OPINION

Por qué los libros están prohibidos en los reality shows de convivencia

Ana Guerra leyendo en 'OT 2017'
Ana Guerra leyendo en 'OT 2017'

El decorador colocó un libro en el decorado de la casa de un reality show y, entonces, uno de los concursantes se puso a leer. Saltaron las alarmas: "¡qué alguien saque el libro de ahí!", gritó un responsable del formato. Rápidamente, la novela desapareció. No podía haber libros en el set. Y no es un sacrilegio contra la cultura. El inconveniente es otro bien diferente.

Los realities shows buscan la combustión de la convivencia. Si los participantes se aíslan leyendo, no generan contenido más allá de una imagen fija. De ahí que rápidamente tal libro se sacara del plató. Nada de leer, esto va de convivir.

Diferentes realities, como 'Gran Hermano' u 'OT', sí que han introducido libros como acciones puntuales. De cara a la galería, GH apostó por la lectura como consecuencia de la insistencia de Mercedes Milá pero, a la hora de la verdad, en la rutina de la casa de Guadalix de la Sierra no existe de forma calculada ningún libro en la escenografía o el programa se convertiría en una biblioteca que no generara dimes y diretes.

Lo mismo sucede con 'Operación Triunfo', donde se decidió cerrar con un candado el cuarto -sin cámaras- para que no se escondieran los concursantes en la habitación. El programa va de compartir la vida, si te ocultas en vericuetos no defines ese todopoderoso vínculo que propicia que la audiencia te sienta cercano y se implique contigo. Terminas esfumándote del recuerdo colectivo nada más acabar el concurso. 

Otra historia bien distinta es el universo de realities estilo 'Gran Hermano', donde existen cámaras por todos los lados. No hay escapatoria. Por eso aquel día en el que alguien se colocó un libro dentro de la casa, como decoración, no cayó que alguien lo podía coger y ponerse a leer. Hecatombe: los concursantes de GH también pueden leer. Aunque lo disimulen muy bien.

Pero, claro, si se pasan el día leyendo no hay buen programa porque, a priori, habrá menos cohabitación entre los seres de la casa. Al final, imaginarán más en los mundos de la creatividad escrita y se pelearán menos por los roces de la convivencia.. O eso se presupone en el manual del buen reality-show.. No obstante, quizá, el gran giro de este tipo de realities es introducir una sala de lectura.. Entonces, igual son hasta más sorpresivos e seguramente más inspiradores. Lo corrobora imagen de Ana Guerra leyendo en 'OT 2017'. Una estampa que puede parecer monótona pero que, en verdad, era muy televisiva porque su comunicación verbal contagiaba una sonrisa de felicidad. 

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