OPINION

'OT 2020': cómo remediar las (pesadas) galas de La 1 de TVE

Gala 1 OT 2020
Gala 1 OT 2020

Operación Triunfo' es un programa que define hacia dónde va la medición de audiencias. La influencia real de un espacio televisivo ya no sólo se evalúa por el dato del día después del resultado en espectadores tradicionales, también es vital analizar con perspectiva el consumo multiplataforma que despierta el programa o serie y, como consecuencia, la conversación social que genera.

En este sentido, la aportación de 'OT' a TVE es jugosa: incorpora a la televisión pública a un sector de público que en los últimos años no están en ls cadenas clásicas. Este programa logra la atracción juvenil que intentan sin demasiada suerte otras televisiones públicas europeas, como la BBC. 'OT' arrasa en Youtube y en redes sociales. 'OT' acerca TVE a las nuevas generaciones.

Pero este hito no es suficiente si el espectador objetivo del programa no asocia tal contenido a la cadena que lo produce. El canal 24 horas, además de retransmitir en directo una escuela televisiva, debe ser una plataforma que otorgue cierta visibilidad a otras inversiones de TVE, que pueden interesar a ese mismo público. No sólo basta con que la vida en la Academia invite a los usuarios de Youtube a ver la tele de siempre, La 1,  sólo durante la gala de prime time, que es la puesta de largo de lo que preparan en las clases y ensayan en los pases de micros.

Pero tampoco 'OT' está logrando mejorar su audiencia tradicional en la noche del domingo. Un 12.6 por ciento de cuota de audiencia y 1.866.000 espectadores definen que el buen rendimiento en Youtube y debate en redes sociales todavía no se está traduciendo en audiencias en la televisión convencional. En parte es lógico. Aunque el programa propulse el seguimiento entre los jóvenes, un formato con un perfil de público tan definido suele sufrir en su media de cuota de pantalla si no propicia un interés extra. Lo que no es malo, simplemente es un valor diferencial.

-DESCONEXIÓN ENTRE LAS GALAS Y LA ACADEMIA

No obstante, las emisiones en prime time no calan socialmente porque existe una desconexión. La Academia y las galas parecen dos formatos completamente diferentes. Incluso, en ocasiones, parece que plasman universos diferentes. Ya que la gala no aborda conflictos a los que el fiel seguidor asiste con pasión desde las redes sociales. No existe naturalidad a la hora de mostrar en La 1 lo que se ve en Youtube, cuando el fenómeno de 'OT' se sustenta en una emisión cómplice sin demasiados tabúes. Y, en la última gala, todo sonaba a tabúes. 

-RESETEAR LA MACÁNICA DE LAS GALAS

Las galas de 'OT' deben reinventarse más a fondo para atraer la atención a tono con su tiempo, como sí ha conseguido la emisión de la Academia. Ya no tiene sentido tanto video de resumen de la convivencia, el espectador quiere ver lo que sucede en directo con sus propios ojos.

A diferencia de antaño, el público no necesita que le sobreexpliquen las personalidades de los concursantes, prefiere ver su actitud en acción e ir sacando sus propias conclusiones en el devenir del directo. Para perfilar roles y actitudes, están las entrevistas de Roberto Leal y las argumentaciones del jurado, que deben ser asequibles y no sobreactuadamente técnicas. Véase Nina y la logopedia. 

Encima el programa sigue demasiados protocolos 'buenrollistas' que suenan huecos y repite demasiado conceptos -¡van a componer, van a componer, van a componer, van a componer!-, propiciando la desconexión de la audiencia. Así, el formato en vez de proyectar la sensación de acontecimiento imperdible se tuerce en un show pesado.

El espectador quiere ver las actuaciones y escuchar las sensaciones que despiertan. Nada más, nada menos. No es un objetivo fácil, claro que no, pero las galas deben ser más transparentes y huir de presentaciones largas. Muy largas. No es necesario nombrar la hora todo el rato. Ni deliberaciones de jueces que parecen más discursos de político buscando votantes. Al final, los discursos políticos nos hacen desconectar. El público quiere consejos prácticos y accesibles para entender lo que ha sucedido en el escenario, el progreso del talento y la superación de la imperfección. 

Por eso, el público aplaude cuando aparece Noemí Galera en emisión. No da rodeos y se deja llevar por una espontaneidad honesta. La directora de la Academia dice lo que está bien o mal con una complicidad de tú a tú, sin mirar a nadie por encima del hombro. Y el público entiende la evolución de los participantes con transparencia, sin circunloquios engolados.

'OT' es un gran formato por su mezcla de música, sorpresa, talento, rebeldía juvenil y su capacidad de inspirar a sus concursantes y a la audiencia a través de la fuerza del descubrimiento. Y eso es lo que deben de ser también las galas: más rebeldes y menos protocolarias.  El público de hoy busca que los prime times estén vivos, que en emisión sucedan acciones que le aporten, que le descoloquen, que le emocionen, que le hagan pensar. El público espera que la gala arranque con un subidón musical y acabe con un chute emocional. El público no quiere interminables conversaciones de ascensor. Hace buen día hoy, son las 23.35h., una hora menos en Canarias.

Borja Terán.

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