Y, claro, en la televisión en España no estamos ya acostumbrados a ensayar. Las cosas fallan porque improvisamos por encima de nuestras posibilidades. En tele, es imprescindible ensayar para, luego, contar con más soltura lo que es imposible atisbar. 

Franganillo y Blanco, por su parte, han sabido comunicar y moderar logrando la máxima de hacer parecer fácil lo difícil. Saben escuchar. Saben explicarlo. Como también sabe escuchar el realizador, que se nota que estaba atento a cada movimiento, dentro y fuera del plató, con una agilidad tranquila para que las imágenes, en directo, respiraran el tiempo suficiente para que el espectador no se perdiera esos detalles latentes que existen antes y después de los discursos o en la comunicación no verbal que también son relevantes y que, a veces, son anulados por el estrés. Muy crucial esto último.

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En directo también en Youtube

Un especial que se ha podido ver en directo por La 1 y, a la vez, por las redes sociales y Youtube. Porque TVE ha entendido que el espectador ya no sólo va a la emisión tradicional, mejor si la televisión pública (al no ser meramente comercial) también acude a las plataformas donde está consumiendo el caudal informativo el propio espectador.

Pero, sobre todo, este especial transmite que en RTVE han tenido tiempo para pararse a pensar en un momento en el que las empresas audiovisuales no cuentan con demasiado margen para preparar e innovar en este tipo de formatos. Como realizan otras grandes televisiones públicas de nuestro entorno, el especial informativo de este 10 de noviembre se ha atrevido a cierta creatividad para, por encima de la lógica intensidad del escrutinio, dotar de más pluralidad y perspectivas a la retransmisión tradicional e intentar encontrar un relevante sello propio. Y, al final, se ha pensado más en el espectador que en los políticos. Eso es el periodismo: explicar contextos con agilidad, honestidad, claridad pero, también, atreviéndose a cierta imaginación que evoluciona el guion preestablecido o impuesto. TVE, esta noche, lo ha conseguido desde una modernidad a la altura de la amplitud de miras de los grandes grupos de comunicación internacionales.

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